Las mujeres jujeñas han demostrado que estamos dispuestas a salir con todo cuando tocan nuestros derechos, nuestros recursos naturales, nuestras vidas. En el mismo camino, queremos referirnos a las trabajadoras metalúrgicas que salieron a luchar como leonas por sus derechos.
El 18/07, primer día de huelga metalúrgica llamada por la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) (ver págs 14 y 15), se convocó a movilizaciones en todo el país. En Buenos Aires 20.000 trabajadores y trabajadoras marcharon a la sede de Techint. Hace años que no hay una huelga y una movilización de la UOM tan fuerte y numerosa.
Allí estuvieron ellas, las obreras que se organizaron para garantizarlas, haciendo visibles los sueldos miserables que cobran como metalúrgicas y como mujeres, ya que por iguales tareas ganan mucho menos que los hombres. Subieron sus recibos a las redes sociales y llevaron sus reclamos a la marcha.
La burocracia sindical hizo todo lo posible para que gran parte de la base metalúrgica no participara. Sin embargo, se organizaron para llegar como sea: las obreras bajaban en grupos de trenes o colectivos. La mayoría de ellas quizás era la primera vez que participaban en una marcha, pero no las rindió el miedo, ni el machismo de sus parejas o de sus compañeros de trabajo, ni la incertidumbre de cómo llegar hasta Retiro, desde fábricas muy distantes de la Capital.
25 % del gremio y en las peores condiciones.
Las industrias metalúrgicas están incorporando cada vez más mujeres. Hoy son una cuarta parte1. Casi todas ellas están en las ramas peor pagas, las categorías más bajas, más precarizadas, y excluidas de todo tipo de capacitación.
El convenio metalúrgico no las tiene en cuenta ni siquiera en fábricas donde son la mayor parte. Ignora completamente los problemas que tienen por ser mujeres y también los de otras opresiones.
En la Obra Social la atención es pésima, ni siquiera garantiza para todas las compañeras los derechos conseguidos en los últimos años.
Para colmo, la Reforma Laboral que exigen las patronales, amenaza quitar las pocas conquistas logradas, agravando la precarización de las metalúrgicas.
Prácticamente, la opción es ser ama de casa o hacer tareas similares en la fábrica, por poca plata.
Quizás por todo esto, existe un gran activismo de base femenino que utiliza mucho las redes para organizarse. Muchas veces la burocracia las tienta con “algún lugar en el sindicato”, aunque solo sea de cartón. Así y todo, las delegadas en las fábricas son muy valiosas a la hora de salir a luchar y las “desobedientes” sufren mayor persecución de la patronal y de la burocracia. No es la primera vez que se plantan y van al frente, como ocurrió años anteriores en Banghó, Eitar y otras fábricas.
Lucha, unidad obrera y organización independiente son la clave
Nos quieren hacer creer que somos débiles, que los varones pueden más. Ellos son casi siempre los dirigentes de las luchas. Sin embargo, en esta huelga, las metalúrgicas fueron a las calles junto con los varones y demostraron que para triunfar es necesario la unidad de la clase trabajadora.
Las patronales se jugaban a que el plan de lucha fracasara, y a que la UOM nacional se rindiera y aceptara sus condiciones. Buscaban imponer un aumento raquítico, pero principalmente quebrar a los obreros y obreras metalúrgicos/as para que pasara sin resistencia la Reforma Laboral que impulsan, de la mano de los Gobiernos. Por su parte, la dirigencia de la UOM no quería ir a fondo: largó la huelga para desactivar la bronca de la base y presionar por su parte de “la torta”.
¡No pudieron! Se logró un 20%, ya, incrementos acumulativos para agosto y setiembre y otros beneficios (ver págs 14 y 15)
Pero son muchas las necesidades del pueblo trabajador. Las compañeras no las resolveremos con “empoderamiento” individual o una CEO mujer. Precisamos sueldos y jubilaciones al menos iguales a la canasta familiar, ajustados automáticamente con la inflación, igual salario por igual trabajo, categorías, guarderías y jardines maternales en todas las fábricas y barrios obreros, derrotar la temida Reforma Laboral.
Lo hecho es un gran inicio para construir la organización por fábrica, combatiendo el machismo para sumar a las compañeras, unir a obreros y obreras en la lucha por nuestras reivindicaciones, incluyendo las femeninas, actuar ante la violencia de género o si nos reprimen en una protesta. Tenemos que fortalecernos hasta vencer la inacción o la tibieza de la dirigencia sindical y enfrentar los ajustes que vendrán con un Jujeñazo Nacional, independientemente de quien gane las elecciones.
Las metalúrgicas y todas las trabajadoras somos parte fundamental en estos desafíos.