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El hambre no puede esperar

El salto inflacionario luego de la devaluación decidida por Massa después de las elecciones por orden del Fondo Monetario con el aval de Milei y Bullrich, provocó desesperación en las familias obreras y populares.

Si antes la plata no alcanzaba, ahora directamente no podemos comer, ni comprar remedios. Ni hablemos de alquilar. La carne está inaccesible, el pan duplicó su precio.

Por otra parte, los comedores comunitarios que se extienden por todas las barriadas y reúnen cada vez más personas que van por un plato de comida, están recibiendo del Estado menos comida que nunca, en el marco de una campaña general contra las organizaciones de desocupados. Las direcciones sindicales y políticas, empezando por la CGT, no mueven un dedo frente a esta situación.

El capitalismo nos niega la comida y los precios están por las nubes, porque los empresarios alimenticios prefieren exportar todo aunque el pueblo se muera de inanición. Argentina es un país lleno de riquezas, pero se la llevan un puñado de multinacionales y  grandes capitalistas.

En todo este contexto se están dando saqueos en Mendoza, Córdoba, Neuquén y el conurbano bonaerense. A la velocidad en que suceden los hechos, es posible que mientras escribimos estas líneas esto se replique en más regiones del país. Solo en Buenos Aires ya hay más de 94 detenidos.

Poca importancia tiene ahora discutir si son acciones impulsadas por tal o cuál sector. Si son organizadas por «vivos». Lo que nadie puede negar es que el hambre arrasa en los barrios obreros y populares, y la gente sale a procurarse alimento como puede.

Por eso proponemos a la población a que se organice, rodee los grandes supermercados, frigoríficos, empresas alimenticias para hacerse con la comida que necesita. Que se organicen asambleas, que cada acción sea planificada para que se reparta lo conseguido entre quienes lo necesitan y no rija la ley de la selva. Será necesario también prepararnos para enfrentar la represión estatal y privada, defendiendonos con lo que tengamos a mano. Empezando por liberar a los detenidos por los saqueos

También llamamos a los trabajadores de esas empresas a sumarse a esos reclamos, quitando de la mano de los empresarios hambreadores lo que necesita el pueblo para vivir. Cabe que nos preguntemos, si esto pasara en nuestros lugares de trabajo ¿De qué lado estaremos? ¿del lado de quienes sufren las consecuencias del ajuste, como nuestras familias? ¿o del lado de las patronales que todo se lo llevan y a las que nada les falta?

Tenemos que organizarnos masivamente en asambleas en los lugares de trabajo, los barrios, las escuelas, para organizar una lucha unitaria y generalizada hasta derrotar el plan de ajuste. Juntos, trabajadores ocupados y desocupados, por un pliego de reclamos para salir de la miseria. Coordinando en cada localidad la pelea, como nos enseñó el pueblo jujeño con su dignidad.

Los socialistas revolucionarios llamamos a luchar junto a la clase obrera por un plan de lucha para derrotar este ataque brutal, esta guerra que nos han declarado. Con los métodos de los trabajadores: la asamblea, la huelga, el piquete, la movilización.

Los responsables de esta situación son el Fondo Monetario, los empresarios especuladores y el gobierno y la oposión que gobiernan para ellos. Massa, Milei y Bullrich son sus empleados.

Son ellos o nosotros. Tenemos que expropiarles todo lo que se han robado.

Seguimos en esta Argentina capitalista que solo ofrece cada día más privaciones, o hacemos lo que hay que hacer: una revolución obrera y socialista, por un futuro digno para todas y todos.