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EL VIRUS SE EXTIENDE EN LOS TRABAJO

Los infectados por el COVID-19 siguen creciendo en nuestro país, llegando a los 500 mil y ya se pasaron ampliamente los 10 mil muertos.

Es escandaloso que Ginés González García, que es el Ministro de Salud del Gobierno de Alberto Fernández, y el propio Presidente, hayan cambiado el discurso “te cuidamos”, por el de “cada cual se cuida como puede”.

Según Alberto Fernández “ya no hay cuarentena” y el Ministro González García asegura  en una de sus últimas declaraciones, que la culpa de la actual situación de aumento de casos y el abismo sanitario se debe a la “conducta social” y que la situación es delicada. Y agregó que si sigue así “hay cinco o seis jurisdicciones que están al borde”. Según él habría que tomar decisiones ahora, y “si esperamos las consecuencias van a ser mucho peores” (¿?)

¿Yo señor…no señor?

Se ha desatado una batalla en las redes sociales y medios de comunicación para pasarse la pelota de las responsabilidades por el aumento de los contagios y muertos. “Oficialistas” y “opositores” se acusan mutuamente. Para el Gobierno, el Sistema de Salud está por colapsar porque “la gente no respeta los protocolos, usa mal el barbijo, no guarda distancia social, es irresponsable”. Es decir, la culpa es de “la gente”. Pero los números muestran que las mentiras tienen patas cortas. ¿Qué encubren el Gobierno Nacional, Larreta y todos los gobernantes?

Las mentiras del Gobierno para bancar a los empresarios

El Gobierno hace campaña denunciando la “indisciplina social”, tirando la pelota afuera, evadiendo la verdad. Los contagios se han multiplicado (y en consecuencia las muertes) desde que se empezaron a abrir más y más actividades económicas.

Alberto se quiere llevar bien con los empresarios, aunque antes los había llamado “miserables”. El Gobierno que supuestamente defendía la “vida por encima de la economía” terminó convalidando lo que se le canta a los patrones: olvidó en la basura el DNU contra despidos y suspensiones, avaló rebajas salariales, ninguna expropiación a Vicentín, del impuesto a las grandes fortunas hoy solo queda la colaboración por única vez de un puñado de súper ricos, y se declaró ESENCIAL hasta la fabricación de sombrillas.

Según la Unión de Aseguradoras de Riesgo del Trabajo (ARTs), publicado por Tiempo Argentino el 31 de agosto, cerca de 80 mil trabajadores registrados se habían contagiado de COVID-19 sobre un total de más de 400 mil contagiados en todo el país. Es un 20%. Cifras y porcentajes que trepan, y mucho, si se consideran los contagios en trabajadores informales, precarios y en negro.

“Hay una industria que se mueve”, mientras hay trabajadores que se mueren

Al inaugurar una ensambladora de motos de la multinacional Royal Enfield y el Grupo SIMPA, en Campana, Alberto Fernández declaró lo que para él sería defender la vida: “Tratemos de que los contactos tengan que ver con producir el sustento diario y de dejar para más adelante a divertirnos, relajarnos y pasarla bien”. “Contactos” para darle ganancias al patrón sí, lo demás sería “peligroso” para los empresarios.

Lo que muestran los números y el Gobierno oculta es que los principales focos de contagio y circulación del virus son los lugares de trabajo y el transporte público. Uno de los sectores más vulnerables son los trabajadores de la salud con casi 100 muertos. El caso de la profesora que murió durante una clase virtual, contagiada por su marido, médico terapista, es un triste ejemplo de esto.

En las “horas pico”, viajar se torna una verdadera aventura riesgosa: ferrocarril o colectivo es lo mismo. No se puede guardar “distancia social” con un servicio insuficiente.

Gracias a las peleas de los trabajadores, que sí privilegian sus vidas podemos conocer los números reales que se ocultan debajo de los mezquinos intereses patronales: hay más de 1000 ferroviarios contagiados, los trabajadores del subte denuncian más de 140 contagiados y 4 muertos, en los frigoríficos se van extendiendo los contagios. Lo mismo sucede en Alimentación, como en Felfort, fabricante de golosinas donde se detectaron más de 60 contagios. En el gremio de Comercio (supermercados, y mayoristas) se denuncian más de 2400 casos. En La Salteña se verificaron 60 casos y tuvieron que suspender la producción.

Esto es así en todos los gremios. Ninguna patronal respeta a fondo los protocolos que ellos mismos han presentado para justificar su “esencialidad” y ahora presionan para que vuelvan las clases y poder levantar las licencias por hijos e hijas a cargo, o las por enfermedad preexistente.

Defendamos nuestras vidas

Reafirmamos lo dicho: pesar de lo que dicen el Gobierno y sus ministros el principal foco de contagio y circulación del virus es en los lugares de trabajo y el transporte público. Está demostrado que los protocolos patronales no sirven de nada y son una mentira.

Si en verdad el Gobierno hubiese querido priorizar la vida por sobre la economía, como decía al principio, debería haber garantizado una cuarentena real para todos y todas, exceptuando a los trabajadores y trabajadoras realmente esenciales, garantizando además del sueldo completo a los que tienen trabajos formales, un ingreso no menos a la canasta familiar a todos/as desocupados/as, trabajadores/as informales, beneficiarios/as de asignaciones, subsidios y jubilaciones, entre otras medidas de un verdadero plan de emergencia al servicio de las necesidades del pueblo trabajador, tal como humildemente venimos planteando desde que empezó la pandemia (ver Programa de Emergencia contra el Coronavirus en www.http://nuevo.pstu.com.ar/wp-content/uploads/2014/09/trotskyarchivo.jpg.com.ar)

Somos los trabajadores los que debemos defender nuestras propias vidas. Debemos imponer, nuestras propias condiciones de trabajo. Nuestros protocolos, discutidos en reuniones y asambleas. Los dirigentes de la CGT y las CTAs cumplen el papel de cómplices y encubridores de los patrones y el Gobierno, silenciando reclamos y justificando despidos, suspensiones y bajas salariales. Debemos obligarlos a que unifiquen nuestros reclamos, con un Plan de Lucha en defensa de nuestras vidas y de nuestras familias.