En octubre de 2021, Erika Gebel y su familia empezaron esta lucha. Después de muchas idas y vueltas comprobaron lo que sospechaban: tenían/tienen un alto grado de glifosato en sangre.
Se pone en pie la “Asamblea de Vecinxs Envenenadxs contra los Agrotóxicos”, empezando a debatir los pasos a seguir y cómo poner en el eje del debate el bienestar de la salud y el medio ambiente, donde miles son los que viven cerca al campo de soja, en manos de la empresa Agro Veterinaria Las Cañas, que ha sido fumigado reiteradas veces. En varias ocasiones fue la propia Erika y vecinos que ponían el cuerpo frente a las máquinas para que dejen de llevar a cabo esas prácticas. La Asamblea comienza a dar sus primeros pasos y es rodeada de solidaridad, allí intervinieron compañeras del PSTU, quienes acompañaron y acompañan este proceso.
Erika y su familia sufrieron amenazas e intimidaciones a lo largo de este año y medio, pero pudieron mantenerse firmes y profundizar la pelea, porque saben que no es algo aislado o de una familia en particular, es todo un barrio, son miles las familias laburantes que están expuestas a esta atrocidad. No hay remedio para quitar el glifosato de nuestros cuerpos, son muchísimos los pueblos fumigados en pos de las ganancias capitalistas. Personas, animales, suelo y aires envenenados.
En el marco de la causa judicial, la ACUMAR (Autoridad Cuenca Matanza Riachuelo), realizó un dudoso y débil monitoreo, que ordenó el Juzgado Federal de Morón, sobre el agua subterránea, los datos según este organismo fueron negativos. Es a partir de allí que la Asamblea recauda los fondos para realizar un análisis propio del agua. El resultado es totalmente opuesto: sostiene que hay un 2,5 microgramo p/l de Glifosato en el agua, las napas están contaminadas. Por lo que estamos ante futuros casos de familias expuestas a glifosato u otros agrotóxicos.
Un paso de la organización y la lucha
A lo largo de este año y medio, fueron muchas y diversas las actividades que se realizaron para darle visibilidad y para que los propios vecinos tengan conocimiento de lo que esta sucediendo en Virrey del Pino. Se articuló con docentes de las escuelas que se encuentran a metros de estos campos fumigados, allí se realizaron algunas asambleas, actividades como campañas de concientización, festejos por el día de las infancias, así como la visita de Sofia Gatica, de Madres Ituzaingó de Córdoba, quienes encabezaron una heroica lucha y resistencia en defensa de la salud y el medio ambiente.
Tras la lucha de la familia y de la propia Asamblea, se terminó el 2022 con la aprobación de una ordenanza en el Concejo Deliberante de La Matanza, que prohíbe las fumigaciones aéreas con agrotóxicos y restringió las terrestres estableciendo zonas de protección de 1095 metros respecto de las viviendas.
Es un pequeño paso, pero sabemos muy bien que con ello no alcanza. Aunque en su contenido es limitada, en principio hay que lograr mediante la movilización que dicha ordenanza se cumpla en la práctica, porque sabemos muy bien que muchas leyes u ordenanzas ni siquiera se cumplen. También profundizar la exigencia al Estado, al gobierno provincial y municipal para que garantice agua potable, que haya una indemnización por los daños ocasionados, que habilite Salas de Salud en los barrios Nicole, Oro Verde y demás barrios aledaños. Así como también es necesario que se construyan hospitales públicos que contengan áreas activas de toxicología disponibles para poder realizarse los estudios y tratamientos correspondientes. Todo esto no lo lograremos con proyectos de ley sino con lucha y organización, imponiéndoselo a los gobiernos y sectores de poder.
¿Contra quién peleamos?
La pelea contra el glifosato y agrotóxicos es una parte de la pelea que tenemos que dar como clase trabajadora.
En el partido de la Matanza contamos con un alto nivel de contaminación, producto de las fábricas que no cumplen siquiera con las reglamentaciones vigentes, como Klaucol o mismo el CEAMSE en González Catán.
Los gobiernos y Estados son cómplices, no podemos confiar en ellos. Las salidas que nos ofrecen cuando se ocupan, empujados por la lucha, nunca atacan de fondo a los responsables, las grandes empresas que no dudan en enfermar o causar muertes, con tal de lucrar, como la tristemente conocida MONSANTO. Justamente es ese el problema de raíz, el capitalismo, la forma de producción y en beneficio de qué o quiénes. Más que urgente es apuntar toda organización y pelea hacia un objetivo mayor: una revolución obrera y socialista, donde todo esté al servicio de las necesidades del pueblo y no de las ganancias.