El último documento consensuado por distintas organizaciones de mujeres en la Asamblea de #NiUnaMenos de junio de este año, y leído durante el acto, plantea la reivindicación de los derechos de las “trabajadoras sexuales”. Desde Lucha Mujer-PSTU no lo firmamos por cuestiones de fondo con las que venimos polemizando con el resto de las agrupaciones de mujeres, entre las que queremos incluir ahora ésta (Ver Nota: http://www.http://nuevo.pstu.com.ar/wp-content/uploads/2014/09/trotskyarchivo.jpg.com. ar/http://nuevo.pstu.com.ar/wp-content/uploads/2014/09/trotskyarchivo.jpg-no-firmo/ )
Entre las distintas organizaciones políticas y de mujeres hay varias posturas sobre la prostitución; nos referiremos a la abolicionista y a la reglamentarista. Las reglamentaristas sostienen que
la prostitución es un trabajo, que debe ser reglamentado y regulado por el Estado como cualquier otro trabajo, ya que eso garantizaría el cumplimiento de los derechos laborales de las mujeres, trans y travestis que lo ejercen. Y sostienen además que ejercer la prostitución estaría dentro del derecho a decidir sobre nuestros propios cuerpos. Las abolicionistas, en cambio, sostienen que debemos hablar de prostituyentes y mujeres en “situación de prostitución”, de trata de personas y tráfico de mujeres y que se debe perseguir legalmente al prostituyente, lo que para estos sectores incluye tanto al fiolo como al cliente. En ese sentido señalan la responsabilidad del Estado como partícipe necesario y cómplice de someter a las mujeres a esta situación, garantizándolo a través de sus distintas instituciones como la policía, la legislación y el poder judicial.
¿QUÉ DECIMOS LOS MARXISTAS SOBRE LA PROSTITUCIÓN?
La prostitución está directamente relacionada con la explotación sexual, la mercantilización del cuerpo femenino y la violencia contra las mujeres. Ante la miseria creciente, sin alternativas, miles de mujeres son sometidas a la esclavización de sus propios cuerpos para sobrevivir.
En nuestro país hay varios proyectos de ley que van en el sentido de reglamentar la prostitución. Son llevados adelante, por la asociación AMMAR (Sindicato de mujeres Meretrices) con el aval político de fuerzas como el FPV,por ejemplo. Florencia Kirchnerexpresó en una entrevista radial que las “trabajadoras sexuales: son muy divertidas. Me parece que, a pesar del estigma, hay que tomarlas como ejemplo. Pararse, luchar, estar abiertas al diálogo”. No entendemos lo “divertido” de someterse sexualmente para comer; lo que ella llama estigma es la esclavitud de un sector muy grande de mujeres pobres. Las experiencias de países que reglamentaron la prostitución demuestran lo contrario de lo propagado por los proyectos que estos sectores defienden, que serían la solución a los problemas de persecución y hostigamiento que sufren las prostitutas por parte de la policía.En realidad lo que pasó en estos países es que aumentó la trata de mujeres y las condiciones de las prostitutas son peores. Un país capitalista emblemático, Suecia, en donde existió la legalización hasta 1999, tomó una decisión drástica y cambió su legislación.
La prostitución es ahora considerada como una violencia contra las mujeres, niñas y niños y un problema social significativo. La prostitución es la esclavitud del cuerpo de la mujer. En los proyectos de reglamentación presentados la idea que subyace, es que el sexo y la mujer son mercancías. Se rompe la idea de la mujer como sujeto social, sustituyéndola por una “cosa”, expuesta al comercio sexual, donde ella tiene que someterse, impregnada por una naturalización del machismo y la sumisión. Más allá de lo “progresista” que suene llamar a la prostitución como trabajo, no es lo mismo que una relación entre el patrón que explota la fuerza de trabajo del empleado para producir una mercancía o un servicio. Esto es porque es imposible comercializar el sexo sin comercializar a la persona. La propia mercancía (cuerpo) es el medio de producción (cuerpo). Entonces, no se trata de la venta de la fuerza de trabajo, sino de la esclavización del cuerpo de la mujer que se transforma en propio objeto mediante pago. La regulación de la prostitución como profesión va de la mano con la degradación del capitalismo, en la búsqueda desenfrenada para explotar y obtener ganancias, donde todo pueda ser comercializado, incluso, las relaciones sexuales. En la inmensa mayoría de los casos las mujeres no tienen ningún derecho a elegir, ya que la necesidad de supervivencia se impone al deseo de prostituirse, contando los casos de las jóvenes que emigran a la ciudad y no encuentran trabajo, como las pobres de los barrios que ante la desesperación por la miseria se entregan a un “vecino” por un sachet de leche para sus hijos.
¿CUÁL ES LA SALIDA ENTONCES?
Prostituirse lejos de representarla libre decisión sobre el propio cuerpo significa desdoblarse en dos, y entregar el cuerpo como si no te perteneciera, como si fuera de otra. Y se naturalizan hasta lo detalles más mínimos para soportar la degradación constante día tras día. Tu cuerpo no te pertenece, no se siente, no se conecta con el deseo, porque es la única forma de soportarlo
emocionalmente.
Las marxistas no estamos en contra de las mujeres que en este momento ejercen la prostitución. Consideramos que son mujeres que sufren condiciones de vida en las que el machismo y el capitalismo se cruzan de la manera más cruda y se ensañan con sus cuerpos. Apelamos, a la fortaleza de esas mujeres que hoy no ven otra salida para parar la olla de sus hogares, y les decimos que son necesarias de este lado de la pelea. No en contra de ellas, sino a favor de todos los trabajadores.
Creemos que hay que defender cada una de las causas de las mujeres, trans y travestis que son perseguidas, criminalizadas y violentadas por la policía y el sistema judicial. Pero les decimos bien claro que queremos la verdadera libertad de nuestros cuerpos, que para terminar con la degradación que conlleva la prostitución junto con defenderlas de la persecución debemos luchar por terminar con la explotación de la mayoría de la humanidad, debemos seguir exigiendo que las mujeres, travestis y trans tengan acceso a trabajos dignos, con salarios igualitarios, que debe haber posibilidades para todas las jóvenes que desean trabajar, Que debemos educar en las escuelas sobre nuestra sexualidad de manera científica y no sexista, que debemos terminar con la cosificación de nuestros cuerpos, que el sexo deje de ser un producto de consumo y un fin para vender cosas, y que sea una experiencia personal que disfrutemos y elijamos con libertad. Y que en nuestro país esa lucha empieza hoy, por la derrota del Plan Macri.
Los socialistas creemos que un mundo sin prostitución no sólo es posible sino necesario, un mundo en el que los cuerpos de las mujeres no sean campos de batalla y carne de cañón de un sistema capitalista que nos degrada y nos humilla constantemente. Hace 100 años, gracias a una revolución
obrera y socialista, la Revolución Rusa, estuvo planteado erradicar este flagelo para las mujeres. Para ello los trabajadores y las trabajadoras debemos pelear juntos para acabar con la explotación
y la opresión siguiendo ese camino revolucionario.