Cofco Nidera, Sportech, Siderar, Deutz; los nombres de la catástrofe industrial se van sumando. Empresas nacionales y extranjeras que han ganado fortunas durante años, aprovechan la crisis para asegurar sus ganancias a costa del hambre de miles de familias obreras; bajando las cortinas de los establecimientos.
Todo en sintonía con las políticas económicas del gobierno de Cambiemos, que facilitan el cierre en masa de numerosas fábricas en todo el país, profundizando la decadencia de la industria nacional, que ya lleva décadas. La edición digital del diario Tiempo Argentino del pasado 20 de enero, afirma que “Según los informes del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA)(…) Desde que asumió el gobierno actual y sólo hasta octubre de 2018, se contabiliza el cierre en forma neta de 2871 firmas industriales.”(1)
Así la crisis económica en el país y en el mundo, la apertura a las importaciones, los tarifazos, el encarecimiento del crédito y un gobierno nada interesado en sostener (ya no digamos ampliar) lo que quede de desarrollo industrial; sirven como excusa perfecta para que las empresas decidan cerrar sus operaciones… o chantajear a sus trabajadores para que resignen derechos y salario para evitarlo.
Los dirigentes sindicales, cómplices del vaciamiento
Siempre representando los intereses de los patrones frente a los afiliados y la opinión pública (cuando debería ser al revés), los principales dirigentes de los gremios afectados por los cierres son incapaces de hacer nada serio por enfrentar la ola de despidos, desempleo y hambre, y la profundización de la dependencia de nuestro país respecto de los poderes mundiales; que significa este nuevo ciclo de destrucción de industrias.
Su accionar se limita a predicar la resignación entre los trabajadores, gestionando indemnizaciones y subsidios en el mejor de los casos, y justificar a los empresarios criticando solemnemente las políticas del macrismo, sin plantear mayores salidas que esperar a las elecciones…
Para eso, además, buscan aislar a los trabajadores en lucha de quienes quieran llevarle solidaridad, evitando incluso que hasta trabajadores del mismo gremio se movilicen por sus compañeros que se han quedado sin trabajo. En definitiva, hacen todo lo posible para garantizar que se cumpla la voluntad de la patronal vaciadora y los obreros salgan derrotados.
Unir las luchas hasta derrotar a Macri y los patrones
Como muchos trabajadores tienen frescos los recuerdos de los años ’90 y 2000, es de esperarse en muchas fábricas haya surgido una fuerte resistencia al vaciamiento, que incluye ocupaciones, piquetes y otros métodos; y que suele contar con un fuerte apoyo popular de los vecinos. Muchos, incluso, tratan de repetir la experiencia de empresas recuperadas bajo la forma de cooperativas; aunque en esta situación de hostilidad extrema esas experiencias, aisladas, posiblemente no podrían tener mucho éxito.
Pero más allá de eso, esta resistencia es el camino; la alternativa a la entrega de las cúpulas sindicales, la alternativa que hay que desarrollar rodeando de solidaridad las luchas, propiciando la unidad y coordinación entre sí, para dar una salida política, superior a los conflictos puntuales en cada fábrica, a la crisis en la que estamos sumergidos.
Esa resistencia debe exigir, e incluso forzar, a los grandes dirigentes sindicales a unificar las peleas en torno a paros generales y planes de lucha que tengan como objetivo echar a Macri y poner fin a sus políticas de vaciamiento; para imponer la estatización bajo control obrero de cada fábrica que cierre o despida, la nacionalización de la banca y el no pago de la deuda externa para sanear la economía, la nacionalización del comercio exterior para proteger a la industria de la competencia desleal y un plan obrero y popular que ponga fin a la crisis provocada por el macrismo y los empresarios
(1) https://www.tiempoar.com.ar/nota/en-un-ano-cerraron-1328-fabricas-y-ya-son-menos-que-las-que-existian-en-2007