LA IZQUIERDA FRENTE A LAS PRÓXIMAS ELECCIONES

El debate de la conformación de alianzas y listas se encuentra en el centro del escenario del conjunto de los partidos en general y de los de izquierda en particular. Y con el inicio de elecciones en algunas provincias, como Jujuy, las polémicas se recalientan.  Propuestas de todo tipo y color llenan los sitios web y páginas de las prensas partidarias, sin ir a los debates centrales que, en nuestra opinión la actual situación excepcional del mundo exige. En este artículo plantearemos nuestra postura sobre las polémicas desatadas y también los temas centales  que lamentablemente se están omitiendo.

La cuestión de la unidad de la izquierda siempre es parte de la previa a la presentación de listas, y se repite siempre la pelea por quién queda como más unitario y logra agradar a quienes simpatizan con la izquierda en general.  La conformación de listas para las elecciones que se realizarán en Salta el 15 de agosto, preanuncia un posible escenario nacional con dos espacios de izquierda que se reivindican seguidores del trotskismo, el ya instalado Frente de Izquierda de los Trabajadores – Unidad (FIT-U) y el posible frente Tendencia Partido Obrero (TPO) / Nuevo MAS. Toda la discusión de la unidad en este caso gira en torno a estos espacios, que tampoco tienen una postura común.

Dentro del FIT-U, el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) y el Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST) toman la ofensiva de la bandera de la “unidad” proponiendo, con matices en las formulaciones, una gran elección de Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) de toda la izquierda. El Partido Obrero (PO) rechaza las PASO, propone un Congreso del FIT-U en el que se invitaría a todos los agrupamientos que defienden la independencia de clase y esquiva decir si admitiría un espacio común con su reciente ruptura (la TPO). Izquierda Socialista (IS) se ubica en la defensa del FIT como conquista y llama a ampliarlo, pero sin PASO.

Por su parte, la TPO también propone PASO pero dice “obreras y socialistas”, donde cada partido dispute por su programa, mientras que el Nuevo MAS, que en el 2019 reclamaba con ansias internas abiertas de toda la izquierda, ahora dice que lo necesario es la unidad en las luchas, mientras realiza aficheadas electorales y una propuesta de debate público solo dirigida al PTS.

La reciente elección de Jujuy, en la que la TPO llamó a votar en blanco, puso más picante a las polémicas, y los epítetos y adjetivos están a la orden del día. Sin embargo, no dejan de ser discusiones en el marco de lo que mejor le quedaría a cada una de las corrientes para medir sus fuerzas o lograr un “mejor lugar” y no de distintos programas en pugna.

Elecciones y programa

Desde el PSTU frecuentemente debatimos con las distintas corrientes de izquierda por su electoralismo y adaptación al régimen democrático burgués. Sin embargo, esto no quiere decir que, para nosotros, como marxistas que somos, las elecciones no sean importantes: aún siendo el terreno del enemigo, con reglas impuestas por éste, son una oportunidad muy importante para difundir el programa revolucionario ante amplias capas de la población, de proponer otro modelo de país y cómo conseguirlo y, en ese marco, disputar el voto de los trabajadores para que no se vaya a variantes patronales.

Esto en una situación mundial como la actual, donde los efectos de la fase imperialista del capitalismo muestran toda su crudeza en forma de genocidio contra el pueblo trabajador. Y en una situación nacional en donde el mecanismo electoral no es rechazado por amplios sectores del pueblo trabajador, adquiere una mayor trascendencia porque plantea el desafío y la oportunidad de presentar ante amplios sectores un programa revolucionario, de salida obrera y socialista, como única opción real para evitar la continuidad del genocidio capitalista.

El fracaso del capitalismo está a la orden del día y no se puede regalar la bandera de la rebeldía antisistema a los sectores de ultraderecha o liberales, fenómeno que se verifica en varios lugares del mundo, al que nuestro país no es completamente ajeno, aunque aun sea muy minoritario.

En nuestra opinión, para eso es necesario decir las cosas como son, sin eufemismos. Decir que no es en el parlamento donde se van a resolver los problemas de los trabajadores. Tener diputados y presentar proyectos de ley es útil si está en función de desenmascarar al régimen y a los partidos patronales. Pero para lograr lo que necesitamos hay que hacer una revolución, que los trabajadores y trabajadoras tomemos en nuestras manos los destinos del país pasando por encima a las actuales direcciones e impulsando la acción directa, organizando la autodefensa y demás, no con la perspectiva de solo obtener tal o cual conquista sino de construir las herramientas necesarias para la toma del poder como objetivo.

