La imagen de una mujer gritando por encontrar a su hijito de solo 6 meses en el naufragio del Mar Mediterráneo hace pocos días, muestra una de las peores caras de la barbarie capitalista que golpea cada vez más cruelmente sobre las mujeres pobres, migrantes, trabajadoras. Muchas otras caras de esta violencia las vemos todo el tiempo en nuestra vida cotidiana. ¿Cómo podemos luchar para acabar con la violencia hacia nosotras?
Mujer, trabajadora, pobre: siempre peleamos
Si vemos algún noticiero, aparecerá sin dudas la foto de alguna mujer víctima de femicidio. O las enfermeras en alguna movilización reclamando un sueldo digno. Si abrimos alguna red social, las caras de las pibas desaparecidas están por todos lados. O tenemos la imagen de las mujeres de Guernica guardadas en nuestras retinas, intentando defender lo poco que tenían. Largas colas de mujeres en las escuelas para retirar un bolsón de comida. Niñas madres que son obligadas a parir cuando son violadas. Mujeres que hacen el mismo trabajo que sus compañeros en las fábricas, pero cobran mucho menos porque para ellas no hay categorías. Mujeres madres, ocupadas en tareas del hogar y cuidados de hijes y ancianes, al mismo tiempo que teletrabajadoras. De tanto repetirse, este paisaje se nos hace natural.
Pero también podemos ver a las mujeres polacas peleando en las calles defendiendo su derecho al aborto legal. O a las peruanas gritando “Que se vayan todos”. A las chilenas en la primera línea de combate contra Piñera y su represión. O a barrios enteros indignados, con las mujeres al frente, en cada comisaria de Argentina, cuando matan una piba, exigiendo justicia.
Todas estas imágenes quizás suenen contradictorias entre sí, pero en verdad no lo son. Las mujeres en el mundo entero cargamos en nuestras espaldas las peores tareas, las invisibles, las mal pagas y precarizadas. Las mayores violencias, que muchas veces pagamos con nuestras vidas. Pero ante esto, también muchas veces reaccionamos y la peleamos, porque así es como aprendimos que se puede conseguir algo de lo que los distintos gobiernos nos niegan. Siempre lo hacen para favorecer a los que acumulan en sus bolsillos todo lo que nosotras y nuestros compañeros trabajadores producimos.
Presupuesto 2021: al final la deuda no era con nosotras
Mientras tanto, el Gobierno de Alberto Fernández y su Ministerio de Mujeres prometen y prometen: el Plan Nacional contra la Violencia de Género, la Legalización del Aborto, el Cupo Laboral Travesti Trans … con apenas un 0,08% del presupuesto 2021 para ese Ministerio, ¡que debería garantizar todo eso!
En el mismo presupuesto, desaparece la emergencia por la pandemia, cuando sabemos que las consecuencias de esta crisis económica son tremendas y de largo plazo. La eliminación del IFE deja a grandes sectores con ninguna ayuda. La AUH es miserable y apenas para paliar la terrible situación que existe y que promete empeorar. Eso sí, para pagar la Deuda Externa se destina muchísima plata del mismo presupuesto, porque no es verdad que la Deuda es con nosotras, sino con los usureros de siempre.
A los que más tienen, a las grandes fortunas, tardaron meses en decidir “pedirles” una colaboración solidaria. Apenas una pequeña migaja de lo que les sobra a unos pocos, mientras a la mayoría le falta de todo. Y encima una parte importante de eso vuelve a las empresas para subvencionar actividades que las mismas patronales deberían garantizar. Una burla total a los millones que hoy son cada vez más pobres. Una burla para todas las mujeres que mueren por abortos clandestinos o que no tienen ni un pedazo de tierra para vivir.
¿Y las conducciones dónde están?
Mientras tanto, organizaciones feministas que son parte del gobierno o lo apoyan, festejan el “Primer Presupuesto con Perspectiva de Género”. Quizás sea un buen título, pero no es más que humo para tapar lo urgente y necesario.
La colectiva Ni una Menos y las centrales sindicales que dicen pelear por nuestras necesidades (la CGT y las CTAs) levantaron no hace mucho la consigna “Vivas, libres y desendeudadas nos queremos”. Ninguna de estas tres premisas se ha cumplido y, sin embargo, calladites la boca, siguen apoyando el desalojo de las mujeres en Guernica, los despidos que nunca se frenaron, la miseria que se reparte en las ollas populares, en fin, avalando el empeoramiento permanente de nuestras condiciones de vida.
Y si callan, es porque son parte de este proyecto y han abandonado las peleas reales que necesitamos dar. Se alejan cada vez más del pueblo trabajador, arrodillándose ante un proyecto político que vino a ser más de lo mismo, aunque con una cara amable y que usa lenguaje inclusivo. Pero apenas tiene el lenguaje, en todo lo demás, seguimos estando afuera de sus planes. Estas conducciones no nos sirven para pelear, la fuerza la ponemos nosotres desde abajo.
¡Peleamos por un verdadero plan de emergencia!
Cientos de miles nos hemos movilizado para conseguir el Aborto Legal, Seguro y Gratuito. O en cada barrio en la búsqueda de pibas desaparecidas. Con les compañeres en fábricas peleando por paritarias y un sueldo digno para vivir. La clave es pelear desde abajo para conseguir lo que necesitamos.
Las mujeres de cada barrio, las trabajadoras, necesitamos ya mismo un Plan contra la Violencia Machista que sea verdadero. En la Provincia de Buenos Aires, que según el Observatorio Social de Género es la de mayor cantidad de femicidios, se declaró la Emergencia en mayo pasado. Pero esa declaración sirve poco y nada, ya que propone “reasignación de partidas”, es decir, ningún aumento sustancial de presupuesto, cuando éste es insignificante: $1.000.000 para víctimas de violencia machista, que equivalen a 66 subsidios de $15.000
Nos hace falta un plan que garantice salud, vivienda y trabajo para todes, que legalice el aborto ya mismo (ver nota en página 3) y que cuide a nuestres niñes de abusos y violaciones, entre otras cuestiones urgentes (ver nota sobre Programa en página 11).
No hay manera de que ese plan exista si no hay presupuesto. Claro que la plata está. Se la llevan los usureros de la deuda externa, el FMI, las multinacionales, que se apropian además de nuestros recursos naturales. Debemos pelear para que esos millones sean para pagar la deuda con nosotras y con el pueblo trabajador de una vez por todas.