A pesar de que Cristina, en la inauguración del nuevo periodo legislativo, señalara que “las clases comienzan normalmente”, lo cierto es que varias provincias no dieron comienzo al ciclo lectivo. En Buenos Aires, ATE junto a UDOCBA y las seccionales opositoras del SUTEBA protagonizaron una movilización frente a la Casa de Gobierno en La Plata. Pero la fractura del Frente Gremial, con la FEB llamando a un paro de 72hs, cambió el escenario, donde estaba planteado enfrentar, en la mayor unidad, el acuerdo salarial del gobierno con SUTEBA-Baradel.
La contundencia del paro, obligó al gobierno a convocar a la FEB. A pesar de la conciliación obligatoria las amenazas impartidas por Nora de Lucia con sumarios y descuentos. El papel de carnero del SUTEBA-Baradel, que como bombero quiso apagar el incendio rápido y difundió por medio de grillas salariales truchas, las bondades del acuerdo con el Gobierno. El alto acatamiento a la medida de fuerza, protagonizado por todos, evidenció el rechazo a un nuevo acuerdo salarial a la baja y el hartazgo de saber que miles de compañeros en la provincia de Buenos Aires siguen sin percibir sus haberes en tiempo y forma. Que en miles de escuelas en la provincia no hay clases, sencillamente porque los problemas edilicios son de tal magnitud que está comprometida la seguridad de los alumnos y los docentes. Que falta mobiliario, que el IOMA no funciona y así podemos seguir con más y más.
Luego de la contundencia del paro del 2, 3 y 4 de marzo, la FEB, en una resolución de su Congreso Provincial resolvió la convocatoria a un nuevo paro de 72hs. A esta medida se sumaron las seccionales opositoras de SUTEBA. Y por su parte la oportunista conducción de UDOCBA “se bajó del plan de lucha.” Mientras que ATE dividió la pelea convocando a paro en otros días distintos.
Al cierre de esta edición la FEB resuelve levantar una lucha que se venía desgranando en el marco que esta conducción en estos 6 días de huelga fue incapaz de realizar movilización alguna quitándole todo tipo de perspectiva de triunfo. Muchos trabajadores sostienen que no es nada fácil derrotar el ajuste en la educación y tienen razón. Es que existe un santo acuerdo entre el Gobierno, la burocracia sindical y todos los candidatos presidenciables de la patronal a no ceder un milímetro y que la crisis la sigamos pagando los trabajadores. Es lo que explica que, ante esta paritaria que funciona como un caso testigo, las centrales sindicales, como también las que se dicen opositoras, hayan archivado cualquier medida de fuerza de carácter general y solo están pensando a ver con quién terminan cerrando un acuerdo electoral para las próximas elecciones.
Por la traición de algunos y la inconsecuencia de otros dirigentes no se pudo golpear al Gobierno en forma unificada. Es por ello que debemos sacar conclusiones y para ello es necesario que desde las escuelas realicemos asambleas sin importar la afiliación, porque la defensa de la educación es una tarea de todos y se debe dar en unidad, docentes y estatales junto a las familias de las escuelas. Debemos reunirnos para despejar cualquier confusión y desnudar el carácter del acuerdo del Gobierno con Baradel. Hay que entender que existe un ataque integral a la educación pública. Una expresión son los bajos salarios y otra es la desidia del Estado, que hoy llega al punto que no garantiza la apertura del ciclo lectivo porque las escuelas se caen a pedazos, no invirtiendo un centavo y paralelamente sostiene con subsidios millonarios la escuela “pública” de gestión privada. Es el Gobierno, que con su política educativa, actúa como un agente activo para liquidar la escuela pública y el acceso al conocimiento como un derecho de los trabajadores. Implanta el Nuevo Régimen Académico en la Primaria, los FINES en Secundaria y los Jardines Comunitarios en Inicial. Tres mecanismos que devalúan la educación haciendo de las escuelas meros depósitos de pibes.