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46 aniversario de la dictadura genocida: CON LA BANDERA EN ALTO DE NUESTROS MÁRTIRES

Aunque la patronal y sus diferentes partidos políticos lo quieran negar o ignorar, la realidad es que el genocidio perpetrado por los militares buscaba terminar con el gran ascenso obrero y popular de los 70, apuntando contra su vanguardia, que era muy numerosa. Pero, a pesar de los golpes brutales, la vanguardia obrera resistió, logrando que la dictadura genocida tuviera solo seis años de existencia, años no obstante, terribles. Parte de esa resistencia fueron nuestros más de 100 compañeros del PST, cuya lucha honraremos este 24 y en cada una de las peleas que damos. 

 

El exterminio, la tortura, las desapariciones, los encarcelamientos, y la ocupación militar de fábricas y empresas no lograron nunca que la clase obrera se rindiera. Usando métodos de lucha menos directos, pero no menos efectivos (trabajo a desgano, a reglamento, sabotajes, etc.) le demostró a las patronales que ni con los sicarios militares dentro podían tener el control total de sus fábricas.

Parte de esos luchadores y luchadoras fueron nuestros/as camaradas del PST, partido del que el PSTU se considera heredero. Fue fundado en 1972 a partir de la fusión con un ala del Partido Socialista, y el PRT “La Verdad”, dirigido por Nahuel Moreno. 

El PST buscó agrupar a los luchadores que iban surgiendo, detrás del objetivo de incrementar las luchas obreras y populares hasta imponer un gobierno de los trabajadores y el pueblo, basado en organizaciones democráticas, mediante la revolución socialista. Un objetivo con el que el PST enfrentaba sin concesiones a los Montoneros, el ERP y otras organizaciones de la época, que confiaban en cierto sector patronal, o por lo menos no confiaban en la clase obrera.

Al estar conformado por luchadores y luchadoras convencidos y valientes, el PST fue uno de los blancos de la represión genocida iniciada por la Triple A de Perón: antes de la dictadura sucedieron las recordadas masacres de Pacheco y de La Plata, y son más de cien los detenidos desaparecidos ya luego del 76. 

El accionar del PST en la dictadura fue ejemplar moralmente: reconocido en el conjunto de la vanguardia por “no cantar” ni “vender” compañeros cuando fueron detenidos, con la fortaleza que solo puede dar la profunda convicción en el programa revolucionario y socialista. 

El PST, aun en el peor de los momentos represivos, siguió en actividad, mantuvo sus células y sus frentes, en la más absoluta clandestinidad. Continuó la edición de sus materiales de difusión que eran hechos en papeles muy finitos para pasar dentro de otros envases (o hasta doblados dentro de paquetes de cigarrillos). Realizó escuelas de formación marxista, con “minutos” bien pensados por si venía la represión. Sus militantes se mudaban de casa permanentemente y muchas veces debían dejar de ver a sus familias por un tiempo, ya que la casa familiar era un lugar donde, si estaban buscados, fácilmente los podrían encontrar. Y por supuesto, siguió interviniendo e impulsando la resistencia en los lugares de trabajo y estudio, para corroer a la dictadura y luego para tirarla, cuando empezó un nuevo ascenso. 

Nuestro homenaje hacia ellos, además de luchar por juzgar a sus asesinos, es continuar la tarea en la que dejaron la vida: construir la organización que lleve a la clase obrera y al pueblo trabajador, a limpiar la Argentina y el mundo entero de toda explotación y opresión, mediante la revolución socialista. Desde el PSTU estamos al servicio de esa lucha y de esa construcción, por el camino del glorioso PST.