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GUZMÁN SE FUE, EL FMI SIGUE

Finalmente, Martín Guzmán renunció de forma sorpresiva. Fue sorpresivo no porque no estuviese profundamente cuestionado en la pelea interna del Frente de Todos, sino porque esa situación era así desde hace meses, y que ya parecía parte del panorama.  La crisis política del Gobierno pega así un salto y obliga a los principales actores a deponer las armas, al menos por un rato.

Alberto ha quedado tremendamente debilitado y también se agravan los principales factores de crisis de la economía (inflación y crisis con el dólar). Se  generó los primeros días parálisis e incertidumbre como una refracción del salto en la crisis política, con consecuencias posteriores en los precios que nuevamente golpea a los bolsillos del pueblo trabajador. 

Guzmán fue la cara del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), ¿eso quiere decir que su salida implica que está en duda ese acuerdo? ¿O que pueden venir medidas, al menos mínimas a “favor” de los trabajadores?  Todo indica lo contrario. La nueva ministra Silvina Batakis es recordada por recortar sueldos estatales y pagar aguinaldo en cuotas bajo la gobernación de Scioli y ni bien asumió se encargó de aclarar que continuará con el plan económico basado en el equilibrio fiscal, acumulación de reservas y aumento de las exportaciones, es decir, los ejes de lo acordado y exigido por el FMI. 

La complejidad del marco

La situación mundial sigue atravesada por la invasión rusa a Ucrania y los inicios de una nueva hambruna mundial. La inflación hoy es un problema mundial que encuentra en nuestro país una dramática expresión. No es necesario abundar qué implica eso en la vida del pueblo trabajador, porque lo vivimos día a día. llegar a fin de mes es una odisea para la gran mayoría. Mientras, los números de la macroeconomía arrojan un crecimiento anémico, pero crecimiento al fin y hay sectores con ganancias récord como las patronales agrarias, petroleras etc. 

Las disputas interburguesas

Esta situación, incentivada por la falta de dólares, aumenta las disputas interburguesas respecto de los rumbos a tomar y genera crisis política en el conjunto de los partidos de la burguesía. Juntos por el Cambio también se encuentra en medio de peleas varias de cara al armado 2023, intentando disputar el espacio por derecha con un fenómeno emergente como el de Milei. 

Sin embargo, el centro de la atención desde hace tiempo son las peleas en el seno de la alianza gobernante,  que son televisadas cual novela mexicana.  Más allá del show, hay debates importantes que en esta situación compleja se ponen al rojo vivo. 

El rol de Cristina

En sus discursos, Cristina tiene muchas contradicciones. No solo entre lo que dice y lo que hace, sino también entre lo que dice una y otra vez. Se ubica como una supuesta oposición izquierda dentro del Gobierno, intentando contener y capitalizar la desilusión de muchos. Pero lo cierto es que es parte fundamental del Gobierno y la gestión, y de sostener el estado actual de dependencia ( ver recuadro)

Tomemos como ejemplo la votación central de este mandato que fue el acuerdo con el FMI. Máximo Kirchner renunció a la presidencia del Bloque de Frente de Todos en la Cámara de Diputados, pero no a su banca. Los diputados de La Cámpora votaron en contra, porque ya sabían que aun sin sus votos el acuerdo se aprobaba, (eso declarado por los propios diputado/as). Consecuentes con eso tampoco llamaron a movilizar a los sectores sindicales que dirigen para impedir el acuerdo. De hecho, Cristina se presentó como querellante en la causa contra los que nos movilizamos ese día. 

El acuerdo central

Pero a pesar de las disputas y el tirarse “de todo”, hay un acuerdo central en el conjunto de los sectores patronales: todo va al 2023. Ya de hecho todos los partidos del régimen comenzaron la campaña electoral. 

¿Qué implica este acuerdo? Intentar canalizar todo el descontento creciente en el posible recambio electoral, generando la ilusión de que votando pueden venir cambios favorables a los trabajadores/as. Actores fundamentales de fomentar esta ilusión son también las dirigencias sindicales, todas parte de estos proyectos patronales, que garantizan la paz social a costa de dejar pasar todos los golpes dados a la clase obrera. 

Esta ilusión electoral es una política consciente de los partidos patronales y las burocracias sindicales para impedir o frenar las luchas obreras y populares. Por eso es lamentable que partidos de izquierda sean cómplices de la misma (ver página 17).

 Unir las luchas de ocupados/as y desocupados/as en la perspectiva de la huelga general 

Mientras fomentan esta ilusión y golpean al conjunto del pueblo trabajador con la inflación, también hay un ataque particular del conjunto de los sectores patronales contra los movimientos de desocupados ( ver página 4), que es uno de los sectores mas movilizados en el último periodo. Ahora empieza a haber también conflictos de ocupados.

Hoy, que el Gobierno manifiesta su crisis sin disimulo y que las patronales “aprovechan” la incertidumbre para seguir golpeando nuestros bolsillos, es necesario unir todas las peleas de ocupados/as y desocupado/as en un pliego y una lucha común, que vaya por trabajo genuino y aumento salarial para todos y todas. Tenemos ejemplos históricos muy importantes en los que basarnos para esa unidad (ver páginas 8 y 9). 

Para eso es necesario, pasar por encima a las direcciones políticas, sociales y sindicales que dividen y aíslan para poder controlar y mantener la paz social, que nos atan de pies y manos a las instituciones del Estado mediante las conciliaciones obligatorias, divisiones por gremio y demás. 

