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Se puede acabar con la inflación

Hasta el 2018 ya sufríamos la inflación que siguió creciendo en forma acelerada. Llegar a fin de mes es cada día más difícil para quienes tenemos un sueldo. Peor es aún para quienes no lo tienen o trabajan en la informalidad (más del 40% de la población).  

Las consecuencias las sienten las familias trabajadoras: según el Observatorio de la UCA (Universidad Católica Argentina), en 2022 el 18,6% registró inseguridad alimentaria (reducción involuntaria por razones económicas de la porción de comida y/o percepción de experiencias frecuentes de hambre). De acuerdo a ese informe, el 57,4% de esos hogares tienen ingresos laborales (es decir, trabajan). Se generó un aumento de la cantidad de trabajadores/as formales bajo la línea de pobreza: una nueva realidad de estos años.

¿Y el Gobierno?

El Gobierno y sus adherentes denuncian en discursos la especulación empresaria. En lo que va de su gestión se lanzaron varios programas (Precios Máximos, Precios Cuidados, Precios Justos, Fideicomisos, etc). Alberto Fernández, en sus acostumbradas declaraciones que se convierten en “memes” y chistes rápidamente, declaró la “guerra a la inflación”, pero en la realidad no hizo más que “jueguitos” para la tribuna.

¿Realmente el Gobierno no pudo haber tomado otras medidas, aún dentro de la doctrina “peronista”? Podría haber recreado las Juntas Nacionales de Carne y Granos, organismos que utilizaron Perón y el economista Miguel Miranda entre 1946 y 1947, que fijaban un precio de mercado para comprar la producción de carnes y cereales, garantizaba alimentos y bebidas básicos con precios accesibles, y luego de esta regulación era el Estado quien exportaba el resto. Como así también el Mercado Único de Cambios para regular el precio del dólar y evitar la fuga de divisas. Podría, además, haber ejecutado la Ley de Abastecimiento de 1974, y actualizada en 2014 por el gobierno de Cristina Kirchner(quien ablandó las penalidades), interviniendo en las empresas productoras para controlar los mentirosos motivos de las remarcaciones y los posibles desabastecimientos. 

Estas medidas, que están en los marcos de sistema capitalista y fueron aplicadas por gobiernos peronistas, el Gobierno actual ni siquiera se animó a barajarlas como posibilidad, presentando la inflación como un flagelo inevitable.

¿Tenemos que resignarnos?

Todos los políticos patronales y las dirigencias sindicales, de distintas formas, nos llevan a conformarnos con perder frente a la inflación, con aumentos miserables y en cuotas.

No es cierto que es la única alternativa. Es posible derrotar a la inflación como parte de un plan económico alternativo en defensa de los intereses de la clase trabajadora (ver recuadro).

Argentina produce alimentos suficientes para más de 400 millones de seres humanos, no puede haber hambre aquí. Para lograrlo es preciso enfrentar la lógica criminal del capitalismo de la ganancia de los empresarios. Estas medidas y otras necesarias solo pueden lograrse derrotando los planes  del FMI y los partidos pro-capitalistas, e imponiendo un plan económico obrero y popular, camino a una Argentina socialista, sin FMI ni capitalistas.

RECUADRO

MEDIDAS URGENTES

  • Aumento general de salarios y jubilaciones (ningún salario esté por debajo de la canasta familiar), con actualización automática y mensual por la inflación. Salario que incluya transporte, salud, educación, vivienda y esparcimiento. ¿Las patronales dicen que no pueden darlo? ¡Qué abran los libros contables, para que se vean sus ganancias reales!
  • Verdadero control de precios. Hecho por los propios trabajadores y los sectores populares en cada paso de la cadena de producción y comercialización. Con comités obreros y populares de control, que vigilen los precios de salida de la industria de acuerdo con el costo de producción. Comisiones de trabajadores de las industrias alimenticias y grandes supermercados, junto a los consumidores en cada barrio, que indiquen los precios justos en lugares de venta. Que impidan que nadie venda por encima de ese precio, ni acapare mercaderías para especular, bajo amenaza de confiscación y entrega gratuita de todos sus productos, y expropiación de la industria o comercio en caso de repetición.
  • Para eliminar la pobreza es necesario, además, garantizar trabajo para todos/as: repartir las horas de trabajo entre todos los que puedan trabajar, reduciendo la jornada laboral sin bajar los salarios ni las condiciones de trabajo. Que en las multinacionales y grandes y medianas empresas se comience con turnos de 6 horas, por lo que haría falta un turno más en la producción, incorporando a miles de desocupados/as. Junto con eso, impulsar un plan nacional de obras públicas (infraestructura de transporte, energía e hídrico, hospitales, escuelas, planes de vivienda populares) que dé empleo a quienes hoy no lo tienen.
  • Suspensión inmediata de los pagos de la deuda externa. Que todos los dólares que entran al  Estado estén al servicio de este plan.