40 AÑOS DE MALVINAS: REFLEXIONES Y DEBATES

El 14 de junio de 1982 se rendían en Puerto Argentino las tropas argentinas comandadas por el General Mario Benjamín Menéndez y terminaba así la guerra de Malvinas. En números anteriores (1) desarrollamos el contexto previo a la guerra, los principales acontecimientos durante el curso de la misma hasta la derrota ante el imperialismo inglés, y la política, programa y actividad del PST, sección argentina de la entonces recién fundada Liga Internacional de los Trabajadores – Cuarta Internacional (LIT-CI). Aquí nos centraremos en el balance y principales conclusiones de esa guerra anti-imperialista y distintos debates que se abrieron y aún continúan sobre esta. 

 

Los medios de comunicación masivos y los dirigentes de los partidos patronales vienen machacando desde hace décadas con la conclusión de que fue una locura ir a la guerra contra el imperialismo. Han instalado como “sentido común”, la idea de que la superioridad militar y económica de las potencias imperialistas hace imposible vencerlas.  Por supuesto no explican cómo fue posible entonces la derrota del imperialismo francés en Argelia (1962), o del yanqui en Vietnam (1975), Irak (2007) y Afganistán (2021) entre otros muchos ejemplos (2). Esta visión es por supuesto interesada. Buscan grabar a fuego en la conciencia del pueblo trabajador la idea de que no es posible rebelarse contra las imposiciones del imperialismo y no queda más que resignarse a su saqueo y su dominación. Este fue el núcleo de los argumentos de todo el  Frente de Todos (FdT) en los recientes debates sobre el acuerdo con el FMI, ya que tampoco el kirchnerismo fue más allá de una renegociación, y se negó a plantear la ruptura con el Fondo y el No Pago de la fraudulenta e ilegítima Deuda Externa.  

¿Por qué se perdió la guerra?

Junto con proponer un programa socialista y revolucionario para derrotar al imperialismo, el PST denunciaba las claudicaciones de la Dictadura durante el conflicto.  Por eso desde el final mismo de la guerra planteaba que esta se perdió  por la desastrosa conducción militar y política de la misma, y no por la superioridad británica. (3)

Como lo atestiguan numerosos documentos, entre ellos el informe de la Comisión Rattenbach (4) y las posteriores declaraciones de Galtieri a Clarín (5) los militares nunca pensaron en iniciar una guerra. Este fue el primer error de cálculo. No entendieron que por más agradecido que estuviera el imperialismo por sus serviles servicios contrarrevolucionarios, su acción estaba cuestionando el orden mundial imperialista y sentaba un gravísimo precedente: un país semicolonial estaba recuperando por la fuerza un enclave imperialista. Esto abría la puerta a que otros países sometidos hicieran lo mismo con otros territorios usurpados, a la expropiación de propiedades imperialistas y al desconocimiento de  deudas externas usurarias a bancos y organismos financieros internacionales. Por eso la reacción de Gran Bretaña fue inmediata.(6)  Junto con eso, la guerra le era útil a la Thatcher que se venía debilitando por la resistencia obrera y popular a su plan neoliberal. 

El segundo error, una vez declarada la guerra por los ingleses, fue no hacer una guerra total para vencer.(7) Por supuesto eso implicaba la movilización y armamento de toda la población en condiciones de combatir, la expropiación de las propiedades inglesas y de todos sus socios imperialistas, empezando por EEUU, dejar de pagar la Deuda Externa, tomar prisioneros a CEOs y capitalistas imperialistas, aceptar la ayuda en armas y hombres de los países que la ofrecieron (Perú, Cuba, Libia por ejemplo) y exigirla de la ex URSS y otros ex Estados obreros que podían suministrarla. Pero Galtieri y la Junta Militar eran los representantes políticos de la cipaya burguesía argentina, socios menores de la expoliación imperialista, y por este carácter de clase estaban incapacitados para desarrollar a fondo ese programa anti-imperialista. 

