25N, Dia Internacional de la Eliminación de la Violencia hacia las Mujeres. Lejos de eliminarse esa violencia, en este contexto de pandemia la situación empeora: nada se puede combatir sin conocer las raíces profundas de la cuestión. ¿Cuáles son las causas de esa violencia y por qué las mujeres trabajadoras debemos estar al frente de la lucha por acabar con ella?
Es un hecho comprobado que la crisis económica y la pandemia alimentan de manera brutal el machismo y la violencia en el mundo entero. Según la ONU “El confinamiento aviva la tensión y el estrés generados por preocupaciones relacionadas con la seguridad, la salud y el dinero…”[1] La OMS señaló que la violencia doméstica contra las mujeres se incrementó en el mundo un 60% durante las cuarentenas[2]. El aislamiento nunca fue el mejor aliado de las mujeres que sufren violencia dentro de sus hogares.
América Latina es una de las regiones donde el problema es más agudo. En Argentina ya contamos 255 femicidios en lo que va del 2020[3]. Pero los femicidios solo son la punta del iceberg de una serie de violencias que el propio Estado y los distintos gobiernos ejercen sobre las condiciones de vida de las mujeres trabajadoras y pobres.
Opresión al servicio de la ganancia de unos pocos.
Vivimos en un sistema capitalista que condena a la clase trabajadora al hambre y la pobreza. Que arrasa con su violencia todo lo que encuentra a su paso, incluso nuestras vidas y la de nuestras familias, para seguir acumulando riquezas en manos de algunos pocos dueños del mundo. En un sistema donde todo es mercadería, las personas también lo somos. Los hombres y mujeres atades de por vida a nuestros trabajos, y las mujeres, además, debiendo garantizar otro trabajo gratuito: las tareas del hogar que garantizan la reproducción de las familias todos los días.
¿Pero cómo logra el sistema que hagamos esto, y pensemos que es algo natural trabajar a cambio de nada? Lo cierto es que las mujeres tenemos la capacidad biológica de tener hijes. Pero esto no nos hace ni más sensibles ni poseedoras de un instinto maternal “natural” que nos daría mayor “facilidad” para las tareas domésticas y cuidar a una familia, donde debemos hacer todo en nombre del amor.
Estas falsas ideas refuerzan la visión sobre nosotras de ser personas al servicio de otres, los hombres, que sí trabajan fuera de casa. ¡Pero resulta que muchas de nosotras también trabajamos fuera de nuestras casas! Y, aun así, nos sigue tocando ocuparnos de todo.
Por otra parte, también somos vistas literalmente como objetos que se compran y venden, por ejemplo cuando la miseria nos empuja a la prostitución. Allí también se refuerza la idea de que los hombres pueden ser dueños de nuestros cuerpos, de nuestra voluntad y también de nuestro deseo, a cambio de dinero. ¿Y si los hombres pueden ser nuestros dueños, entonces por qué no hacer con nosotras lo que les parece, incluso descartarnos?
El capitalismo es la violencia máxima
Todas estas ideas son alimentadas por el sistema capitalista para ponernos en situación de desventaja, así como también lo hace con el resto de los sectores oprimidos. De nuestra opresión, el sistema saca más ventaja y riqueza, aprovechándose para ganar más a costa de pagar menos y nuestras pésimas condiciones de vida. Y a medida que el capitalismo pueda dar menos respuestas a las necesidades del pueblo trabajador, al que castiga con sus crisis, guerras y deudas externas, quienes más en peligro estamos somos las mujeres trabajadoras, ya que sobre nuestras espaldas recaen las peores miserias y violencias de la sociedad.
Hace poco, el presidente Alberto Fernández declaraba: «Queremos un capitalismo donde todos ganen, no donde unos ganen y otros pierden. Que todos ganen en la medida de lo que aportan, pero que haya un equilibrio social más justo»[4]. Otra vez nos quieren vender espejitos de colores. Si les trabajadores ganáramos lo justo por lo que trabajamos y aportamos a la sociedad, no tendríamos la necesidad de salir a luchar todos los días contra despidos, por salarios dignos, vivienda, salud y educación para todes. El problema es el sistema capitalista, cuya base es la desigualdad: mucho para algunes y casi nada para muches. Esta es la peor violencia que sufrimos les trabajadores y el pueblo
No hay salida para nosotras sin una revolución obrera y socialista
Cada día queda mas claro que el sistema capitalista no puede ser reformado para nuestro bien y que solo puede seguir hundiéndonos a la gran mayoría del mundo, a quienes sobrevivimos de nuestro trabajo, en la peor crisis de la historia. Y a medida que la mayoría de la humanidad se hunde en la barbarie, nosotras nos llevamos la peor parte. Por eso es cuestión de vida o muerte luchar por una salida urgente.
El machismo es una herramienta del capitalismo para impedir que nos unamos a nuestros compañeros varones. Nos divide y nos impide ver que el problema de fondo es este sistema que solo sirve para unos pocos. Las mujeres trabajadoras debemos ser la primera línea de combate para que nuestros compañeros varones en las fábricas, barrios o lugares de estudio entiendan la fuerza que tendríamos si peleamos juntes con el objetivo de construir un mundo totalmente distinto al que vivimos.
Ese mundo solo podemos lograrlo con una revolución dirigida por les trabajadores, y poniendo en pie un gobierno que de verdad dé salida a todas nuestras necesidades, tomando el ejemplo de la Revolución Rusa de 1917 (ver página 10). Solo una revolución obrera y socialista nos permitirá derrotar al machismo y la opresión, y permitirnos vivir libre y dignamente.
Para pelear con esos objetivos y por esa revolución ponemos a tu disposición Lucha Mujer y el PSTU.
[1] https://www.unwomen.org/es/news/stories/2020/4/statement-ed-phumzile-violence-against-women-during-pandemic#notes ONU (Organización de las Naciones Unidas)
[2] https://www.infobae.com/america/mundo/2020/05/07/la-oms-alerto-que-la-violencia-contra-las-mujeres-se-incremento-un-600-por-las-cuarentenas/ OMS (Organización Mundial de la Salud)
[3] https://ahoraquesinosven.com.ar/reports/255-femicidios-en-2020
[4] https://www.telam.com.ar/notas/202006/472488-estamos-trabajando-para-la-construccion-de-un-nuevo-contrato-social.html