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UNIDAD Y COORDINACIÓN CONTRA LA MISERIA Y LA EXPLOTACIÓN

Se acerca fin de año y los bolsillos de los trabajadores están cada vez más flacos. El Gobierno promete que “el año que viene será mejor”, pero ¿cómo llegar a fin del 2020? La inflación en los alimentos y medicamentos se lleva todo. Las patronales aprovechan para especular, para aumentar precios. Alberto Fernández, que los viene subsidiando con los ATP (pagando la mitad de los salarios), ahora los ha premiado liberando precios, haciendo la vista gorda a los atropellos de todo tipo que hacen: despidos, cambios en las condiciones de trabajo, en los convenios y todo tipo de aprietes.

En las fábricas, en los lugares de trabajo, la presión y la bronca aumentan. ¿Qué hace el gremio? ¿Qué hace la CGT o la CTA? Se preguntan los compañeros. En algunos casos discursean, y la mayoría nada. Esta complicidad para “acompañar a Alberto” y dejar hacer a la patronal, está dejando solos a los compañeros que salen a defender su salario, su convenio y condiciones laborales y enfrentar los despidos. Su gran objetivo es conseguir una silla en la mesa del “acuerdo social” con los empresarios y el Gobierno.

Crecen las luchas dispersas y los ejemplos a seguir

Pero los trabajadores, lejos del freno que imponen los dirigentes sindicales, se han empezado a mover. Los estatales en Buenos Aires y la mayoría de las provincias se movilizan por salarios. Como los enfermeros y médicos por el reconocimiento de su profesión y contra el ajuste en los presupuestos de salud. Están luchando los metalúrgicos de Gri Calviño contra el ataque a sus condiciones laborales, igual que los compañeros de Dánica. Pero también se pelea por la vivienda, contra los desalojos de las ocupaciones, como en Guernica o Rafael Castillo, contra la megaminería el pueblo chubutense, las mujeres por la legalización del aborto.

Muchas luchas dispersas que necesitan la unidad para fortalecerse y triunfar, más allá del gremio al que pertenezcan.

Esto lo están comprendiendo y llevando a la práctica las Comisiones Internas de varias empresas del Grupo Molinos (Pérez Companc), como La Salteña (Burzaco), Gallo, Matarazzo, Luchetti, Repositores de Molinos, que pertenecen a gremios como Alimentación, Pasteleros, y Molineros.

Los dirigentes de estas empresas, en representación de cerca de 2000 trabajadores, acordaron exigir el pago de un bono de fin de año de 22 mil pesos, por considerar que “son trabajadores esenciales” que nunca dejaron de trabajar durante la cuarentena para que no faltaran los alimentos y que además dejaron suculentas ganancias a este grupo monopólico. Y encima los trabajadores tuvieron que tomar medidas de fuerza y paros para que esta patronal cumpliera mínimamente con los protocolos de seguridad. En el caso de La Salteña tuvieron que enfrentar la intención patronal de hacer cambios en los horarios de los turnos y condiciones laborales. Ahora los compañeros anuncian que si la patronal no cumple, harán asambleas y resolverán acciones directas.

Otro ejemplo de la importancia de la unidad y coordinación es el del gremio de Aceiteros y los de la Unión Recibidores de Granos y Anexos de la República Argentina (URGARA) que tienen un Plan de Lucha conjunto y le hicieron un paro el 9 de diciembre a las cámaras exportadoras de granos, los administradores de puertos, las aceiteras, etc. Todas patronales que hacen fortunas con el agro-negocio y ahora se niegan a una recomposición salarial digna.

Ejemplos como estos se pueden generalizar y es necesario impulsarlos, rodearlos de solidaridad para que ganen.

Por una nueva dirección, que una a los trabajadores para luchar

Por cómo viene la mano, las patronales seguirán atacando los convenios, despidiendo y apretando cada vez más los ritmos de producción y con la pretensión de bajar aún más los salarios. El Gobierno deja hacer cualquier cosa a los empresarios, sedientos de ganancias, les baja retenciones, les aporta subsidios, pero para los trabajadores puro discurso.

Por eso tenemos que prepararnos a defender con uñas y dientes nuestras conquistas, porque vienen por todo.

La unidad, coordinación, la pelea conjunta entre trabajadores de diferentes fábricas, de distintos gremios para luchar juntos, empiezan a ser un camino para fortalecer los reclamos y la organización.

Los compañeros de Molinos, aprovecharon para pedir un bono porque tienen la misma patronal chupasangre, los aceiteros y recibidores de granos enfrentan patronales del mismo rubro. Son ejemplos de lo que se puede hacer. Pero también es factible aprovechar la cercanía entre empresas o gremios comunes. Asambleas conjuntas, reuniones de delegados y activistas, comités o coordinadoras regionales, hay infinidad de formas de organizarnos. Hay que saltar el muro que imponen los dirigentes vendidos que no quieren pelear, para darnos una mano entre todos y así poder luchar y vencer.

Hagamos como los trabajadores de Molinos, o como los Aceiteros y Recibidores de Granos. Es el camino para ir fortaleciendo los reclamos y facilitar la construcción de una nueva dirección para los trabajadores, e ir preparando el camino hacia una Asamblea Nacional de Trabajadores Ocupados y Desocupados que coordine todas las peleas.