La perspectiva de preparar una huelga general que afecte las palancas de la economía y se proponga romper con el FMI con un nuevo Argentinazo. Ese debe ser nuestro horizonte.

 

 

Los discursos de Cristina 

Más allá de los fragmentos polémicos que los medios repiten, es necesario detenerse en los conceptos de Cristina en sus discursos. 

Un concepto central es el del Estado. Allí plantea, debatiendo con los liberales, la importancia de la regulación estatal, poniendo como opuestos los conceptos de Estado y mercado. Así los liberales y Juntos por el Cambio estarían del lado del mercado (de lo cual Milei es una versión extrema) y los “peronistas y progresistas” del lado del Estado… Pero, ¿Es realmente así? ¿Qué es el Estado?

En la escuela enseñan que el Estado somos todos.  Como una instancia “neutra para el bien común”. Pero ¿Existe el bien común en una sociedad en  la que una minoría cada vez tiene más, gracias a que la gran mayoría cada vez tiene menos? ¿ Por que entonces los Estados salvaron a los Bancos y las multinacionales en la crisis del 2008 ( como mencionó Cristina) mientras millones en el mundo mueren de hambre?

Para los marxistas, que entendemos que el mundo está dividido en clases sociales, el Estado es la forma institucional en que una clase explota y oprime a otra. Es decir que de neutral no tiene nada. El Estado con sus instituciones existen para garantizar esa dominación.

La misma Cristina dijo el 2 de julio en Ensenada, que a nadie se le ocurriría tercerizar el dominio de la fuerza represiva. Porque la fuerza represiva está puesta al servicio de esa dominación. 

Entonces ¿Por qué peleamos contra las privatizaciones si  las empresas estatales no han estado al servicio del pueblo trabajador? Peleamos contra la privatización porque facilita el control del imperialismo y las grandes empresas de los recursos energéticos y los servicios públicos, y dificulta aún más al pueblo trabajador el acceso a los mismos como un derecho. A la vez proponemos las estatizaciones con control obrero de la producción, porque sin éste siguen controlando los sectores patronales que están al frente del Estado. 

 

El problema de la inflación y la economía bimonetaria

Cristina en su discurso arrojó una explicación respecto del porqué de la inflación. Contradijo la idea de que la causa es el déficit fiscal y la ley de oferta y demanda, poniendo el acento en la escasez de dólares, el endeudamiento del macrismo y el festival de importaciones. 

Que la dependencia del dólar de nuestra economía es un factor fundamental es cierto, de hecho, además de la especulación empresaria y la escasez de ciertos productos, la inflación tiene relación directa con las reservas acumuladas en dólares por el país. 

Ahora bien, esto es una expresión cabal de la dependencia cada vez mayor que tiene nuestro país con el imperialismo, que se expresa también en el brutal saqueo de los recursos naturales a manos de las multinacionales y en el lugar que ocupa nuestro país en la división mundial del trabajo (centralmente como productor de materias primas), y por supuesto en la dependencia de la Deuda Externa y el nuevo pacto con el FMI.

¿Cuál es la actitud del kirchnerismo frente a esa dependencia? Continuarla y profundizarla. ¿Acaso no hubo durante el gobierno K de la primera década del siglo un avance brutal en la extracción petrolera y minera a mano de las multinacionales? ¿Acaso el pago y endeudamiento no continuaron? ¿Acaso no es el Gobierno del que forman parte esencial el que este año dio un nuevo salto en la dependencia? 

Evidentemente para realmente combatir la dependencia y las consecuencias que ella trae no alcanzan los discursos, y en los hechos el kirchnerismo es partícipe necesario de la situación en la que se encuentra el pueblo trabajador. 

 

 

Segunda Independencia o mayor saqueo imperialista

Muchos compañeros y compañeras que han formado parte de las luchas contra el gobierno anterior, o que aún hoy forman parte de las peleas que se están dando, dicen que, comprendiendo todas las limitaciones del planteo kirchnerista, que es una de las tantas versiones de la conciliación de clases, es lo menos peor a lo que se puede aspirar, lo posible.

El problema es que lo posible dentro del sistema capitalista solo significa más hambre, miseria, explotación y opresión de todo tipo para una porción cada vez más grande de la población.  Atenerse a “lo posible” es resignarse a que la humanidad vaya  hacia la barbarie.

Estos mismos compañeros y compañeras, nos dicen que lo que decimos los marxistas revolucionarios suena muy lindo, pero es imposible, es una utopía. Desde el PSTU, como parte de la Liga Internacional de los Trabajadores, decimos que utopía es pensar que el pueblo trabajador podrá vivir mejor en este sistema, decimos que sí hay salida para la humanidad, la revolución obrera y socialista, y que en nuestro país tenemos que construir una nueva revolución de independencia. Y que esta vez encabezada por la clase obrera imponga la Segunda y Definitiva Independencia, y un gobierno obrero y popular que organice el país en función de las necesidades de la mayoría de la población y no de la ganancia de unos pocos. 

Y decimos que esa revolución no solo es posible, sino necesaria y para eso construimos un partido nacional e internacional. No es un camino fácil ni poblado de rosas, al contrario, pero estamos convencidos y convencidas que el futuro de la humanidad, lo vale.