El lunes 29/9, se realiza la movilización por el Día de la Despenalización del Aborto en América Latina y el Caribe que se conmemora los 28 de septiembre cada año.
Las trabajadoras debemos movilizarnos para denunciar la ausencia de los Estados, en complicidad con la Iglesia, que dejan pasar las muertes de mujeres cada año, a causa de abortos clandestinos mal realizados.
En América Latina y el Caribe, 800 mujeres cada día pierden la vida por complicaciones durante el embarazo, el parto y el postparto. La mayoría de esas muertes son evitables.
Uno de los Objetivos del Milenio de la ONU en 1990 fue reducir la mortalidad materna un 75% para 2015. Hoy, los números están muy lejos de aquella meta. A pesar de gobiernos que se reivindican progresistas y hasta socialistas, sigue siendo la región más desigual del mundo, donde el 93% de los abortos son inseguros, y el embarazo adolescente no para de crecer.
Argentina: el mismo relato contado hace años
En nuestro país los datos hablan mejor que muchas explicaciones: según el Ministerio de Salud se realizan más de 500 mil abortos por año. Por un lado es un gran negocio de la salud privada y un privilegio para las mujeres que pueden pagar. Por otro, el aborto inseguro constituye la principal causa de muerte materna, con cifras que llegan a casi 200 muertes por año. En total tenemos unas 9000 mujeres menos desde la apertura democrática hasta hoy, muerta por causas evitables.
La presidenta Cristina ha manifestado su oposición personal a legalizar el aborto. El Papa argentino, los ha definido como “crímenes abominables”.
El Gobierno y la Iglesia no solo castigan dejando abandonadas a su suerte a las mujeres que abortan en condiciones peligrosísimas, sino que avalan penas injustas y reaccionarias, como es el caso de tres mujeres jujeñas, hoy encarceladas por esta razón.
El Estado tampoco da opción a las mujeres cuando desean ser madres. Ante la ausencia de jardines maternales gratuitos, hacemos malabares para conseguir un empleo o poder seguir estudiando y cuidar a nuestros hijos, y muchas veces no lo logramos.
La dékada del doble discurso
Algunas políticas, que la movilización del 2001 obligó a que el kirchnerismo tomase, tales como la Ley de Salud Reproductiva y Procreación Responsable, la Ley de Educación Sexual, el fallo de la Corte Suprema de la Justicia Nacional, que reglamentaba el aborto no punible y otras, aunque son insuficientes, hubieran significado una mejoría en la situación de las mujeres. Pero la falta de fondos, de personal y de recursos convirtió prácticamente en nulas esas normas.
Y los sucesivos proyectos de ley por la despenalización del aborto vienen perdiendo estado parlamentario desde el 2007 en un Congreso con mayoría kirchnerista.
La Deuda o la vida: luchar por el derecho a elegir libremente la maternidad
La Deuda Externa de la Dictadura, que todos los gobiernos vienen pagando, ha significado años y años de entrega a costa de nuestro acceso a una vida digna. A las mujeres trabajadoras nos han quitado aun más, y seguirán atacando nuestros derechos si no nos organizamos junto a todos los trabajadores por el ¡No al pago de la deuda!
Con el dinero que reclaman los fondos buitre, se podría aplicar un programa nacional de emergencia para extender las licencias por maternidad, paternidad y familiares enfermos que costaría aproximadamente ese valor ($13.674 millones según datos oficiales).
Con la plata de la deuda podría instrumentarse un plan integral de salud con el presupuesto necesario para poder ponerlo en marcha, con asistencia para la madre y el niño y que contemplara educación sexual, anticoncepción gratuita y el aborto legal y seguro en el hospital público.
Para poder lograrlo, tenemos que organizarnos y convencer a nuestros compañeros hombres, de que también lo tomen en sus manos y que sea planteado como parte del programa contra el ajuste del Gobierno. Debemos exigir a las CGT y a las CTA que no sigan dando la espalda a la situación que la mayoría de las trabajadoras enfrentamos y padecemos.