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Luchar por un salario igual a la canasta familiar

Empezó la carrera electoral y la cuestión del salario y los precios son temas centrales que se abordan para aflojar un poco la bronca de los/as trabajadores/as y sectores populares, en una carrera inflacionaria en la que nuestros salarios siempre pierden.

Máximo Kirchner, diputado y dirigente de La Cámpora, ha retomado la propuesta sobre la entrega de una suma fija que “ayude a paliar” la grave situación que hoy transitamos los trabajadores. Apoyado por Axel Kicillof, gobernador de la provincia de Buenos Aires,  intenta plantarse como el “ala izquierda” del Frente de Todos (FDT), que hoy es Gobierno.

El legislador, hijo de Cristina, reclamó que haya “suma fija ahora y paritarias después” y si podemos “doble aguinaldo” para los trabajadores porque consideró que “cuando hay gente bajo la línea de pobreza, el peronismo no puede mirar para otro lado

 Se envalentona apoyado por el FRESIMONA (Frente Sindical para el Modelo Nacional) de Pablo Moyano, la Corriente Federal de Trabajadores (CGT) del bancario Palazzo, y la CTA de los Trabajadores de Baradel y Yasky, y por la propia vicepresidenta Cristina Fernández. 

Entre todos estos sectores no hay acuerdo aún sobre quienes deberían cobrar esta suma fija ni de cuanto sería, pero la CGT arrancó sus negociaciones con Sergio Massa para que esta plata vaya a los sectores de menores ingresos y trabajadores de la economía informal. La propia CGT viene negándose a las sumas fijas que, según ellos, “achatan la escala salarial” y van en contra de las negociaciones paritarias que defienden a capa y espada. 

El salario en picada y los sindicatos solo cuidando su tajada

Claro que los salarios están en picada. Ante cada aumento de precios de productos indispensables, los salarios pierden cada vez más. Teniendo en cuenta que las previsiones de aumento de precios para este año ascienden a un 130%, lo que se viene es muchísimo peor.

Las paritarias que tanto defienden los sindicatos de la CGT y la CTA no son negociaciones a favor de los/as trabajadores/as. Hasta la Ministra de Trabajo, la menemista Kelly Olmos, las defiende,  porque es ahí  donde nos aplican el ajuste y los mandatos de achique del FMI.

No sorprende que las paritarias  siempre sean en contra de lo que necesitan los/as trabajadores/as, ya que muchos de los sindicalistas también son patrones, y no van a ir en contra de sus propios intereses. Son cómplices del Gobierno enquistados en el poder de los sindicatos, no son representantes genuinos, y no consultan a las bases. Defienden las paritarias para no perder el control y la tajada que sacan de eso.

BASTA DE MIGAJAS, SALARIO IGUAL A LA CANASTA FAMILIAR

La posible suma fija de $30000 por única vez es solo una migaja para calmar los ánimos de la clase trabajadora, harta de no poder vivir dignamente y ser pobres, aun trabajando todo el día. Tampoco podemos esperar más paritarias que siempre están por detrás, cuando los precios siguen subiendo acorde a la avaricia de las patronales y de quienes fijan arbitrariamente los precios de lo que consumimos.

Es necesario conquistar un salario igual a la canasta familiar, ni un centavo menos. La única suma que podemos aceptar es aquella que lleve nuestro salario a este monto. En el mes de abril la canasta básica total fue de $203.361. Nuestros salarios deben partir de esta suma y aumentar permanentemente de acuerdo a la inflación, que sube todo el tiempo.

Debemos obligar a los sindicatos  de la CGT y la CTA a organizar asambleas y plenarios de delegados donde los trabajadores decidan la mejor manera de ganar esta pelea, y las medidas de lucha para lograrlo. Y si no quieren hacerlo, podremos sobrepasarlos con la fuerza que acumulemos por abajo.

Claro que los patrones se van a negar, alegando crisis y que no ganan lo suficiente. Deben abrir los libros contables y mostrar la verdad. Nunca pierden y eso es a costa de nuestro trabajo. Y si  pretextan que no pueden hacerse cargo de nuestros salarios, que el Estado tome en sus manos las empresas y que trabajen bajo control de sus propios/as trabajadores/as. Es la única manera de terminar con la desocupación, repartiendo las horas de trabajo entre ocupados/as y desocupados/as, y de que todos y todas tengamos un salario acorde al esfuerzo que hacemos día a día para garantizar la subsistencia de la familia trabajadora.