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Para responder a la crisis y el ajuste

Día a día vemos como la inflación se lleva nuestro salario y como a nuestro alrededor crecen los despidos y las suspensiones. Una y otra vez, el Gobierno y los empresarios descargan su crisis sobre los trabajadores. Esta situación, donde la burguesía descarga la crisis que ella misma genera sobre nosotros, se ha repetido a lo largo de la historia y a lo ancho del mundo, y aunque a veces nos parezca que no hay salida, los obreros y el pueblo en general hemos resistido con batallas heroicas a estos ataques.
Como decimos, esta situación no es inédita. En 1938, Trotsky, en el Programa de Transición, explicaba:
“Los nuevos inventos y mejoras técnicas ya no consiguen elevar el nivel de la riqueza material. Las crisis coyunturales, en las condiciones de la crisis social del sistema capitalista en su conjunto, infligen a las masas privaciones y sufrimientos cada vez mayores. El desempleo creciente, a su vez profundiza las crisis financieras del estado y socava los inestables sistemas monetarios (…) dos calamidades económicas, en las que se resume la irracionalidad creciente del sistema capitalista, el desempleo y la carestía de la vida, exigen consignas y métodos generalizados (…) La Cuarta Internacional declara la guerra sin cuartel a la política de los capitalistas que, con un considerable grado de semejanza con sus agentes, los reformistas, intenta hacer caer sobre las espaldas de los trabajadores todo el peso, del militarismo, de la crisis, (…) La Cuarta Internacional exige empleo y condiciones decentes de vida para todos”1.
En 1938, se sufrían las consecuencias de la gran crisis económica mundial que estalló en 1929 y que, como podemos ver, tuvo consecuencias muy parecidas a las que los trabajadores sufrimos hoy.
En ese año se fundó la IV Internacional y se aprobó el Programa de Transición. Ese programa  escrito por León Trotsky, quien fue dirigente de la Revolución Rusa y fundador de la Cuarta Internacional, nos plantea a los trabajadores, con más actualidad que nunca, las luchas que debemos llevar adelante para que la crisis la paguen los capitalistas: aumento de salarios según la inflación y reparto de las horas de trabajo, control obrero sobre la industria, expropiación de las principales industrias y estatización de los bancos privados.
Para que estas medidas se concreten en la realidad, los trabajadores debemos organizarnos e impulsar la más amplia unidad y movilización del conjunto de la clase trabajadora por estas consignas. Y exigirles a las centrales sindicales, a las CGT y a las CTA, oficialistas y opositoras, que se pongan al servicio de esta tarea, que no es más que la defensa de los derechos de los trabajadores y el pueblo, porque solo con nuestra lucha lograremos torcerles el brazo a la burguesía y al Gobierno kichnerista.
Ese programa también nos dice que la solución de fondo sólo vendrá cuando los trabajadores demos el gran paso de tomar el poder político del país. Por ejemplo, cuando  se propone la estatización de la banca, el Programa de Transición finaliza la propuesta diciendo: “Sin embargo, la estatización de los bancos, sólo producirá estos resultados favorables si el poder estatal mismo pasa por completo de manos de los explotadores a manos de los trabajadores.”
Lo mismo está planteado para todas nuestras reivindicaciones: tenemos que luchar por el salario, contra el desempleo, en defensa de la educación y la salud pública.  Pero no conseguiremos los cambios de fondo hasta que los trabajadores no tomemos el poder. Por eso todas esas luchas deben ser parte de un plan general que nos acerque a ese objetivo. Y, consecuente con eso, la propuesta  central del Programa de Transición es derrotar a la actuales direcciones burocráticas y propatronales y reemplazarlas por una dirección  revolucionaria que oriente nuestras luchas en ese sentido. Esa era la gran estrategia en 1938 y lo sigue siendo en la actualidad.

 

 

 

Ante el aumento del costo de vida:

Escala móvil de salarios

 

La inflación en los últimos doce meses subió un 41,06%, solo en septiembre los precios aumentaron un 2,48%1.

