BEDTIME: CUARENTENA AL SERVICIO PATRONAL

A partir de la última cuarentena propuesta por el Gobierno donde se impulsaba «volver» a la fase 1 para aislarnos en forma de prevención, de ese título grandioso solo quedó el discurso. En Bedtime ya hay 6 casos de covid y seguimos reclamando hisopados para todos y aislamiento preventivo, medidas que los Gobiernos Nacional y Provincial no garantizan ni obligan a las patronales a cumplir protocolos para cuidar nuestra salud y la de nuestras familias.

La realidad en las fábricas respecto de los contagios está muy lejos de proteger a los trabajadores y evidencia la política de las empresas de seguir funcionando para que las patronales mantengan sus ganancias. Con la excusa de hacer productos esenciales para la pandemia, Bedtime abrió el 2 de abril con la tarea de hacer colchones sanitarios para hospitales y refugios de campaña, que se hicieron en solo tres semanas y después de eso la empresa solo estuvo atacando a sus trabajadores e intentando imponer una reforma obrera a escondidas, recortes de salarios y medidas de control interno.

La realidad de la pandemia en la empresa es muy diferente a marzo donde prevenían los contagios. Hoy, con los protocolos provistos por los Gobiernos Nacional y Provincial, de los Fernández y Kicillof, se vislumbra el hecho de que los trabajadores se van a contagiar.  Este protocolo pone la figura de «contacto estrecho» donde se responsabiliza de forma implícita al trabajador por los contagios. En la legislación han permitido que en los últimos meses las empresas «cambiaran de rubro» para transformarse en esenciales o proveedoras del Estado. De esta forma obligan a muchas/os obreras y obreros a transportarse en medios públicos a sus lugares de trabajo, a riesgo de aumentar la cantidad de contagios, y así, las empresas envían a los trabajadores a sus hogares y los obligan a auto denunciarse como contagiados.

Todas estas maniobras que permiten que funcionen las empresas en esta pandemia están directamente avaladas por los sindicatos, quienes con la excusa de mantener el trabajo han permitido recortes de sueldo y la quita de beneficios históricos como son el comedor y horarios de descanso. En muchísimos gremios los intercambiaron por nada, solo benefician a las empresas para no tener más gastos y aumentar la recaudación. El papel de las burocracias sindicales en este momento es, si ya no lo era antes, ser un aliado estratégico de los empresarios para llorar y acompañar el pedido de rescates económicos al Gobierno.

Necesitamos una verdadera cuarentena para los trabajadores considerados no esenciales, que puedan quedarse en sus casas con un salario igual a la canasta familiar y pagados al 100%. Y que los trabajadores de industrias consideradas esenciales lo hagan poniendo todas las fuerzas productivas al servicio del pueblo, para financiar a los hospitales y no las ganancias de empresarios. Donde los trabajadores estemos produciendo para reforzar las necesidades de los barrios obreros, y no para que las grandes empresas sigan lucrando con el hambre y la sanidad a costa de la vida de todos.

Solo así se saldrá de esta pandemia, declarando una guerra abierta al covid-19 y las ganancias empresariales.

16 de Julio de 2020.-