Ahora que estamos empezando el cuatrimestre, ya con paros y la propuesta de una movilización para septiembre, repasemos un poco los hechos con los que comenzamos este 2023 en nuestras facultades. El 23 de abril millones llenamos las calles en defensa de las universidades. Previo a la movilización, fueron semanas de asambleas, sentadas y diferentes acciones en las facultades que unificaron a estudiantes, docentes, no docentes y toda la comunidad educativa.
¿Ganamos?
Después de la movilización, el CIN (Consejo Interuniversitario Nacional), que nuclea a los rectores de las diferentes universidades nacionales, salió a aplaudir la “voluntad de díalogo del Gobierno”. Tras algunas negociaciones (y algunos escándalos, como el de la UBA negociando su presupuesto aparte), anunciaron con bombos y platillos el aumento del presupuesto universitario.
Lo que decían en la letra chica es que esto no resolvía el problema más grueso: el de los salarios. Los salarios de los trabajadores tanto docentes como no docentes representan aproximadamente un 95% del total. El aumento pactado fue sobre los llamados “gastos de funcionamiento”, que no incluyen los pagos de salarios.
Mientras los trabajadores universitarios seguían en conflicto, y viniendo de una marcha masiva que demostró que teníamos fuerza para pelear, el CIN nos llamaba a la calma. Así dejaban solos a los docentes y no docentes cuando más necesitaban el acompañamiento de toda la comunidad. Como si parte de garantizar una educación de calidad no fuera que los docentes puedan llegar a fin de mes.
Educación para las multinacionales…
Detrás del ataque de Milei a las universidades se esconde un modelo de país. Milei quiere un país sometido y servil a los intereses de las multinacionales. Eso implica una universidad que se ajuste a los intereses del mercado. Que venda servicios como posgrados y cursos. Y que ponga sus recursos científicos al servicio de aumentar las ganancias de las grandes empresas.
Las bases para una universidad de este tipo están en la LES (Ley de Educación Superior) que votó el Menemismo. Ley que ningún gobierno, ni los de Nestor y Cristina, derogaron posteriormente.
Fue la movilización popular la que frenó el proceso de privatización de la universidad. Pero el camino de seguir como estamos es ir a un modelo como el de Chile.
…¿O educación para la clase trabajadora?
Un modelo educativo presupone un modelo de país. Como decíamos, Milei quiere una universidad al servicio de los empresarios nacionales y multinacionales, porque quiere a nuestro país sometido a estos mismos.
Pero ese modelo no ha sido cuestionado por los gobiernos anteriores. Tenemos que discutir que educación queremos. Por supuesto que debemos defender las conquistas que sostenemos. Conquistas que se lograron al fuego de la lucha, como en la Reforma Universitaria del 18’.
Pero no podemos quedarnos ahí. Es necesario pelear por una universidad, que no solo este abierta a las familias trabajadoras. Sino que también trabaje para mejorar nuestras vidas y resolver nuestros problemas.
Que su trabajo y elaboración científica estén al servicio de reducir la jornada laboral, curar enfermedades que afectan a los más pobres, combatir el hambre y más.
O se gobierna para los grandes empresarios. O se gobierna para la clase trabajadora y el pueblo, la crisis no da lugar a medias tintas. Y desde abajo debemos construir nuestra salida.
No caer en la trampa de las instituciones
Ahora todas las miradas están puestas en la aprobación de la ley de presupuesto universitario. Una ley que por supuesto, está muy por detrás de nuestras necesidades.
El CIN y los sindicatos contemplan convocar a una nueva movilización universitaria… ¡Solamente si el Gobierno veta esa ley! Esto es una trampa. No lograremos defender nuestro derecho a la educación si no estamos en la calle. Es necesario construir una verdadera rebelión educativa, retomar las tradiciones de la reforma del 18’. Organizarnos para luchar con la clase obrera organizada codo a codo. Pues en esta pelea es necesario involucrar a toda la comunidad educativa.
Recuadro
Solidaridad con los estudiantes de Inglaterra
Expresamos desde estás páginas nuestra solidaridad con los estudiantes de la Escuela de Estudios Orientales y Africanos (SOAS) de Inglaterra, que son perseguidos por denunciar a las autoridades del establecimiento por señalar los vínculos de las mismas con el genocidio que el Estado de Israel ejerce sobre el pueblo palestino.
Llamamos a todas las organizaciones estudiantiles, y en especial a las que se posicionan contra el genocidio en Gaza a repudiar esta persecusión, expresada en sanciones disciplinarias y expulsiones.