Ese no es un problema nuevo, sobre ese tema el Programa de Transición propone:
“Bajos las condiciones del capitalismo en descomposición, las masas continúan viviendo la mísera vida de los oprimidos, estando ahora más amenazadas que nunca por el peligro de verse arrojadas al abismo de la suma pobreza. Tienen que defender su bocado de pan, a falta de aumentarlo o mejorarlo (…) Ni la inflación ni la estabilización monetaria pueden servir de consigna al proletariado, porque no sino dos extremos de un mismo hilo. Contra la  elevación galopante de los precios (…) sólo puede lucharse con la consigna de escala móvil de salarios. Esto significa que unos convenios colectivos aseguren un aumento automático de los salarios en proporción a la elevación de los precios de los bienes de consumo”.
En nuestras palabras eso significa que los sueldos aumenten de acuerdo a la inflación, y no por debajo de ella como sucedió en todas las paritarias de este año. En los contratos colectivos de trabajo se debe asegurar el aumento automático de los salarios correlativamente con la elevación del precio de los artículos de consumo, lo cual se conoce también como “clausula gatillo”. Del mismo modo tenemos que exigir el 82% móvil para los jubilados.

Nota:
1 http://www.lanacion.com.ar/1735881-se-agranda-la-brecha-entre-la-inflacion-oficial-y-las-mediciones-privadas

 

 

Ante los despidos y suspensiones:

Escala móvil de horas de trabajo
Plan de obras públicas

 

Los despidos crecieron ocho veces y las suspensiones 13 veces, con respecto al mismo período del año pasado1.
Trotsky  dice que “El derecho al empleo es el único derecho que tiene el obrero en una sociedad basada sobre la explotación. Hoy ese derecho les está siendo recortado a cada paso. Es el momento de levantar contra el desempleo, tanto estructural como coyuntural, junto a la consigna de Plan de Obras Públicas, la escala móvil de horas de trabajo. Los sindicatos y otras organizaciones de masas deben vincular a los que trabajan y a los desocupados con lazos solidarios  de  responsabilidad recíproca. Sobre esa base, todo el trabajo disponible se dividiría entre todos los obreros de acuerdo con la forma en que se determine la duración de la semana laboral. El salario medio del obrero seguiría siendo el mismo que con la vieja semana laboral.”
Es decir, el Programa de Transición  no sólo da una propuesta para luchar por el trabajo, sino que indica que esa lucha se debe desarrollar en común entre trabajadores y desocupados, evitando así la competencia cuando comienzan los períodos de crisis y crece la desocupación.
Como dice Trotsky, los empresarios obviamente se oponen a este tipo de medidas porque argumentan estar en crisis y perder ganancias, pero no se trata de una relación entre iguales, la burguesía lo que pierde es no ganar tantos millones de dólares como en períodos anteriores, mientras que los trabajadores al caer en el desempleo pasamos a sufrir las más profundas miserias, como el hambre, el deterioro de nuestra salud y nuestra vida en general. Ante esto, los trabajadores debemos luchar por mantener nuestros puestos de trabajo y el poder adquisitivo de nuestro salario. En principio, para este fin de año, debemos impulsar la lucha para la reapertura de paritarias y de un plus de fin de año que recupere lo que se llevo la inflación.

Nota:
1 http://www.infobae.com/2014/09/16/1595154-efecto-recesion-las-suspensiones-y-despidos-crecio-la-conflictividad-laboral

 

 

 

Ante los abusos patronales

Control obrero sobre la producción y la contabilidad

 