La otra alternativa desde ese punto de vista era retirarse sin combatir, la salida que propiciaba el “mediador” yanqui Alexander Haig (8). Pero el gran escollo para esta salida era el tercer y letal error de Galtieri: intentar manipular al movimiento de masas apelando a su movilización en apoyo a la recuperación de las islas. Esto detonó una imparable movilización revolucionaria anti-imperialista que se extendió luego a varios países latinoamericanos. (9)

El cuarto gran error de cálculo de los militares, derivado de los anteriores, fue creer que con la ocupación de Malvinas lograrían una sobrevida para el agonizante régimen. Pero las guerras siempre sacan a la luz la podredumbre de los regímenes. Así el “feudalismo militar” que había caracterizado el “Proceso”, donde se repartían entre las tres fuerzas el control y la rapiña del aparato estatal, continuó durante la guerra impidiendo un mando unificado. A esto hay que sumarle la corrupción y el vergonzoso robo de lo recaudado para el fondo patriótico para hacer negociados, el maltrato y hasta la tortura a los soldados. 

De este modo la Dictadura cayó en su propia trampa. De un lado recibió el ataque militar del imperialismo que la obligó a ir a una guerra que no quería. Del otro desató una movilización de masas que le impedía retroceder. Así, terminó haciendo una guerra a medias y se autocondenó a la derrota.

Por otra parte, tal como explica un reciente artículo de la LIT-CI (10), en los últimos años han surgido testimonios como el del almirante Sandy Woodward, comandante de la flota británica. Él reconoce que la aviación argentina les había infringido serios daños, que la flota británica no era la adecuada para esa guerra y que pensó que podían ser derrotados. 

¿Se conquistó la “democracia” gracias al triunfo imperialista?

Otra idea que han instalado los medios y partidos patronales es que los militares debieron retirarse del poder y convocar a elecciones por su derrota en la guerra. Es decir que deberíamos agradecer haber sido derrotados por el imperialismo inglés porque de lo contrario estos habrían seguido gobernando muchos años más. 

Antes de entrar en el debate sobre las causas de la caída de la Dictadura genocida hay que señalar que, tal como planteaba Trotsky, la derrota de un país semicolonial ante el imperialismo somete con nuevas cadenas a éste a su dominación nada democrática.(11) Luego de la guerra tenemos una base de la OTAN instalada en las Malvinas y otra yanqui en Neuquén frenada por ahora por la movilización popular de hace unos años. Las Fuerzas Armadas (FFAA) argentinas están más sometidas que antes al control imperialista, ya no se fabrican más misiles Cóndor y la fábrica militar de aviones de Córdoba fue entregada a una empresa yanqui y desmantelada. No sólo eso, el endeudamiento con la banca usurera imperialista ha continuado aumentando exponencialmente desde la Dictadura y con todos los gobiernos del período democrático. También avanzó la entrega de nuestros recursos energéticos, tierras y empresas del Estado a capitales imperialistas. Hoy además el 70% de las principales empresas del país pertenecen a dichos capitales. Similares consecuencias tuvo también para el resto de Latinoamérica donde viene avanzando hace décadas con distintos ritmos y desigualdades la recolonización imperialista. 

Por último el triunfo inglés también tuvo consecuencias reaccionarias hacia el interior de Gran Bretaña. Se fortaleció la “Dama de hierro” que logró quebrar la histórica y heroica huelga de los mineros del carbón y avanzar con sus planes de reconversión, privatizaciones, ataques a las conquistas laborales y desocupación. Se debilitó también la lucha del pueblo irlandés contra la ocupación inglesa de Irlanda del Norte. 

La movilización revolucionaria de las masas derrotó a la Dictadura.

No compartimos el relato de un régimen sanguinario que se repliega haciendo una maniobra táctica después de una derrota militar y convoca a elecciones atendiendo el reclamo popular. La realidad fue bien distinta y por eso es importante que las nuevas generaciones que no vivieron ese período puedan conocer los hechos. 

