Durante la última semana la Cumbre del G20, que reúne a los países desarrollados y emergentes, fue noticia a diario. En medio de las guerras civiles en Medio Oriente, la crisis del Ébola, el avance de los yihadistas, el asesinato de 43 estudiantes en México y la campaña de Israel contra el pueblo palestino, se reunió en Australia la cumbre del G20 para proponer medidas contra el estancamiento de la economía mundial.
Exportando el modelo “K” de saqueo y sumisión
A raíz de las resoluciones de la cumbre, el Gobierno Nacional propagandiza “su victoria” sobre los fondos buitres porque “logró” que en el documento final de la reunión se incluyera una mención sobre la reestructuración de la deuda externa.
En realidad, el documento da la “bienvenida” y hace un llamado a “fortalecer el orden y la previsibilidad de los procesos de reestructuración de deudas soberanas”. Lejos de una condena a los fondos buitres o de cuestionar el saqueo imperialista de los países del mundo mediante la deuda externa, el G20 toma como ejemplo lo hecho por el kirchnerismo durante la última década y “alienta a la comunidad internacional” a seguir por ese mismo camino. Es decir, el pago ininterrumpido de más de 190 mil millones de dólares de manera “ordenada y previsible” a través de los procesos de reestructuración de deuda que realizó el Gobierno en 2006 y 2010. No importa si hoy, a pesar de todo lo pagado, la deuda es el doble que antes. Mucho menos les importa si el pago de la deuda fue a costa de seguir destruyendo puestos de trabajo, de tener el 40% de los trabajadores en negro, del derrumbe de la salud o la precarización y privatización de nuestra educación pública. El plan del G20 es claro: quieren que la crisis la paguemos los trabajadores.
¿Soberanía junto al FMI?
Esto desnuda el verdadero espíritu de la cumbre. ¿Qué más se puede esperar de una reunión de la que participan y que dirigen los principales líderes de las grandes potencias imperialistas? Sin embargo, el Gobierno nos quiere hacer creer que es bueno que el G20 haya incluido su propuesta. Y lo que es peor, le “lava la cara” a los imperialistas que se jactan de haber acordado más de 800 medidas para combatir el estancamiento de las economías. Como gota que rebalsa el vaso, declaran y prometen inversiones cuyo encargado de supervisar y hacer el seguimiento de los proyectos en los distintos países será el Fondo Monetario Internacional (FMI). ¿Le suena conocido?
Mientras sus planes prometen crear “millones de empleos” recién para 2018, “las grandes empresas podrán seguir aprovechando hasta entonces las posibilidades del sistema para evitar el pago de impuestos”, ya que el sistema de información fiscal que funciona entre los países no será modificado hasta ese año1. Eso es una garantía de que los convenios secretos como el que cerró el Gobierno con CHEVRÓN (ver pág. centrales) no serán la excepción sino la regla. Así, le dan la mano a las multinacionales como General Motors o Lear para seguir despidiendo o explotando a gusto. Por eso, la “receta” del G20, tomada del kirchnerismo, no es más que un verdadero y clásico plan de ajuste y saqueo para salvar los intereses y ganancias de las grandes potencias y multinacionales. Los trabajadores ya lo conocemos y lo rechazamos en las calles en el 2001.
Quieren darnos un 2015 con más ajuste
Las consecuencias de éste plan en nuestro país no serán nada buenas para los trabajadores y el pueblo. Todo indica que, como ya lo han aceptado en varias oportunidades, en enero el Gobierno pagará a los fondos buitres todo lo que están reclamando. Este drenaje de dólares para pagar la deuda externa llevará inevitablemente al Gobierno a profundizar la aplicación del ajuste, sostenido por la oposición y la burocracia sindical. Por más que Capitanich quiera desconocer hasta los números oficiales del Indec, la tasa de desempleo seguirá creciendo al calor del aumento de los despidos y las suspensiones, así como aumentará la precarización laboral y el trabajo en negro. Este panorama es el que el ministro Kicillof anuncia como una victoria y al que los trabajadores debemos enfrentar.
La “oposición” no es una alternativa
Somos testigos día a día de las disputas de los políticos patronales por postularse como “alternativa” al actual Gobierno de cara a las elecciones del año próximo. Encendidas acusaciones entre candidatos que después sin ningún tapujo se postulan en alianzas y frentes comunes.
