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Declaracion Avanzada Metalurgica- PSTU

UN TRIUNFO QUE PUDO SER MÁS GRANDE

Finalmente, el grueso de la patronal accedió a otorgar un aumento similar al reclamado por el secretariado nacional de la UOM al inicio de la paritaria.

Un aumento moderado, diseñado desde un principio para ser aceptado por las patronales, que se completa con un compromiso de no realizar nuevos reclamos ni iniciar nuevos planes de lucha hasta diciembre; a cambio de una cláusula gatillo que, si bien ayudará a que la inflación no se coma lo conseguido, pierde efectividad al partir de salarios que seguirán siendo bajos

Un aumento que está lejos de revertir los años de paritarias a la baja, que dejaron los salarios metalúrgicos muy por debajo de la canasta básica, que al día de hoy asciende a más de $230.000.

Pero más allá de esto, un aumento que significa un enorme triunfo. Porque las patronales, capitaneadas por Paolo Rocca – Techint, provocaron este conflicto, jugándose a que el plan de lucha fracasara, y el secretariado nacional se rindiera y aceptara las condiciones del empresariado. Así, buscaban no solo imponer un aumento aún menor, sino DERROTAR Y DISCIPLINAR a los obreros y obreras metalúrgicos; y quebrar la resistencia a la reforma laboral que quieren impulsar de la mano del próximo gobierno, para sacarnos los derechos que nos quedan. Si hubieran logrado derrotarnos, la campaña por la reforma laboral se hubiera hecho más fuerte; así como la amenaza de hacer en todo el país lo que están haciendo en Jujuy.

NO PUDIERON. A pesar de que el secretariado nacional y las seccionales no se jugaron a fondo a garantizar que el plan de lucha se cumpla, los trabajadores respondimos con toda la fuerza, haciendo que la medida tuviera una contundencia histórica. Los metalúrgicos demostramos, una vez más, el poder la unidad y la lucha obrera; honramos nuestra tradición de resistencia que lleva más de un siglo. Y los empresarios, que querían quebrarnos, terminaron divididos; con la mayoría de las cámaras patronales enteras pidiendo tregua, mientras otras siguen insistiendo en mantener su postura.

La patronal sufrió un golpe duro, y podría haber sido aún peor si en lugar de firmar este acuerdo, el secretariado nacional hubiera ido por más: había condiciones de sobra para conseguir un aumento mucho más grande. Pero desgraciadamente, los dirigentes compartían el temor de los empresarios de que el plan de lucha termine en desborde, y los metalúrgicos impusiéramos desde cada fábrica la voluntad de ir mucho más allá de los pedidos del secretariado nacional; por lo que terminaron acatando la conciliación obligatoria, que es un instrumento legal que solo sirve para impedir que luchemos.

Por eso, no hay que conformarse con lo conseguido: hay que seguir peleando por una recomposición salarial real e inmediata. Hay que pelear para que este acuerdo no absorba los aumentos conseguidos en cada fábrica. Hay que seguir en la calle, peleando por llevar ya el salario mínimo de bolsillo al nivel de la canasta básica, y a partir de allí establecer el ajuste automático por inflación; para que no vuelva a haber una sola familia metalúrgica por debajo de la línea de pobreza. Hay que organizar cada fábrica para garantizar que ningún patrón o encargado impidan luchar o persigan a los compañeros. Hay que solidarizarse con la lucha, no solo de otras fábricas, ramas o seccionales; sino la de otros gremios y sectores, para ir construyendo un gran plan de lucha nacional contra la reforma laboral, el ajuste y la entrega, empezando por apoyar las luchas en curso como la del pueblo jujeño contra morales, y por la libertad de sus presos por luchar. Hay que organizarse para defendernos de la represión. Hay que luchar para obligar a las empresas a dar trabajo a los compañeros desocupados, incluso reduciendo la jornada sin reducción de haberes. Y hay que luchar hasta imponer medidas de fondo contra el parasitismo patronal que se enriquece a costa de nuestra miseria. Para ir por todo eso, hay que empezar organizando asambleas en cada fábrica que impulsen mandatos y resoluciones; y que sirvan para ir creando comisiones y organismos que lleven la lucha más allá de lo que lo permiten las leyes al servicio de la patronal.

Por todo esto, es necesario organizar desde cada fábrica, a quienes se pusieron al frente de esta resistencia a los planes de la patronal; para profundizar este triunfo, y evitar que los dirigentes nos impidan seguir luchando de verdad y hasta las últimas consecuencias por nuestra dignidad. Este triunfo demostró que tenemos la fuerza para lograrlo.