En verdad al comenzar la guerra la situación del país y del movimiento de masas cambió abruptamente. A partir de la movilización popular detonada torpemente por los militares se pasó de una situación de brutal represión como la del 30 de marzo de 1982 a debatir abiertamente en las calles, lugares de trabajo y estudio sobre la guerra y la situación del país. Se  realizaban actos y movilizaciones, muchas semiespontáneas, se organizaban comités de solidaridad para recoger donaciones de sangre, dinero y víveres para los soldados, etc. Como en el mito de Pandora, la Dictadura destapó un torbellino que ya no pudo volver a encerrar. Como explicaba Nahuel Moreno, fundador de nuestra corriente nacional e internacional: 

La movilización de masas comenzó contra el imperialismo inglés, continuó contra el yanqui, estrechó lazos con los pueblos latinoamericanos, y por último, ante la vergonzosa capitulación, terminó enfrentando al propio Galtieri y a la Dictadura en general, por ineptos y traidores en la conducción de la guerra, como ocurrió cuando las masas silbaron e insultaron a Galtieri en una concentración popular en Plaza de Mayo, al grito de “los pibes murieron, los jefes los vendieron”, el 15 de junio. (1982: Comienza la revolución). Sólo este proceso global puede explicar que esa movilización relativamente pequeña aunque violenta, haya provocado la caída de Galtieri y de toda la Junta. En realidad ese fue el golpe de gracia. 

Con la disolución de la Junta de Comandantes desapareció la principal institución del régimen y durante semanas no hubo un nuevo gobierno. El Gral. Bignone sólo pudo asumir por el apoyo de la Multipartidaria y se abrió allí un período de libertades democráticas. El régimen contrarrevolucionario semi-fascista había caído. Había triunfado una revolución democrática (12), pero para que avanzara hacia una revolución socialista era necesaria una dirección revolucionaria del movimiento obrero. Esa carencia del proceso revolucionario permitió a la burguesía y sus partidos reconducirlo a una salida meramente electoral y así continuar manteniendo a nuestro país en los marcos del capitalismo semicolonial. La construcción de esa dirección obrera y revolucionaria es la gran tarea pendiente para lograr nuestra segunda y definitiva independencia que sólo será posible con un gobierno obrero y popular. 

NOTAS

(1)AS Nueva época Nº1 y Nº2.

(2) En la segunda posguerra hubo también guerras de liberación anticoloniales en gran parte de África y Asia que conquistaron la independencia de numerosos países. 

(3) Palabra socialista Nª 40, 20/6/82.

(4) Fue la comisión militar que investigó y juzgó la actuación de los mandos militares durante la guerra. 

(5)”Yo era el niño mimado de los norteamericanos (…) Yo a lo que jugué fue a la alternativa de la no intervención de EEUU.” (Galtieri) Clarín 2/4/83. Citado en Malvinas prueba de fuego.

(6) También tuvo el respaldo unánime no solo de EEUU sino de todo el imperialismo europeo, expresado en la resolución 502 de la ONU (además del silencio cómplice de la ex URSS y China que no la vetaron).

(7) “A la Argentina no le interesa derrotar a Gran Bretaña” (Canciller Costa Méndez), La Prensa 10/5/82. Citado en Malvinas prueba de fuego.

(8)Alexander Haig era el Secretario de Estado de EEUU.

(9) Como el mismo Galtieri reconoce en el citado reportaje, propuso en una reunión de la Junta un plan de retiro escalonado,  pero todos coincidieron en que “no había margen político interno para ejecutar eso (…) por el estado de euforia que se vivía en la población.” Ídem (5).

(10)  https://litci.org/es/a-cuarenta-anos-de-la-guerra-de-malvinas/ 1/4/22.

(11) “Entrevista con Mateo Fossa”. León Trotsky,  septiembre de 1938.

(12) Nahuel Moreno denominó así a las revoluciones políticas que derriban regímenes dictatoriales pero no llegan a cambiar el carácter de clase del Estado, que sigue siendo capitalista.