El intento de proyecto político del FA-UNEN estalló por los aires en estos últimos días. Los radicales, cruzados por una interna rabiosa, lejos de poder aunar criterios decidieron no sacar los pies del plato y “patear para adelante” la decisión, firmando un documento común que le dice a cada ala radical lo que quiere escuchar. La autodenominada fundadora del UNEN, Lilita Carrió, dio el portazo definitivo de este frente hoy mismo ante la indefinición radical y las resistencias internas a unirse a la derecha de Macri. Por su lado, Pino Solanas quiere posicionarse como progresista ante el rechazo de una alianza con el Pro, pero no le tiembla el pulso al sacarse fotos y compartir alianza con el ministro de economía Martín Lousteau.
Los intendentes del conurbano bonaerense realizan día a día saltos dignos de competir en los juegos olímpicos para pasar del kirchnerismo al massismo, así como el jefe de gobierno porteño está recolectando a todo el que puede en el interior del país para poder presentar algún tipo de estructura partidaria nacional sólida, que por cierto no posee. Ver que el cordobés Juez, luego de hablar pestes de Macri, haga alianza con el Pro, es una muestra clarísima del oportunismo de estos personajes.
Scioli, por su parte, después de idas y venidas con el propio kirchnerismo, se presenta como continuador del modelo de Néstor y Cristina, “solo que con algunas mejoras”. Lo que él llama mejoras no es más que la continuación y profundización del ajuste y de la entrega del Gobierno, sin un discurso “nacional y popular”.
A tremendo circo debemos asistir, plagado de discusiones que parecen más sacadas de programas faranduleros de la tarde televisiva que de sectores políticos tratando de definir un proyecto y programa para mejorar el país. Estos movimientos, que se darán hasta el último día, tienen una explicación sencilla y concreta: las variantes que le disputan a Cristina la conducción del país, pueden tener matices pero ninguna se plantea un plan diferente al que está llevando adelante este Gobierno. Ninguno presenta propuestas o un programa alternativo. Tienen acuerdo en seguir pagando la deuda, en seguir entregando todo a los empresarios y las multinacionales y en seguir ajustando a los trabajadores.
Notas:
1 http://www.lanacion.com.ar/1744526-el-g-20-se-compromete-a-un-mayor-crecimiento
Plan de lucha unificado contra el ajuste y por el bono de fin de año
Nos acercamos al fin de año y a pesar de los intentos de disfrazarlo del INDEC, la inflación ha devorado los salarios de los trabajadores. Los aumentos conseguidos en las paritarias, quedaron por debajo de este índice, que este año va camino a superar el 40 por ciento.
Cada vez es más evidente que los trabajadores en los últimos años hemos perdido poder adquisitivo. A esta realidad sumamos los despidos y suspensiones que son otra manera de recorte el salarial y ni que hablar del mal llamado Impuesto a las Ganancias, que en realidad es un impuesto al trabajo.
Los petroleros de la Patagonia nos están dando el ejemplo, con asambleas con mandato, con reuniones de delegados por empresa primero, por provincia después, terminaron realizando un encuentro general de delegados de la Patagonia, pidiendo que lo que “se come el mínimo no imponible” sea pagado al Gobierno por parte de las empresas sin tocar un peso de los sueldos. Ante la posibilidad de un paro nacional petrolero, las empresas aceptaron, consiguiendo así un enorme triunfo por parte de los trabajadores.
Esta unidad conseguida por los petroleros ¿no la podemos lograr en el país para exigir el pago de un bono de fin de año de 3.000 pesos para todos los trabajadores?
Creemos que es posible y que para que se realice debemos organizarnos y dar una pelea unificada. Los bancarios y camioneros también muestran esta posibilidad, pero para concretarla los dirigentes sindicales deben colocarse a la cabeza de organizar a todos los trabajadores y no de conseguir algunos “porotos” sólo para su gremio. Tenemos que organizarnos desde cada fábrica, escuela y lugar de trabajo, con el Frente de Izquierda a la cabeza, para exigirles a las CGT´s y las CTA´s que rompan sus acuerdos con los sectores patronales y el Gobierno e impulsen un plan de lucha.
19 de noviembre de 2014