A pocas horas del cierre de la presentación de listas y alianzas para las elecciones a diputados nacionales el debate por las PASO (Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias) recorre la izquierda. “PASO si” o “PASO no” pareciera ser la única discordancia posible, sin embargo, aunque este es una discusión fundamental, no debería ser lo único sobre lo que se debate en la conformación de listas que plantean un programa de independencia de clase. Los criterios con las que se conforman deberían ser también parte del debate político ausente desde hace años en los que solo prima la pelea por los lugares.
Para no omitir el debate de las PASO, como ya hemos planteado ahora y en el 2015, desde el PSTU entendemos que es un error que las listas de la izquierda en las elecciones generales se resuelvan desde el mecanismo regresivo y proscriptivo que impuso el régimen democrático burgués. Terminar utilizándolo, como todo indica que pasará expone dos cuestiones: en primer lugar, la adaptación a la democracia burguesa, que debería ser ajena a los partidos que se reivindican revolucionarios; en segundo término, que la pelea por los “lugares” se pone por encima de todos los criterios políticos que, en nuestra opinión, deberían ser el centro de todos los debates. A ese segundo aspecto responde la propuesta de las fuerzas del FIT-U que se oponen a las PASO para reivindicar los acuerdos de lugares alcanzados en elecciones anteriores, que son acuerdos de aparato también ajenos a los mecanismos obreros que se podrían utilizar. En una nota anterior ya hemos planteado cuales son los mecanismos que en nuestra opinión se deberían utilizar.
Ahora bien, queremos centrarnos en el debate para nosotros principal ¿con qué criterio se deberían conformar las listas? ¿Con las figuras públicas de cada partido o intentando que sin desmedro de las organizaciones se expresen en la conformación la vanguardia actual en la lucha de clases? ¿No deberían privilegiarse como criterio general que se exprese ahí el movimiento obrero y los sectores más explotados y oprimidos? ¿Qué lugar deberían tener los luchadores perseguidos por el Estado Burgués?
Lamentablemente, las tradiciones más básicas del movimiento obrero se han olvidado y remplazado por la lógica del marketing. Podríamos nombrar como ejemplos la candidatura de Eugenio Debs que, en 1920, fue candidato presidencial por el Partido Socialista de EE.UU. estando en la cárcel por oponerse a la participación norteamericana en la Primera Guerra Mundial, y aun así consiguió casi un millón de votos. O la de Hugo Blanco en Perú 1978 que desde el exilio tuvo la votación más alta de la izquierda para la elección de una Asamblea Constituyente.
Desde el PSTU creemos que además del perfil obrero, y de la mujer y juventud trabajadoras, no debería estar en discusión el lugar en las listas de los presos, perseguidos y procesados por el régimen y la utilización de la campaña electoral en función de esa pelea. No lo decimos solo por nuestros compañeros, sino que debería ser, en nuestra opinión un criterio básico que incluya al conjunto de los luchadores y luchadoras en esa situación, sean del partido que sean, o sean de ninguno, por ejemplo, Daniel Ruiz y Sebastián Romero, pero también Cesar Arakaki, entre otros. Desde el PSTU propondremos al servicio de esto la candidatura de nuestros compañeros.