Se está cumpliendo un año de la lucha contra las 350 suspensiones. Si bien los piquetes, las asambleas, los paros no pudieron revertir la situación del todo, alrededor de 50 compañeros han vuelto a trabajar gracias a esa pelea.
Ahora General Motors busca volver a la ofensiva. El viernes 27 suspendió a toda la planta. corren rumores de nuevas suspensiones. Por supuesto que las ganancias de la empresa no corren ningún peligro. Es más, mientras alegaba perdidas para suspender, sus ganancias fueron multi millonarias en 2017. Y como toda buena multinacional buitre, lo único que quiere es seguir llevándosela en pala, sin importar a cuantas familias tenga que hundir en el hambre.
A tono con la situación nacional, GM quiere aplicar la reforma laboral en la planta. No parten de cero. El banco de horas está instalado hace un tiempo ya. El ritmo de trabajo sigue siendo el mismo que antes de las suspensiones, pero con menos gente. Se multiplican las lesiones y las enfermedades laborales, nos tratan como material descartable. En ensamble quiere eliminar una celda, que nos dejaría con menos relevos para ir al baño y quiere cerrar SOS, dejando a varios trabajadores en la calle.
A su vez, buscan tercerizar nuevos sectores, como materiales. Los trabajadores de seguridad cortaron los accesos a la planta hace poco tiempo, cuando peligraban sus puestos de trabajo al vencer la concesión.
El SMATA dice que no va a permitir estos atropellos, hace asambleas por sector y alguna que otra medida. Pero al llegar el recibo de sueldo nos enteramos que nos están descontando las horas de asamblea, y las medidas no pasan de paros muy pequeños en la producción que rondan los quince minutos.
Para colmo, retrasan hasta un año las elecciones de delegados, negándole a los trabajadores la posibilidad de elegir como quieren organizarse para luchar.
Nosotros creemos que, si no queremos que la patronal siga avanzando contra nuestros derechos, tenemos que retomar el camino del año pasado. El camino de decidir las medidas en asamblea, de luchar en unidad contra esta patronal buitre.
GM tiene estrechos lazos con el Gobierno. No por nada la ex CEO, Isela Costantini, fue la elegida por Macri para presidir Aerolíneas Argentinas durante 2016. Por eso luchar contra GM este luchar contra este Gobierno ajustador que solo favorece a las multinacionales y sus socios.
Es necesario preparar la pelea que se viene en conjunto con el resto de los trabajadores que están luchando en la región y en el país, como los aceiteros en su lucha contra los despidos en la multinacional Cargill.
Hay que exigirle al SMATA que garantice que no se descuenten ni un peso por asamblea o por paro, y que las medidas a tomar sean discutidas y decididas por los trabajadores en asamblea. Y hay que imponerle a los traidores de la CGT que llamen a un Paro Nacional urgente contra el ajuste que esta descargando el Gobierno sobre nosotros.