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25/11 | Día Mundial de Lucha contra la Violencia hacia las mujeres

La violencia contra las mujeres crece cada día en el mundo entero. Y no sólo la violencia física sino también la violencia psicológica, que no deja rastros aparentes pero es tan grave como la otra y deja secuelas por el resto de la vida. La situación está tan descontrolada que la ONU tuvo que crear un día especial para llamar la atención hacia este problema y lo ha tenido que reconocer como una verdadera pandemia mundial. (…)
La Liga Internacional de los Trabajadores (LIT-CI) se coloca a la cabeza de esta lucha contra todo tipo de violencia contra la mujer pero al mismo tiempo señala que para eso son necesarias acciones concretas y urgentes; es necesario transformar ese día en lo opuesto de lo que la ONU quiere con él. Es preciso transformarlo en un día de lucha de todas las mujeres contras las causas concretas de la violencia, pero, sobre todo, contra la propia ONU y su política imperialista, que promueve guerras, genocidios y explotación desmedida contra los pueblos, dejando el mundo cada vez más peligroso para las mujeres, sobre todo para las más pobres, negras, inmigrantes y trabajadoras de todos los países. Es preciso transformarlo en un día de lucha contra los gobiernos que aplican las políticas de la ONU, que promueven y reciben recursos internacionales, que a través de miles de ONGs, engañan a las mujeres con su políticas de empoderamiento y medidas asistenciales, haciéndoles creer que ésa es la vía para resolver el problema de la opresión y la violencia, mientras descargan sobre las espaldas de los trabajadores y pobres, violentos planes de miseria y explotación.
Al mismo tiempo que saquean nuestras riquezas, los gobiernos imperialistas, por medio de la ONU, hacen campañas en defensa de los derechos humanos (…) y bajo su auspicio refrenda la permanencia de las tropas de la MINUSTAH en Haití que acaban de cumplir 10 años ocupando este país y bajo cuyo amparo los soldados violan mujeres, reprimen manifestaciones y generaron una epidemia con el virus del cólera que se ha cobrado cientos de muertos.
El crecimiento de la violencia contra las mujeres es un grave síntoma de la expansión de la ideología machista y patriarcal, de la creencia de que los hombres son más fuertes y más capaces que las mujeres y, por lo tanto, deben comandar el mundo. Pero por otra parte es expresión de la reacción frente a la creciente participación de las mujeres en las luchas sociales, levantamientos y revoluciones. Así la violencia  sexual contra las mujeres se ha convertido en arma de terror para que no luchen como acaba de constatarse en las recientes movilizaciones juveniles de Hong Kong. (…)
Comportamientos similares se denunciaron durante las manifestaciones de la Plaza Tahrir, en Egipto. En otras la violencia policial se ensaña contra ellas como se pudo ver durante las jornadas de Junio de 2013 en Brasil, en donde hubo muchas mujeres, entre los muchos agredidos y encarcelados. (…)
Llamamos a todas las mujeres, en especial a las más pobres y oprimidas, a no alimentar ilusiones en los gobiernos burgueses, a no creer que un organismo como la ONU podrá dar igualdad de derechos a las mujeres y acabar con la violencia. Pero, al mismo tiempo, afirmamos que es preciso exigir eso con una fuerza cada vez mayor.

Las fuentes de la violencia

Existen hoy en día fuentes bien claras de las que brota la violencia contra las mujeres. Las innumerables guerras de dominación, que asolan Medio Oriente, son un claro granero de violencia para ellas. La violación se volvió un arma para desmoralizar al enemigo, y es practicada indiscriminadamente, incluso por soldados de la propia ONU. (…) En algunas regiones, las mujeres han conseguido enfrentar esta situación, como las mujeres kurdas, que formaron brigadas militares. Pero la gran mayoría de las mujeres está indefensa y precisa también armarse de fusiles y ametralladoras para poder defenderse.
Otra fuente de violencia machista es la extrema miseria, lo único que les ofrece el sistema capitalista, a pueblos enteros en África, la India, Asia y América Latina. (…)
La Iglesia Católica y las demás religiones han sido otra fuente de violencia contra las mujeres. Alegremente, el Papa condena el aborto, como si eso no tuviese consecuencia alguna. Toda persona tiene derecho a creer en un precepto religioso, pero sólo y tan sólo cuando ese precepto no engendra miles de víctimas, como ocurre con la prohibición del aborto. Al Vaticano no le interesa  el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo y su maternidad, no le interesa que en la actualidad según la OMS de los 210 millones de embarazos anuales, 80 millones son no deseados, tampoco que en solo América Latina se registran 3.700.000 abortos inseguros y que de ellos el 17% termina en la muerte para miles de jóvenes (…)
En realidad, todas esas fuentes de violencia tienen, en última instancia, una causa material: la necesidad de mantener a las mujeres encarceladas en el hogar para cuidar de las tareas domésticas, de la reproducción de la fuerza de trabajo y de la generación de nuevos seres humanos, además de mantenerlas como parte del ejército industrial de reserva en calidad de mano de obra barata para la industria, el comercio y los servicios, aumentando el lucro de los capitalistas.

