Mientras aumentan rápidamente el hambre, la miseria y los contagios de Covid- 19 entre el pueblo trabajador (ver página 3), una preocupación central del Gobierno Nacional y la oposición patronal es la renegociación de la Deuda Externa. Nos presentan como un acto de soberanía y de autoridad, que el gobierno presente su plan de renegociación ante los bonistas extranjeros, pero en verdad la renegociación es el reconocimiento de la de Deuda Externa que en su origen es ilegítima y fraudulenta.
Esto no es gratis, sino que condenara al pueblo argentino a seguir pagando una mentira.
Este agravante perdona lo realizado en la gestión de Macri y siendo el propio gobierno de Fernández quien investigó la fuga de 86 mil millones de dólares en los últimos cuatro años.
Lo que se está negociando es darle visto bueno a todas las gestiones de los gobiernos anteriores a costas del hambre del pueblo.
¿Solo son bonistas o fondos buitres?
Los grupos de tenedores de bonos no solo son simples acreedores bancarios de títulos, sino que también son accionistas de muchas multinacionales de las que hace tiempo vienen saqueando nuestros recursos y aumentando sus ganancias a costa nuestra.
Por lo tanto, en su agenda de negociación no solo está cuándo cobrar de forma usuraria y leonina sino que además fuerzan “mejores condiciones” para sus inversiones en el país o solicitan nuevas, como son los proyectos mineros en provincias. Sus “mejores condiciones” no son más ni menos que empeorar las condiciones laborales y salariales de los trabajadores y trabajadoras, la tan nombrada Reforma Laboral que no pudo ser votada por el Congreso en diciembre de 2017, gracias a la resistencia popular.
La letra chica que no se escribe
Mientras nos dicen los escribas del Gobierno, que es un gesto para una mejor negociación pagar intereses de Deuda Externa todos estos meses, desde diciembre 2019 a Mayo 2020 se cancelaron cerca de U$S 5.000 millones entre capital e intereses, cumpliendo el acuerdo entre Alberto Fernández y su equipo económico una vez que asumieron. Pero ese no es el único gesto. También lo son toda una serie de concesiones a los intereses globales de los buitres, «los miserables de esta pandemia».
Por ello no solo se subsidió al barril de petróleo a 45 dólares (en el 49% de YPF hay fondos buitres), se les bajo las regalías, pero también se le dio beneficios fiscales, pago de salarios por el Estado a sus empresas en el país (ver página 4).
Esto sumado a la rebaja salarial (25% menos para los suspendidos y más disminución del poder adquisitivo para el conjunto por el crecimiento de la inflación y la falta de aumentos), a los despidos y pérdida de condiciones de convenio de los trabajadores y trabajadoras, y llevando adelante un cambio en el pago de la movilidad jubilatoria (que implica en concreto hoy un miserable aumento del 6,12% para los jubilados y pensionados, mientras los precios no paran de aumentar. Todas cuestiones que siempre pidieron el FMI y los buitres.
Al servicio de los intereses de las patronales y multinacionales también el Gobierno flexibilizó tanto la cuarentena que ya para la mayoría de los trabajadores y trabajadoras no existe, porque se ven obligados a ir a trabajar, exponiéndose al contagio del virus que viene en aumento.
Pero para llevar adelante semejantes ataques esto necesitaron la ayuda de los dirigentes del movimiento obrero y popular.
Una traición llamada Pacto Social, avanza una reforma laboral en los hechos
Mientras, además, hay más femicidios y violencia doméstica y sólo se subsidia a grandes empresas, y no aumenta el presupuesto para que nuestras compañeras de los barrios no mueran más, vemos que las principales direcciones del movimiento se contentan con estar en ministerios y reuniones con el Gobierno.
Lo mismo sucede en los barrios. El hambre crece y muchos dirigentes sociales solo distribuyen los escasos alimentos que manda el Estado, administrando la miseria sin protestar, mientras los intereses de los grandes empresarios siguen intactos (¡ni siquiera aplicaron el impuesto a la riqueza del que hablan desde marzo!)
Y como si fuera poco, la CGT y CTA dan el visto bueno y firman la rebaja salarial entregando convenios, lo que es imitado por muchos gremios, y negociando, no por los derechos de los trabajadores y trabajadoras, sino para que sean las patronales las ayudadas con dinero del Estado (ver página 5).
Pero estas traiciones al movimiento no son gratis, en los gremios por firmar esos acuerdos sus cúpulas recibieron dinero por cada trabajador a sus arcas para «ayuda gremial o social», solo petroleros privados recibió 10 mil pesos per cápita, como también obtuvieron 4000 millones de pesos por las obras sociales.
Por esta Reforma Laboral en los hechos que se firma en los acuerdos, el Gobierno sabe que puede expresarse la bronca. Por eso, con la excusa de la pandemia, sacó un decreto que prohíbe las asambleas y movilizaciones sindicales y postergan elecciones gremiales, y da tutela a los mandatos vencidos por 180 días de las comisiones directivas desde septiembre.
Comienza la respuesta. No pagar la Deuda Externa
Pese a la traición de los dirigentes y el abandono de los reclamos empiezan algunas resistencias y conflictos. Es fundamental hoy rodear de solidaridad y apoyo a todos y todas los y las que están luchando y avanzar en dejar de pelear cada uno por nuestro lado, porque más aislados, menos posibilidades de frenar los ataques.
Pero también es necesario que las luchas vayan en el camino de avanzar no solo para defendernos de los tremendos ataques diarios que sufrimos, sino también en discutir cuales son las peleas de fondo que tenemos que dar. Denunciar esta nueva entrega de la “renegociación de la Deuda”, el no pago de la Deuda Externa, debe ser también bandera, porque con esto estamos perdiendo mucho más que los trabajos y salarios, se pierde nuestra Soberanía Nacional. A días de un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo, una nueva revolución por una Segunda y Definitiva Independencia es más necesaria que nunca, pero para lograrlo esta vez tendrá que ser obrera y sin traidores y conciliadores.
22 de Mayo de 2020.-