Las fuertes lluvias y la inundación en el sur de la provincia de Buenos Aires han sido trágicas para muchas familias trabajadoras y la comunidad bahiense.
El último reporte ya habla de 16 fallecidos y miles de evacuados, seguramente cuando baje el nivel de agua, ese número puede incrementarse.
La hipocresía de los gobernantes
Mientras los gobernantes nacionales y provinciales se lamentan y ofrecen algunos millones de dólares para apaciguar la situación desligándose de su responsabilidad , aduciendo “ es una catástrofe natural” esconden que esto pudo evitarse. Nada dicen de la falta de obras necesarias, ni de la necesidad de una planificación urbana acorde a las necesidades del pueblo y no en función de los intereses de las empresas. Desde hace años las multinacionales y los sectores agroexportadores vienen acumulando ganancias multimillonarias, horadando los suelos, contaminando ríos y sin invertir un peso en saneamiento e infraestructura.
Una solidaridad de clase
En cientos de ciudades y pueblos, nuestra clase hace propia la solidaridad, organiza colectas y el transporte para poder enviar comida, ropa, agua, colchones.
Esta muestra de solidaridad y organización, que surge únicamente del pueblo trabajador es la prueba de que se puede tomar el control de la situación en nuestras manos.
Debemos exigir a los gobiernos Nacional, provincial, municipal y a las empresas los recursos materiales para la reconstrucción de la ciudad
No va a ser la primera vez que los políticos corruptos usen estas situaciones para beneficiar a empresas amigas para las tareas de reconstrucción. Se repiten las historias sobre la ayuda que nunca llega a los damnificados.
Es por eso que el pueblo de Bahía Blanca debe tomar en sus manos cada tarea, formar comisiones votadas en asambleas qué sean las que ordenen las mismas y que rindan cuentas a los vecinos cotidianamente.
Milei, Kicilof y Susbielles como gobernantes deben poner todo los recursos del estado, son también responsables.
No podemos dejar pasar que el intendente hizo votar el RIGI para continuar el saqueo y por ende el desastre ambiental.
Por eso felicitamos la reacción de los vecinos del pueblo que echaron a los ministros Petri y Bullrich por querer utilizar políticamente la tragedia.
Toda la maquinaria empresarial debe destinarse a la ayuda
En la ciudad hay cientos de empresas tanto portuarias, petroquímicas, refinerías, y maquinaria agrícola: todas ellas deben ser destinadas a las tareas de evacuación y reconstrucción. Los camiones aguateros y chupas de la industria deben estar en la primera línea de ayuda.
Las empresas deben pagar los salarios normales (de convenio) a las cuadrillas que se destinen. Lo deben hacer por los años de contaminación y saqueo al pueblo.
Los/as estatales de las áreas destinadas a afrontar “desastres naturales” deben ser reincorporados y pasar inmediatamente a planta permanente.
Nadie puede pasar hambre
El tema de alimentos es fundamental. Por eso, las mercaderías de las grandes cadenas de supermercados y frigoríficos deben ser confiscadas para que nadie sufra de hambre es esta situación crítica.
Lo mismo con los laboratorios y grandes farmacias: todo el sistema de salud debe unificarse y en lo inmediato las clínicas privadas deben poner sus instalaciones sin costo hasta que se normalice la ciudad.
Un plan de reconstrucción
Hace falta un verdadero plan de obras públicas no sólo de reconstrucción sino de prevención para futuras inundaciones.
Este plan debe ser financiado por el estado nacional, provincial y además con fuertes impuestos a las industrias, bancos y sojeros.
Otra fuente de financiamiento es dejar de pagar la fraudulenta deuda externa nacional y provincial, hoy la prioridad es el pueblo y no los chupasangres del Banco Mundial o el FMI.
Para construir viviendas dignas no solo hace falta un plan acorde, sino también la confiscación de toda vivienda ociosa, terrenos de terratenientes y de otros capitalistas de la región.
Estado de asamblea permanente y movilización
Sin dudas que lograr justicia para nuestros muertos y recuperar lo perdido no será de la mano de de los políticos que nos condenan al hambre y desocupación. Es por ello que debemos estar movilizados y organizados. Llamar a asambleas de vecinos para poder definir el estado de situación y a partir de ahí dividirnos las tareas en comisiones destinadas a tal fin.
Los trabajadores debemos ponernos a la cabeza de esta tarea, exigirle a los sindicatos y CTAs romper toda tregua con los gobiernos y empresarios para que se hagan cargo.
Es fundamental la organización, una vez más queda demostrado que solo los trabajadores organizados podemos resolver nuestros problemas.
Para eso necesitamos avanzar en construir una herramienta política que nos permita ir a fondo contra estos políticos corruptos que gobiernan para las empresas y las multinacionales, que nos permita tomar el poder en nuestras manos y así acabar con la miseria, el hambre y las tragedias a las que nos condena el sistema capitalista con su codicia.
¡Fuerza, pueblo Bahiense!
Desde el PSTU nos ponemos a disposición, damos nuestro apoyo a los familiares y vecinos que han fallecido.
Sabemos y confiamos en nuestra clase, en la historia de lucha y resistencia.
¡Fuerza, no están solos!