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2024: ¡a las calles otra vez!

De manera desastrosa termina el Gobierno de Alberto Fernández, quien hace 4 años asumió con el discurso grandilocuente de “empezar a terminar con el patriarcado”. 

Muy lejos de haber mejorado las condiciones de vida de las mujeres y diversidades del pueblo trabajador, ya las estadísticas de 2022 fueron contundentes: las mujeres ganamos en promedio un 28,1 % menos que los varones, la tasa de desocupación de mujeres es del 7,8 % mientras que la de los varones es de 6,1 %, somos mayoría en trabajos informales que vulneran nuestros derechos laborales y nos exponen a situaciones de abuso. 

Se consolida un fenómeno latinoamericano de “feminización de la pobreza” que este Gobierno fue incrementando debido a sus políticas económicas y sociales contrarias al pueblo trabajador. Sin inversión de presupuesto acorde y sin medidas contundentes para combatir todos estos males, con el solo hecho de decirlo, nada se soluciona. Así es como los femicidios persistieron en el tiempo, pero dejaron de ser noticia y ya nadie se sorprende cuando vemos una mujer desaparecida o muerta.

Pero no todas fueron causas perdidas: gracias a la movilización de años conseguimos la legalización del aborto. Lo logramos tomando escuelas y universidades, cuando nuestros compañeros varones que estaban movilizados también por sus reclamos tomaron los nuestros, y así, en unidad y en la calles,  evitamos la muerte de cientos de mujeres pobres en condiciones terribles. 

Cuatro años sin soluciones para las trabajadoras

Hubo todo un período de Gobierno para atacar los problemas, pero estos siguieron profundizándose. Solo cuando Sergio Massa ya era candidato a Presidente prometió tomar medidas para “eliminar” la brecha salarial, además de construir los jardines maternales necesarios para que las mujeres pudieran salir a trabajar dejando sus hijes en un lugar seguro y estatal. 

Recién en campaña se acordaron de hablar de las mujeres trabajadoras, mientras en todo su mandato Alberto y Cristina Fernández siguieron pagando religiosamente la Deuda Pública fraudulenta. Millones que debían estar al servicio de solucionar nuestros problemas fueron a parar al FMI y demás buitres.

Milei y Villarruel vienen por todas las conquistas

El nuevo Presidente y su Vice dijeron la verdad en su campaña: vienen por todas nuestros derechos. Necesitan derrotar a la clase trabajadora y eliminar todo lo conquistado con años de lucha, también los avances que las mujeres y diversidades nos hemos ganado. Quieren someternos e imponer un plan de ajuste feroz que los patrones necesitan para ganar cada vez más a costa de que tengamos peores condiciones de vida.

Varios de los próximos ministros han sido parte de la campaña “de los pañuelos celestes” antiderechos e integran la familia católica, tales como Sandra Pettovello en Capital Humano (el súper ministerio) o Carlos Torredell en Educación. Pero quien representa lo peor es la propia Vicepresidenta Victoria Villarruel, abogada defensora de la Dictadura Militar genocida, contraria a los derechos de los pueblos originarios y que ha expresado claramente su intención de derogar la IVE (Interrupción Voluntaria del Embarazo), además de demonizar la ESI (Educación Sexual Integral). 

Todo esto pueden decirlo e intentar hacerlo porque las direcciones no tuvieron una política para unir a la sociedad en relación a estas cuestiones. Las conducciones sindicales y políticas del movimiento obrero y mujeres, afines al Gobierno de Alberto y Cristina Fernández, abandonaron toda pelea en estos 4 años, dejando solas a las trabajadoras y disidencias enfrentando la violencia machista, los femicidios, la pobreza. Quienes se dicen feministas siguen pronunciando un discurso de división respecto a nuestros compañeros trabajadores, alejándonos cada día más de lo que necesitamos realmente: que tomemos de conjunto todos los reclamos de las mujeres y diversidades en un pliego común de reivindicaciones que la clase obrera lleve adelante.

Construir desde abajo para luchar por lo nuestro

Direcciones como la CGT, la CTA, las organizaciones sociales como la UTEP, la colectiva Ni Una Menos, han demostrado que luchar no es su camino.  No podemos confiar en estas direcciones para repeler los ataques que se van a venir, ni para organizar la auto defensa ante la represión que ya anuncian Milei y su comitiva. 

Las mujeres y diversidades deberemos ser parte del frente de cada batalla, defender nuestros puestos y condiciones de trabajo, la escuela y salud públicas de nuestros pibes, la comida de cada día, cada derecho que hemos logrado como la IVE o el cupo laboral travesti trans. Nos falta mucho pero partimos de lo ganado.  Tenemos que ir preparándonos en cada fábrica, cada lugar de trabajo, cada universidad, cada escuela o barrio, porque cuando se disipe la bruma de ilusiones que vendieron en las elecciones, solo va a quedar la realidad: en 2024 la única salida es la organización conjunta con nuestros compañeros trabajadores, la coordinación en cada barrio y escuela. Preparar la lucha para defendernos es la tarea fundamental.