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SIN VACUNA NO HAY VUELTA A LAS AULAS

El lunes 8 de febrero, a las 16 horas, nos conectamos a la asamblea del SUTEBA Matanza. Ya hay 300 anotados y la cantidad sube y sube, en 15 minutos ya son 480: ¡la cantidad más alta de presentes desde hace más de un año!

No es para menos; escuelas sin una sola obra, a las que se suman edificios vandalizados; miles de docentes precarios sin cobrar su miserable sueldo y ¡sobre todo!: ¿qué hacer frente a la prepotencia del Gobierno para imponer la presencialidad?

Los compañeros del PSTU-Frente Índigo sabíamos que entrábamos en una dura batalla. En reuniones de infraestructura, por ejemplo, inclusive con presencia de organizaciones que no pertenecen al FITU, dirección mayoritaria del sindicato, con frecuencia nos encontrábamos solos.

Nuestra política discutida era: “¡Sin  vacunas la presencialidad es criminal!” Junto a eso, plantearíamos el peligro de que se abrieran y funcionaran las escuelas donde se cumpliera el protocolo (las escuelas privadas, unas pocas estatales céntricas y aquellas donde pesan las amenazas de directores fieles a la superioridad). Y las restantes, las que están sin agua ni infraestructura habitable, quedaran para la virtualidad. Una ganga para los bolsillos de las privadas.

Comenzó la asamblea

La Secretaria General y Diputada del FITU, Romina del Plá, entre un pormenorizado recuento de la situación, dice la frase mágica: HAY QUE ATENDER SITUACIONES DIFERENTES. Deja así la puerta abierta a que cada escuela decida y actúe por su cuenta.

La Conducción Celeste que dirige a los docentes de la provincia y del país plantea lo mismo, con más desenfado y profesión de fe kirchnerista.

Sabemos, porque convivimos con él, que el hambre hace carne a casi el 50% de la población, que no ir a la escuela es muy penoso socialmente. Y que la presencialidad es una necesidad. Pero el atajo que usa el Gobierno: que abran las escuelas, no importa en qué condiciones, es el más barato y demagógico, pero sobre todo un riesgo mortal.

Las vacunas terminaron con decenas de enfermedades mortales, que hoy reaparecen por el ajuste. Acelerar y generalizar la vacunación contra el COVID es la única solución. La otra salida son millones de muertos en el mundo.

Fue una batalla desigual con todas las organizaciones políticas que son parte de la Directiva, FITU y demás. Se negaban a que la vacunación de estudiantes, docentes y comunidad sean la condición ineludible para volver a las aulas.

Dimos la pelea. Solo nos acompañaron la Tendencia del PO, grupos anarquistas y parte de las/os compañeras/os de base, muchas/os de las/os cuales no llegaron a votar. Es que la Directiva, viendo la fragilidad de sus argumentos, extendió la asamblea por 5 horas para asegurarse el control, por lo que casi la mitad de las compañeras y compañeros se retiraron.

Pese a las maniobras y la unidad del acuerdo de la directiva del sindicato alrededor de esa posición lamentable, solo lograron miserables 147 votos frente a los 70 votos de nuestras fuerzas e independientes. Una muestra de que se resquebraja la hegemonía de la Multicolor y que se abre una verdadera perspectiva clasista y democrática.

El PSTU y el Frente Índigo están al servicio de la lucha contra el genocidio de la pandemia y la unidad de todos los trabajadores contra la nueva normalidad que nos quieren imponer, quitando salario y conquistas sociales para hacer a los ricos más ricos y a los pobres más pobres.