Constantemente las empresas se declaran en crisis, cierran, retienen la producción, manejan los precios, brindan servicios precarios como en el caso del transporte y energía. La gráfica Donelley que se declaró en quiebra, los talleres ferroviarios EMFER y de reparación de carrocerías TATSA, que fueron vaciados por Cirigliano, son algunos ejemplos de cómo los empresarios vacían las empresas y la población sufre las consecuencias como sucedió con la masacre de Once.
Entonces, para que las industrias produzcan al servicio de la población y no dejen repentinamente a miles de trabajadores en la calle, es preciso que sean controladas por los mismos trabajadores. Para esto, en primer lugar, se debe eliminar el secreto comercial que les permite a los empresarios ocultar sus ganancias, sus mecanismos de explotación y qué sucede realmente en determinado sector de la producción.
En palabras de Trotsky: “Los primeros objetivos del control obrero consisten en aclarar cuáles son las ganancias y gastos de la sociedad, empezando por la empresa aislada, determinar la verdadera parte del capitalismo aislado y de los capitalistas en conjunto en la renta nacional, desenmascarar las combinaciones de pasillo y las estafas de los bancos y de los trusts; revelar, en fin, ante la sociedad el derroche espantoso de trabajo humano que resulta de la anarquía del capitalismo y de la exclusiva persecución de la ganancia”1.
En el sistema capitalista la burguesía produce para incrementar cada vez más sus ganancias, no se produce lo que el pueblo necesita sino lo que genera más lucro para un sector muy reducido y rico de nuestro país, por eso Trotsky habla de la anarquía del capitalismo y el derroche espantoso de trabajo humano, porque se producen infinidad de artículos innecesarios sin ningún tipo de planificación, lo cual genera una anarquía en la producción y el desperdicio del trabajo de gran cantidad de la población produciendo objetos inútiles.
En este sentido, el control del obrero de la industria permitiría que las mismas produzcan en base a las necesidades del pueblo. Como  también dice el Programa de Transición, la lucha contra la desocupación es inconcebible sin un plan de obras públicas, además del reparto de horas de trabajo. Pero las grandes obras no pueden tener una importancia durable y progresiva, tanto para la sociedad como para los desocupados, si no forman parte de un plan general, trazado para un período de varios años, y para que estas obras se desarrollen desde el punto de vista de los intereses de los trabajadores y no de los explotadores. Es necesario el control obrero, que la mirada de los trabajadores penetre a través de los resortes aparentes y ocultos de la economía capitalista.

Nota:
1 Trotsky, Léon. Programa de Transición, 1938.

 

 

 

Para que la producción esté al servicio de las necesidades de la población

Expropiación de las principales industrias

 

Las principales industrias del país manejan los sectores fundamentales de la economía, el transporte, las empresas de energía, de industria pesada, de alimentos, son todas ramas del mercado que no pueden quedar sujetas al antojo de los empresarios sino que, por el contrario, deben estar en manos del Estado para que las administre en beneficio de la población.
Para esto es necesario expropiar esas principales industrias pero sin ningún tipo de indemnización. El Gobierno mostró la expropiación de la petrolera Repsol como un acto de soberanía, no obstante, indemnizó a la multinacional que había saqueado nuestros recursos, no había invertido ni un dólar en infraestructura y no había dejado un peso en el país, con la suma de 10.000 millones de dólares. Por el contrario, para poner a esas industrias al servicio de la población, es necesario expropiarlas sin darles un peso, pues ya se han robado bastante plata en todos estos años, la misma Cristina afirma que los empresarios “se la llevan en pala”.
Y en esta coyuntura, donde crecen los despidos y suspensiones, debemos exigir que ante cada fábrica que cierre o despida, se la expropie y estatice sin indemnización alguna y con control de los trabajadores.

 

 

Ante la especulación financiera

Estatización de los bancos privados

 

Los bancos privados concentran en sus manos la dirección de la economía, a través de la especulación financiera, de compra y venta de acciones, otorgan créditos, tasas de interés, organizan los monopolios empresariales. Todo esto incide directamente sobre nuestra vida cotidiana, en la imposibilidad de acceder a créditos que permitan a su vez acceder a una vivienda, en el aumento de precios, entre otros aspectos.
Por esto, es necesario que los bancos también estén en manos del Estado, es imperioso crear un sistema único de inversión y crédito, según un plan racional que corresponda a los intereses de todo el país, unificando todos los bancos en una sola institución estatal. Sólo la expropiación de los bancos privados y la concentración de todo el sistema de crédito en manos del Estado pondrá en las manos de éste los medios necesarios, reales, es decir materiales, y no solamente ficticios y burocráticos, para la planificación económica.
Al respecto, es importante la aclaración que hace Trotsky en el Programa de Transición: “la expropiación de los bancos no significa en ningún caso la expropiación de los pequeños depósitos bancarios. Por el contrario para los pequeños depositantes la banca del Estado única podrá crear condiciones más favorables que los bancos privados. De la misma manera sólo la banca del Estado podrá establecer para los campesinos, los artesanos y pequeños comerciantes condiciones de crédito privilegiado, es decir, barato. Sin embargo, lo más importante es que, toda la economía, en primer término la industria pesada y los transportes, dirigida por un Estado mayor financiero único, sirva a los intereses vitales de los obreros y de todos los otros trabajadores.”