Charla – Debate de Lucha Mujer
El pasado 26 de noviembre, gracias a la “virtualidad”, decenas de compañeras de CABA, Buenos Aires, Córdoba, Rosario, Mendoza y Patagonia, nos encontramos para discutir soluciones al alarmante incremento de la violencia machista.
Se recordó, en primer lugar, a las hermanas Mirabal, en cuyo homenaje se conmemora el 25N, quienes organizaron el mayor movimiento político opositor a la dictadura de Rafael Trujillo. Por ello las asesinó la policía secreta dominicana un 25 de noviembre de 1960.
Pandemia y penurias femeninas
Tomó la palabra Isabel Morales, dirigente de Lucha Mujer y del PSTU. Destacó que en los casi dos años que lleva la pandemia, hubo un salto en la violencia hacia las mujeres en todo el mundo, en especial en las zonas de mayor pobreza. Trabajadoras, jóvenes, desocupadas, negras, indígenas, fueron las más castigadas por el COVID-19 y la caída de la economía: enfermedades, hambre, desempleo, falta de acceso a educación, salud, vivienda.
A esto se suman todavía, agregó, la violencia sexual y los femicidios, que recrudecieron con el aislamiento.
En Argentina, señaló Isabel, la situación no es mejor que en el resto.
Los muchos años de luchas femeninas conquistaron las Leyes para combatir la Violencia de Género, la de ESI (Educación Sexual Integral), la del Matrimonio Igualitario, la de Identidad de Género, y más acá en el tiempo, la Ley Micaela, el Aborto Legal, el cupo laboral travesti-trans o el DNI no binario.
Ese ascenso, añadió, fue parte de masivas luchas obreras y populares, por ejemplo las de diciembre de 2017 contra las Reformas Previsional y Laboral de Macri, a partir de las cuales se produce la persecución y la actual prisión de Sebastián Romero y los trece meses de cárcel de Daniel Ruiz, ambos del PSTU.
Sin embargo, la situación de las mujeres trabajadoras y de los barrios populares siguió empeorando. A continuación, la expositora dio algunas cifras. Brecha salarial: en el trabajo formal las mujeres ganan 30% menos y en el informal esa diferencia trepa a 35,6 %. En cuanto a la desocupación femenina, la tasa de desempleo llegó al 41,2%, se perdieron 1,7 millones de puestos laborales femeninos, que solo se recuperaron parcialmente.
Esta situación, ¿se debe solamente a la pandemia?, se preguntó Isabel. El Gobierno de Alberto y Cristina Fernández, por ejemplo, garantizó durante la pandemia los ATP (Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción) a los empresarios, para que mantuvieran los puestos laborales. Pero despidieron igual y aprovecharon, además, para avanzar con flexibilización y reformas laborales por lugar de trabajo.
Presupuesto vs Deuda
En 2021 el Gobierno Nacional y su Ministerio de Mujeres se ufanaron de elaborar el Primer Presupuesto Nacional con Perspectiva de Género. Un presupuesto atado a los acuerdos con el FMI y al pago de la Deuda, que implica un ajuste, no puede ser beneficioso, cuestionó la oradora. La mayoría de los ítems atribuidos a derechos femeninos corresponden a ANSES, es decir, ya figuraban en presupuestos anteriores. Lo que empeora porque las partidas asignadas, de por sí insuficientes, no llegan a destino en su totalidad.
Hermandad, ¿con quiénes?
Por fin, Isabel recordó que los derechos de la mujer trabajadora, ni siquiera se nombraron, a no ser por alguna mención a la “marea verde”, en las campañas electorales de las “candidatas del ajuste”, como Victoria Tolosa Paz y María Eugenia Vidal.
Una multitud de organizaciones feministas (desde la colectiva K “Ni Una Menos” hasta partidos de izquierda) nos propone organizar un gran movimiento de mujeres para conseguir la liberación femenina, ya que todas las mujeres seríamos hermanas, en tanto oprimidas.
¿Podríamos considerarnos hermanas de Tolosa Paz o de Vidal, en cuyos slogans electorales estuvo casi ausente la palabra mujer? ¿O de las nuevas integrantes de la conducción de la CGT, que nos llaman a no luchar por nuestras necesidades y a confiar ciegamente en el Gobierno del Frente de Todos?, se preguntó la oradora.
Nosotras, explicó, desde Lucha Mujer y el PSTU, llamamos a la hermandad con las trabajadoras, las precarizadas, las desocupadas, las sin techo, las originarias, las madres que organizan ollas populares y comedores, las que luchan por sus hijos víctimas del “gatillo fácil” o por estar injustamente presos, con causas armadas.
Defendemos una hermandad de clase, que sirva a que combatamos el machismo entre los trabajadores y en los sectores populares. A que ganemos a más mujeres pobres para la pelea por los derechos femeninos. A que sumemos en esa lucha a los compañeros varones de nuestra clase. A que nos auto organicemos y conquistemos todo lo que nos hace falta, hasta superar a las direcciones sindicales y políticas que nos están traicionando. A que preparemos la autodefensa, tanto para frenar a los machistas violentos como a la represión de la protesta social.
Porque necesitamos destruir este capitalismo imperialista que nos está hundiendo en la miseria y matando. Y porque, para lograrlo, necesitamos hacer una Revolución Obrera y Socialista, concluyó Isabel.
Y la palabra circuló
En las dos horas siguientes opinaron muchas compañeras, en un marco de acuerdo con la exposición inicial.
Un tema fue el de las dificultades para acceder a la IVE (Interrupción Voluntaria del Embarazo) por ausencia de presupuesto y por trabas en la propia ley. Se relataron casos como el de una compañera que se topó con la falta de misoprostol en el Hospital de La Matanza, o el de Puerto San Julián (Santa Cruz) en donde, con una sola excepción, todos los profesionales del hospital público se declararon objetores de conciencia.
Otra cuestión fue el reclamo de pelear por guarderías y jardines maternales en los lugares de trabajo, estudio y barrios obreros y populares.
Varias compañeras docentes denunciaron la carencia de equipos de orientación escolar y de atención psicológica, la no aplicación de la ESI, aunque es ley, y la urgencia de que se extienda a toda la clase trabajadora.
Se planteó la imposibilidad de muchas mujeres de independizarse de parejas violentas por percibir un salario mínimo o aún menos. La necesidad de organizar la autodefensa en los trabajos y en los barrios, con las compañeras como vanguardia, pero ganando para el combate al machismo también a los compañeros.
Se reflexionó sobre que en las espaldas femeninas cargamos casi todo el peso de la pandemia mundial, que las mujeres somos ejemplo de resistencia y de lucha. Que tenemos que auto organizarnos para conseguir lo que nos niegan, la comida de los grandes proveedores o el misoprostol y los remedios de los laboratorios. Porque plata hay, pero se la llevan el FMI, los buitres y las grandes empresas y bancos: la única forma de obligar a que esos millones vayan al pueblo trabajador es una gran pelea organizada desde abajo para cambiar este sistema tan injusto.
Una compañera invitó a todas las participantes a integrarse a Lucha Mujer y al PSTU.
Isabel Morales cerró, reforzando esa propuesta, la necesidad de la auto organización, la autodefensa y la acción directa y la de construir un partido revolucionario. Una herramienta política de la clase trabajadora, para pelear a este Gobierno y a cualquiera que le suceda, por nuestros derechos, en camino a hacer una Revolución Obrera y Socialista que barra con toda la explotación y opresión del capitalismo imperialista y empiece a construir una nueva sociedad.