JUEGOS OLÍMPICOS: NO TODOS PUEDEN LLEGAR

TOKIO 2020 – NEGOCIOS CAPITALISTAS

Postergados desde el 2020 por la pandemia del COVID-19, entre el 23 de julio y el 8 de agosto se desarrollaron los Juegos Olímpicos de Tokio (Japón). Esta cita cada cuatro años a nivel mundial es el mayor evento deportivo internacional multidisciplinario en el que participan atletas de todo el mundo. En esta oportunidad fueron 11.711 atletas de 204 países que compitieron en 33 deportes, 50 disciplinas y 339 eventos.

 

Para los marxistas revolucionarios es importante analizar el real contexto en el que estos juegos se desarrollaron, algo que los medios masivos de comunicación precisamente no exponen, visto el gran negocio deportivo y olímpico para inversionistas, especuladores, empresas de construcción, comercio y medios patronales dominantes de las redes sociales.

 

Economías en crisis en los cinco continentes, deudas externas impagables, una situación en que se cuentan por millones los contagiados y muertos por la pandemia, los refugiados de las guerras civiles de Medio Oriente y África, los pobres y jóvenes postergados protagonistas de rebeliones y movilizaciones como en Chile y Colombia, los migrantes en busca de mejores condiciones de vida. Y una disputa capitalista entre grandes potencias como EE.UU y China, por la mejor parte de la torta, a ver quién gana la carrera de explotar más a millones de trabajadores y a 00pueblos enteros o de expoliar los recursos naturales, a pesar de las advertencias de la naturaleza, con catástrofes como sequías e inundaciones incontrolables.

 

Tales condiciones no hacen justamente de los Juegos Olímpicos un evento deportivo igualitario a nivel internacional, regional o nacional, mucho menos en lo individual, en que pesa el origen y condiciones de entrenamiento de los atletas. En los hechos es una gran muestra de la descomunal discriminación en el sistema capitalista, también con respecto al deporte. 

 

Un medallero condicionado por el poder capitalista-imperialista

 

Si observamos la distribución de medallas ganadas por los 14 primeros países, a lo cual incorporamos a la Argentina a modo de comparación, hay una estrecha relación entre el Producto Bruto Interno (PBI) de sus economías y los primeros puestos en el medallero.

 

PBI (Producto Bruto Interno) realizado por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial

 

Estados Unidos en el primer puesto, la cabeza del imperio capitalista, le siguen China, Japón, Inglaterra, Rusia y Australia. Son resultados producto de destinar inversiones durante años al desarrollo deportivo, por diversos motivos, como comerciales, inversiones y ganancias, apoyo estatal y/o privado. Se calcula que por derechos de televisación los organizadores percibieron unos U$S 4.200 millones y por patrocinios unos U$S 1.000 millones. O consecuencia de objetivos políticos de presencia e influencia mundial, como los Estados Unidos, China o Rusia, con regímenes políticos diferentes pero todos capitalistas. Éstos consideran las disciplinas deportivas, amateurs o profesionales, como una cuestión de Estado. También se observa que la profundidad de las crisis combinadas afecta a países que antes ocupaban puestos relevantes en el medallero, como Brasil y Cuba, por ejemplo, que ahora figuraron12º y 14º respectivamente. 

 

El capitalismo reemplazó el amateurismo por los negocios

 

El Comité Olímpico Internacional (COI), dominado por los países imperialistas, mostró a través de los diferentes Juegos Olímpicos cómo la avidez de ganancias de financistas y empresas terminó con el espíritu amateur del deporte, con la excusa de avances económicos, políticos y de tecnología.

 

Los Olímpicos comenzaron hace más de 2.700 años en Olimpia, en el Peloponeso, en Grecia. Cada cuatro años, unas 50.000 personas acudían al gran evento religioso. No había medallas de oro, plata y bronce: los ganadores recibían una corona de olivo y eran considerados héroes. Espíritu amateur que impulsó el creador de los Juegos Olímpicos a principio de siglo, el pedagogo e historiador francés Pierre de Cubertain, que  anhelaba la sana competencia deportiva entre todas las regiones y naciones. Pero Coubertain no tuvo en cuenta que el capitalismo imperialista transforma todo en negocio, usufructuando de las diferencias económicas y sociales, clase obrera y clase burguesa, y de la división entre países ricos y pobres, lo que se ve bien reflejado en los actuales Juegos.

 

Merece además este fundador una fuerte crítica, cuando no consideraba posible la participación femenina en los Juegos, aduciendo que no era el lugar que debían ocupar las mujeres en la sociedad y en la vida. El tiempo mostró la cantidad de atletas mujeres y de los colectivos LGTBI que pudieron participar como en este último evento, más allá de las condiciones, a menudo desfavorables, en las que deben entrenar y competir.

 

Así el Comité Olímpico Internacional (COI) dominado por las principales potencias mundiales y sus multinacionales, aceptó en los Juegos a atletas profesionales. Y unido al explosivo desarrollo de los medios de comunicación de masas comenzó el apoyo a deportes y atletas patrocinados por empresas y la consiguiente comercialización de los Juegos. Se exaltan así, los méritos individuales, como si no tuvieran que ver las condiciones de origen y desarrollo.

 

Lo vemos en actividades populares, de influencia masiva, como el fútbol, básquet, boxeo, tenis, rugby, vóley, etc. Apoyo además coordinado con fundaciones y universidades, como en Estados Unidos donde otorgan privilegios a ciertos atletas que aceptan patrocinar marcas con contratos millonarios y que luego sufren enormes presiones ante promesas de premios también millonarios.

 

Socialismo es garantía de una sana e igualitaria competencia deportiva

 

Es de resaltar que hasta la caída del bloque soviético los estados obreros como la Unión Soviética y Cuba competían de igual a igual ante las naciones imperialistas capitalistas. 

 

A pesar de la deformación de esos estados obreros, causada por los regímenes totalitarios de los partidos comunistas copados por el estalinismo, se demostró que el deporte planificado y apoyado por recursos de una política estatal, económica, social y cultural destinado a los trabajadores y a la población, sin privilegios de clase, puede generar miles de posibilidades a los seres humanos para desarrollarse deportiva y sanamente en competencia.

 

Desde el PSTU denunciamos al capitalismo por utilizar al deporte como una mercancía de consumo y no como parte esencial del desarrollo humano. Y cuestionamos torneos mundiales como estos Juegos Olímpicos, donde compitieron y competirán atletas cuyas condiciones de formación y entrenamiento no son igualitarias, transformándose en una disputa de medallas para las naciones dominantes aplaudida desde los medios hegemónicos.

 

Mientras persista la sed de ganancias empresarial no habrá solución para masificar los deportes que deberían ser amateurs. Únicamente una política estatal socialista bajo un verdadero control democrático de los trabajadores y el pueblo permitirá a niños y niñas y a la juventud tener oportunidades para elegir la actividad deportiva en que puedan desenvolverse sana e igualitariamente.