Fecha establecida por la Organización Mundial de la Salud, que la define como “un estado de bienestar físico, mental y social en relación con la sexualidad y las relaciones sexuales, que requiere un enfoque positivo y respetuoso, así como la posibilidad de tener experiencias placenteras y seguras, libres de toda coacción, discriminación y violencia”.
Creemos que es muy importante promover el cuidado de nuestra salud sexual y reproductiva, pero que no siempre podemos llegar a hacerlo, ni tampoco tenemos en cuenta ciertas cuestiones, que intentaremos nombrar en esta nota y qué política necesitamos para luchar por una plena salud sexual.
No podemos hablar de salud sexual y reproductiva si no se toma en cuenta el contexto que nos impone el propio sistema capitalista y sus herramientas ideológicas, como el machismo, para avasallar sobre nuestros cuerpos y condiciones de vida. Quien nos toma como objetos, como mercancía, somos tomadas como simples envases reproductivos y el derecho a un pleno goce de nuestra sexualidad está prohibida en este sistema, sobre todo para las mujeres de los sectores populares, producto de dichas condiciones.
Según la OMS cada día más de 1 millón de personas en el mundo contraen alguna enfermedad de transmisión sexual (ETS), así como también advierte acerca de las causas de mortalidad que se agravan durante la pandemia y siete millones de mujeres, en 114 países de ingresos bajos y medios, podrían perder el acceso a anticonceptivos y con ello embarazos no deseados. A eso sumado la cantidad de personas gestantes que antes de la pandemia le era difícil acceder a los métodos anticonceptivos. Además, en muchos países, incluyendo Argentina, el aborto no es legal y la ley de Interrupción Legal del embarazo no se cumple. Por eso, el aborto legal, seguro y gratuito en el hospital sigue siendo una necesidad urgente para las mujeres y disidencias de la clase trabajadora: ¡Aborto legal para que nuestras niñas no sean madres ni haya embarazos adolescentes no deseados! Pelear por una maternidad deseada es un derecho y mas en este contexto de pandemia, donde hay gran reducción de camas, servicios de control prenatal y posparto e insumos necesarios, así como la falta de empleos estables para cubrir todas las necesidades básicas de cada familia obrera.
Otro aspecto es la falta de educación sexual integral, la cual representa grandes riesgos de contagios de ETS, producto de la falta de información sobre cuidados anticonceptivos, pero también el poder reconocer la diferencia entre una caricia de un abuso, mayormente en las edades mas pequeñas. Y salir del marco binario, reconocer y aceptar la existencia de otras personas que no se perciben como hombres o mujeres, las personas de la comunidad LGTBI tienen los mismos derechos y deben ser ejercidos, y su lucha debe ser tomada por el conjunto de les trabajadores.
Pero la realidad es mucho más dura, por ejemplo, las mujeres trans y travestis, cuya expectativa de vida no supera los 35 años, no pueden realizar cuarentena debido a que la mayoría de ellas están en situación de prostitución, expuestas a sufrir de lleno la violencia machista, contraer enfermedades de transmisión sexual o contagios de COVID-19, y muchas veces no son atendidas en los sistemas de salud por su condición sexual, por lo tanto no hay un acompañamiento efectivo por parte del Estado.
Estos problemas se profundizaron con la pandemia y dejo al descubierto la situación de miseria que nos somete el sistema capitalista. Por lo tanto, pensar en un pleno goce de nuestra salud sexual en dicho sistema es sumamente difícil porque no nos brinda las condiciones necesarias para realizarlo. Porque luchar por nuestra salud no significa solo evitar enfermedades o tener acceso a anticonceptivos, sino pelear por una vida digna, por alimento, por vivienda, por trabajo, por una educación, cultura y salud publicas al servicio del pueblo trabajador. Significa pelear por un mundo superior, un gobierno de les trabajadores.
Para avanzar hacia ese camino es necesario organizarnos y seguir dando batalla por el derecho al aborto legal, por una maternidad deseada, por la aplicación y ampliación de la ESI, no solo es las escuelas sino en todos los niveles educativos, por empleo digno para todes, contra la violencia machista en todas sus dimensiones y por un sistema de salud público en condiciones óptimas. Hay que poner sobre la mesa el rol que vienen cumpliendo las direcciones feministas, como el Ni Una Menos o el tan nombrado “Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad de La Nación” si realmente están a favor de la vida de las mujeres trabajadoras o acatan el pacto social. Desde Lucha Mujer y el PSTU consideramos que claramente se alinean detrás del pacto social, que exista un Ministerio no garantiza de por si solo el cumplimiento y conquista de derechos, tenemos muchos ejemplos acerca de ello (1). Necesitamos medidas concretas y para eso urge la necesidad de tomar los problemas en nuestras manos y discutir un plan como salida a nuestras penurias, lo cual implica pasar por arriba no solo a las direcciones feministas que no se ponen a la altura de nuestra lucha, sino a las centrales sindicales que nos atan de pies y manos, vendiéndonos a las patronales. Así como también es importante y urgente exigirle al gobierno de Alberto Fernández que deje de destinar plata al pago de la deuda externa y el impuesto a las grandes fortunas y multinacionales, quienes se llenan los bolsillos a costa de les trabajadores, así esa plata sea destinada a cubrir las necesidades mas urgentes de las mujeres y disidencias del pueblo trabajador.
(1) http://nuevo.http://nuevo.pstu.com.ar/wp-content/uploads/2014/09/trotskyarchivo.jpg.com.ar/la-falsedad-de-la-hermandad-de-las-mujeres/