Decir también que si bien circunstancialmente mujeres de distintas clases sociales pueden estar en unidad de acción por alguna demanda concreta, en ello no hay ninguna “sororidad” ni hermandad con las mujeres de la burguesía, porque ellas son parte de las que también nos explotan todos los días y aumentan sus ganancias con nuestra opresión.

Por supuesto que es necesario hacer todos los planteos de la mejor forma bajados a tierra y lo más comprensible posible, pero eso no puede confundirse con “lavar” el programa, para ser más aceptables y mantener y/o aumentar votantes, como vienen haciendo el conjunto de las fuerzas de izquierda que hoy debaten la unidad. Por eso, si desde el PSTU tuviéramos legalidad, siguiendo las enseñanzas de Lenin, probablemente nos presentaríamos solos con el perfil que aquí desarrollamos.

Un polo de independencia de clase

No obstante, aún con las limitaciones en el perfil y la presentación del programa que hoy tienen el conjunto de los partidos legales de izquierda, que frente a las variantes patronales haya una alternativa de independencia de clase para los trabajadores y trabajadoras es muy importante. Y en ese sentido sería mucho mejor para disputar ese voto por la independencia de clase que se concentre en una sola alternativa. Más aún no habiendo entre las fuerzas que hoy tienen legalidad diferencias de fondo en el programa a levantar, como se ve en el centro de los debates que se están realizando, en los que el contenido del programa no aparece como un debate central y todo se reduce a las propuestas que más les convienen a cada fuerza para mantener o acrecentar sus lugares.

Para nosotros la disputa de aparato no justifica la división y por eso sería mejor que en lugar de gastar energía y páginas y páginas en estos debates y luego en “medirse” entre las fuerzas de izquierda, presentar una lista unificada que incluya al conjunto de las fuerzas, las legales y las que no tenemos aún legalidad, a partir de puntos de acuerdo y con independencia total de cada fuerza de realizar su campaña con su propio programa.

Las PASO no son admisibles

Para la conformación de dicha lista unitaria nos parece inaceptable la utilización de las PASO que hoy proponen el PTS, el MTS y la TPO y esa discusión es una muestra más de las limitaciones de los espacios que se puedan conformar. Desde nuestra perspectiva utilizar como herramienta las PASO proscriptivas hechas al servicio de la recomposición del régimen democrático burgués en nuestro país, es una muestra de la adaptación a dicho régimen y sería un error muy grande, como lo fue en 2015, utilizar dicho mecanismo en lugar de utilizar los mecanismos de la democracia obrera para el armado de listas.

Qué proponemos

Desde el PSTU sostenemos, como lo hemos hecho en elecciones anteriores, que la lista de una alternativa de independencia de clase debería conformarse con los métodos de la misma: asambleas por zona o sector y un criterio de representatividad. No con los mecanismos de la democracia burguesa o la rosca de aparato.

El lugar protagónico deberían tenerlo las luchas recientes o en curso, como por ejemplo los “elefantes” de la Salud de Neuquén, de la lucha de Guernica, de las fábricas que están en conflicto. El perfil de los candidatos y candidatas debería ser bien obrero, aprovechando los referentes de la clase que forman parte de los partidos de izquierda, como a veces se expresa en algunas listas provinciales, como la reciente de Jujuy, pero no así en los principales referentes nacionales. Las luchas de las mujeres, de la juventud y del conjunto de los sectores oprimidos tienen que expresarse con fuerza, desde una perspectiva de clase bien clara.

En ese sentido,  también es necesario que tengan un lugar destacado  los luchadores y luchadoras perseguidos por el Estado burgués como una forma de defensa, por lo que proponemos a nuestros compañeros Sebastián Romero y Daniel Ruiz para lugares importantes en las listas, como así también deberían tenerlo Cesar Arakaki y Dimas Ponce, y otros luchadores perseguidos, para dar continuidad en la campaña electoral a los reclamos unitarios por libertad y absolución que los tiene como protagonistas y que la campaña electoral esté al servicio de las peleas en curso, y no viceversa.