Es preciso luchar

Este 25 de Noviembre, en el mundo entero las mujeres tienen que salir a las calles para gritar que no soportan más esta situación. (…)
Una legislación más dura para eliminar la desigualdad entre hombres y mujeres es esencial en todos los países del mundo. Campañas contra el machismo, el asedio sexual en el transporte público y en los lugares de trabajo y estudio, son cada vez más fundamentales. Pero todo eso es discurso vacío, condenado a ser repetido millones de veces, por millones de voces. Mientras la ONU y los gobiernos no metan la mano en los bolsillos e implementen medidas concretas, como la creación de casas-abrigo en todas las ciudades y barrios, asistencia médica y psicológica para las mujeres agredidas, prisión para los hombres violentos, luces en las calles y plazas, todo eso no pasa de demagogia. (…)
La emancipación de la mujer es concreta (…) independencia financiera de las mujeres, con empleos y salarios dignos, igualdad salarial con los hombres, disminución de las jornadas laborales para poder atender a los hijos,  guarderías públicas donde dejar a los niños; vivienda digna y educación de calidad para poner en el lugar de los preconceptos y de las supersticiones religiosas, la inteligencia y la confianza en sus propias fuerzas para organizarse y cambiar el mundo.
Este 25 de Noviembre debemos luchar, sobre todo, por erradicar las tres grandes fuentes de violencia contra las mujeres: las guerras y los saqueos imperialistas, la miseria y la explotación humanas, y la imposición religiosa del mito de la inferioridad femenina. Como dijo Marx, el grado de opresión de la mujer es un indicio del grado de atraso de una sociedad. En este sentido, el capitalismo y la sociedad burguesa en la cual vivimos están mal. Muestran que no sirven para la felicidad humana, porque son fuentes permanentes y diarias de violencia y agresiones contra las mujeres, que representan hoy más de la mitad de toda la especie humana.
En este 25 de Noviembre, una vez más, llamamos a toda la clase trabajadora mundial, con las mujeres al frente, a mostrar su fuerza y la más sólida unión contra ese veneno que divide a la clase trabajadora y nos debilita para luchar y erradicar la verdadera causa de esa calamidad contra la humanidad: la explotación capitalista.

 

 

Dedicatoria

La LIT-CI y toda su militancia mundial, dedicamos este 25 de Noviembre a nuestras camaradas Carolina Garzón y Sandra Lucía Fernandes y su hijo de 10 años, Icauã. Carolina, militante del Partido Socialista de los Trabajadores de Colombia PST, dirigente estudiantil quien es víctima de desaparición forzada desde hace más de dos años, en la vecina república del Ecuador y de la que aún no conocemos su suerte, a pesar de la intensa campaña internacional sobre los gobiernos de Colombia y Ecuador y sus instituciones para que investiguen y encuentren a los autores materiales e intelectuales de tal atrocidad. ¡Que nos la devuelvan con vida! Sandra, militante del Partido Socialista de los Trabajadores Unificado del Brasil PSTU, quién fue víctima  de violencia  machista, junto con su hijo, asesinados en el mes de febrero de 2014 en Recife-PE a manos de su compañero sentimental.
A todas las mujeres víctimas de la trata de personas, de quemaduras con ácido, de maltrato físico y psicológico, de abuso sexual, y a todas las mujeres trabajadoras objeto no solo de la violencia machista sino también de la violencia capitalista.
Exigimos de la ONU y de los gobiernos que se investiguen las desapariciones forzadas, se desmantele las bandas de trata de personas y de prostitución. ¡Exigimos garantías para vivir!

19 de noviembre de 2014