LOS REVOLUCIONARIOS ANTE LA GUERRA DE MALVINAS

La guerra de Malvinas significó una gran prueba para el PST (antecesor de nuestro partido) y la recién fundada Liga Internacional de los Trabajadodres – Cuarta Internacional (LIT-CI). Las revoluciones y las guerras son los grandes eventos de la lucha de clases que ponen a prueba los programas y políticas de las organizaciones revolucionarias. Podemos decir con orgullo que pasamos esa prueba exitosamente. En otro artículo ya publicado por la LIT-CI (1) se desarrollan aspectos del marco teórico elaborado por Marx, Lenin y Trotsky que fueron la base de esa política e intervención principista. Eso permitió que desde el mismo momento en que se produjo la ocupación de las islas y cuando aún no estaba claro si iba a haber guerra, Palabra Socialista, el periódico del PST en la clandestinidad, planteara que en caso de guerra nos ubicaríamos en el campo militar de la Argentina contra el imperialismo británico sin dar ningún tipo de apoyo político al gobierno militar.

Consecuente con esa posición el PST, que sufrió duramente la represión de la Dictadura genocida, participó de gran parte de las movilizaciones, comités y actividades en apoyo del triunfo argentino en la guerra como lo testimonian las fotos de la época, los carteles y los volantes repartidos. Incluso dos presos políticos emblemáticos del partido, el Petiso Páez y el Pelado Matosas (ambos dirigentes obreros) se anotaron como voluntarios para combatir.

Un programa revolucionario para ganar la guerra

Pero esa participación en la lucha antiimperialista la hacía denunciando a su vez la desastrosa conducción de la guerra por parte del Gobierno Militar.

El PST propuso un programa y una política decididamente opuestos a la de la Dictadura que apostaba centralmente a la negociación.  En primer lugar, había que derrotar militarmente a Gran Bretaña apelando a cualquier recurso para lograrlo sin limitación ninguna. Segundo, el reconocimiento absoluto de la soberanía Argentina sobre las Malvinas, las Sandwich y las Georgias no era negociable.

Asimismo como es sabida toda guerra significa sacrificios económicos y de lo que se trata es que cada país que intervenga le haga pagar el mayor costo posible al enemigo.

Pero Argentina siguió pagando puntualmente la Deuda Externa a los imperialistas y hasta llegó a depositar en una sucursal de Nueva York los pagos por deuda al banco de Londres. En el momento en que estábamos siendo agredidos y atacados por la piratería inglesa le estábamos dando fondos para que siguieran incrementando su armamento con el que iban a asesinar a nuestros soldados en las islas. No sólo eso, sino que el Ministro de Economía, Roberto T. Alemann, propuso un plan de privatización integral de todas las empresas estatales.

Por eso el PST proponía hacer exactamente lo contrario. Había que hacer que  pagaran  el costo de la guerra los imperialistas, no pagando un solo peso de la Deuda Externa e incautando todos los bienes de propiedad inglesa (Banco de Londres, la British Petroleum, las estancias inglesas, la Shell, etc.) (2). Y como era explícito el apoyo del imperialismo norteamericano a la intervención británica también se debía  tomar las mismas medidas con las empresas norteamericanas y con las empresas de capital extranjero de aquellos países que hubieran sancionado a la  Argentina.

Para ganar había que  apoyarse en el pueblo movilizado y para eso era obligatorio que se levantasen  todas las restricciones y prohibiciones al funcionamiento de los partidos políticos. Debía cesar la intervención en los sindicatos y en la CGT. Había que liberar a los presos políticos, y permitir la vuelta de todos los exiliados, derogando  toda la legislación represiva y convocando a una asamblea nacional soberana que discuta democráticamente cómo continuar la guerra para garantizar el triunfo y qué hacer con los problemas que el país tenía antes y después del 2 de abril.

El PST también le exigía a la CGT, además de impulsar la organización por abajo del movimiento obrero, que también se pusiera al frente de impulsar la solidaridad internacional de los y las trabajadores/as, especialmente los de Gran Bretaña. Existían condiciones para eso por el odio hacia la Thatcher del movimiento obrero británico (3) y eso hubiera permitido resquebrajar su frente interno y debilitarla. La otra pata de la solidaridad internacional era la aceptación de la colaboración externa cualquiera sea su procedencia de los distintos gobiernos como el ofrecido por Perú, Cuba, Libia o Nicaragua (sandinista).

Por último el PST proponía a los delegados e internas sindicales, trabajadores/as y estudiantes que, sin esperar que encabezaran la movilización la CGT  u otras organizaciones políticas, se organizaran en comités para recoger apoyo material para los soldados, hacer charlas sobre la guerra, reclamar instrucción militar y anotar voluntarios para combatir.

No vaya a los actos del Papa

Ante la venida del Papa, el PST fue la única organización política que denunció con claridad y coraje ante los trabajadores el carácter contrarrevolucionario y derrotista de su campaña por la paz. Y que la falsa neutralidad que invocaba era para garantizar la derrota y el sometimiento de la Argentina.

Por eso el PST fue la única organización que llamó públicamente a no ir al masivo acto impulsado por la Iglesia, la Multipartidaria, la CGT y la propia Dictadura.

Párrafo aparte merecen Jorge Altamira y Política Obrera que llamaron a concurrir, colaborando con esa siniestra maniobra contrarrevolucionaria, con el infantil argumento de que iban a cambiarle el contenido a la marcha.

La importancia de las lecciones de Malvinas

Puede parecer que repasar los acontecimientos de una guerra ocurrida hace 40 años y las propuestas de un partido revolucionario durante la misma es sólo un ejercicio histórico. Creemos por el contrario que reflexionar sobre esto es de enorme actualidad para los luchadores obreros y populares. La actual guerra de Ucrania tiene muchos puntos en común con la nuestra. Por otro lado la propia burguesía, sus partidos y medios de comunicación no se cansan de machacar sobre la cabeza de los/las trabajadores/as con la idea de que fue un disparate enfrentar al imperialismo. Por eso no queda otra opción para ellos más que aceptar los acuerdos con el FMI y el saqueo del imperialismo con sus bancos y multinacionales. Desmontar esas mentiras y armarse de un programa consecuente para derrotar al imperialismo es una tarea fundamental para las luchas por venir.  Por eso continuaremos en los próximos números desarrollando otros aspectos y conclusiones y abordando debates necesarios para la construcción de una dirección revolucionaria que nos permita llevar al triunfo las próximas luchas del movimiento obrero y de masas.

NOTAS
(1)  https://litci.org/es/a-cuarenta-anos-de-la-guerra-de-malvinas/
(2) La Shell desde su destilería en Dock Sud despachó buques tanques que abastecieron a la flota inglesa.
(3) Existía una radicalización importante en los sindicatos ingleses, incluso con peso de corrientes de izquierda. En Liverpool, a propuesta del dirigente trotskista Bill Hunter, un conjunto de sindicatos obreros votó una resolución repudiando la guerra de Thatcher, reconociendo la soberanía argentina sobre las islas y llamando a movilizarse a favor de la Argentina.