“Podemos aprender de la experiencia de Europa ya que la pandemia aquí llegó más tarde”. Esta frase la hemos escuchado cientos de veces. La repiten gobernantes, periodistas y especialistas.
El primer caso de Coronavirus en el país se detectó a principios de marzo. En esa época veíamos la catástrofe sanitaria que ocurría del otro lado del Atlántico. El epicentro era Italia y el panorama aterrador. Los muertos se contaban de a miles y llegaban imágenes de camiones militares trasladando cuerpos en un desfile lúgubre. En Bérgamo, un polo industrial italiano, se registraron muchísimas muertes. Los contagios se dispararon en esa ciudad debido a que el lobby empresarial logró, que pese a ser la urbe con más contagios del Continente, no se llevara adelante una cuarentena. (1)
La frase del inicio que repitieron quienes gobiernan e informan tendría sentido si hubiesen tomado nota de esto. Pero lejos de eso los industriales aquí también presionaron y el Gobierno cedió. Así empezaron a hacer pública la idea de que “Las fábricas no son focos de contagio”(2) y pasamos a transitar la “fase empresarial”, mote que le pusimos desde esta publicación a la cuarentena en donde casi todas las fábricas siguen trabajando.
El Coronavirus en las fábricas
Según los popes de la UIA(3) es absurdo cerrar las industrias porque ellos invirtieron dinero en garantizar protocolos sanitarios de excelencia. “Recién la semana pasada empezaron a tomar la fiebre en ingreso a planta. En mayo despidieron personal de limpieza y quedo el turno mañana sin limpieza de baños por 15 días. Nos dan unos barbijos pedorros que no sirven para nada. Hay un protocolo que no se cumple. Las medidas son pobres, no hay disparo de contagios de suerte”, me comenta un trabajador de un importante taller gráfico que prefiere el anonimato por temor a represalias. Quien también prefiere el anonimato es “Cuervo”, trabajador de un laboratorio farmacéutico de la Capital Federal. “Los protocolos son una cagada. Acá seguíamos laburando mientras se esperaban el resultado de los testeos de varios compañeros que luego dieron positivo”, denuncia.
En las fábricas alimenticias los contagios se dispararon. En Felfort hubo 50 casos positivos. “La empresa no quería licenciar a nadie. Tuvimos que dar una pelea tremenda para que otorguen las licencias a quienes tienen hijos en edad escolar y personas de riesgo. Logramos que casi el 50% de la fábrica sea licenciada. Tuvimos que hacer un paro porque no había ni máscaras de plásticos. Cuando empezaron los primeros casos positivos empezamos con las medidas más contundentes. Hicimos un paro por tiempo indeterminado y ahí nos dieron licencia a todos. A la empresa solo le importa sacar la producción, ahora tomaron 20 empleados de agencia” comenta Franco Idoeta, miembro de la comisión interna de la centenaria fábrica de chocolates ubicada en el barrio de Almagro. Lo interesante de la experiencia de esta fábrica es ver como los trabajadores tuvieron que imponer luchando las medidas sanitarias.
Algo similar ocurrió en Mondelez, planta Pacheco, ubicada en el polo industrial de la zona norte. “Tuvimos que parar en los tres turnos para que se pudiera lograr el pago del salario a los compañeros licenciados. Logramos el pago del 100% del salario, pero no logramos licenciar a toda la planta. Se discutió para poner el tema higiénico, alcohol, lavandina, etc. La empresa lo tomo a medias. En ese marco pedimos un bono para todo el personal que logramos conquistar. Cuando se tuvo el primer caso entramos en otro problema. Tuvimos que parar durante una semana la fábrica y discutir en los Ministerios de Trabajo y Salud triplicar la limpieza en los sectores. Logramos esto, reducir la jornada laboral y flota de micros para todo el personal. Llevamos 44 casos positivos. El virus esta en todos lados y estamos en un forcejeo constante con la empresa. Ellos priorizan sus ganancias y nosotros la salud de los compañeros”, dice Jorge Penayo, de la Comisión Interna de esa fábrica.
Coronavirus en el transporte
Bajo la ciudad de Buenos Aires se extiende la red de subterráneos. Mas de 40 trabajadores dieron positivo al COVID 19. “Al principio no nos daban ni alcohol en gel, después la empresa fue cediendo en este tema. Cuando da algún caso positivo aíslan a quienes tuvieron contacto con esa persona y armaron dotaciones de trabajo. La patronal esta presionando a los compañeros que están de licencia llamándolos por teléfono para que vuelvan a trabajar. Cuando aíslan a alguien no informan igualmente, nos enteramos entre los mismos compañeros o por medio del Sindicato”, el testimonio es de Sebastián, trabajador de la Línea B.
La línea 60 es un emblema del paisaje Bonaerense. Con un recorrido que une Constitución con la Zona Norte del Conurbano es un medio de transporte por el cual viajan miles de trabajadores todos los días. Dentro de la línea hay 12 casos repartidos en varios sectores “Cuando pusieron el aislamiento no había un protocolo de la CNRT. Hicimos asambleas al aire libre respetando el distanciamiento y salió un protocolo de los trabajadores. Pusimos un plástico cristal anulando la puerta de adelante, cosa que la empresa lo terminó dando de baja. Esa medida hoy forma parte de los protocolos de la CNRT(4). También lo tomaron en otras líneas, en la 540 y en otras del Grupo Dota. El protocolo acá se viene cumpliendo, pero esta todo saturado el sistema, tanto la Obra Social de la UTA, como otras obras sociales o el sistema de salud público. Nos esta costando un huevo hacer los hisopados o garantizar ambulancias para los compañeros para garantizar la cuarentena. Hacemos lo posible, nos movemos mucho para tener algo que debería ser de manera sencilla. Sobre todo, los hisopados que recién ayer logramos conseguirlos por la clínica de la Obra Social. Todo es un trámite kafkiano. Se licenciaron a los compañeros de riesgo y se está trabajando a 30% de línea operativa. Nunca vivimos algo tan traumatizante”. Quien señala esto último es Santiago Menconi, delegado de la línea 60.
Tomar el problema en nuestras manos
Testimonios como estos se repiten a lo largo y ancho del país. La mayoría de estos casos se tratan de trabajos “esenciales”, aunque algunos produzcan chocolates y golosinas. Por lo cual estamos hablando de empresas que no hicieron cuarentena.
Todos coinciden en una cuestión: en un momento en donde está en juego la vida de la población en su conjunto, los empresarios priorizan sus ganancias y los trabajadores somos quienes nos ponemos al hombro la defensa de las condiciones de salubridad.
(1)https://www.diarionorte.com/192290-bergamo-la-masacre-que-la-patronal-no-quiso-evitar
(2)https://www.cronista.com/economiapolitica/Industriales-advierten-ante-la-posible-obligacion-de-volver-a-cerrar-fabrica-20200624-0068.html
(3)Unión Industrial Argentina, Cámara empresarial que reúne a las patronales industriales.
(4)Comisión Nacional Reguladora del Transporte.
16 de Julio de 2020.-