El 16 de marzo último, Cristina Kirchner anunció la creación de un Fondo de Estímulo por $2.500 millones para devolver a productores nucleados en la Federación Agraria Argentina parte de lo que pagan por retenciones a las exportaciones. Una medida que afectó la unidad de la Mesa de Enlace del Campo, acérrima opositora al Gobierno desde el conflicto en 2008 por las retenciones. ¿Sería algo progresivo del Gobierno K en retirada o una jugada política para beneficiar a un sector patronal en un año electoral?
Las grandes patronales agropecuarias, aglutinadas en la Mesa de Enlace del campo, efectuaron una medida de protesta entre el 11 y 13 de marzo. Pero La Sociedad Rural, Coninagro y Confederaciones Rurales no contaron esta vez con la complicidad de la Federación Agraria Argentina (FAA), para boicotear la comercialización de productos agropecuarios reclamando “contra las políticas agropecuarias que el Gobierno Nacional lleva adelante y que han provocado una situación crítica para todos los sectores productivos del país”. Una deserción ante los subsidios que el Gobierno K concedió a los “supuestos pequeños y medianos productores” nucleados en la FAA. Y algo previsible luego de las elecciones en esta entidad en diciembre último, en las que triunfó el candidato kirchnerista, Omar Príncipe, con el 55% de los votos, relegando a los seguidores de Eduardo Buzzi, anterior presidente, adherente a la Mesa de Enlace y hoy candidateable por el Frente Renovador de Sergio Massa en la provincia de Santa Fé.1 El nuevo titular K de la FAA, criticó a Buzzi por pérdida de autonomía ante la relación con las otras entidades patronales del campo.
Pero haciéndose el distraído para disimular su acercamiento a Cristina K ante ciertas promesas oficiales de conseguir alguna devolución
de retenciones.
Beneficios K a un sector patronal…
En recuadro de esta misma página hacemos referencia al origen de la verdadera lucha de los pequeños productores, que no tienen nada que ver con los nucleados en la FAA actual. Desde hace algunos años, todos los “luchadores” del campo no combaten el modelo sojero. Se enriquecen con él. Inclusive los pequeños se benefi ciaron, ya sea alquilando sus campos a los “pools” de siembra, sin trabajar y con la valorización de sus tierras en forma paralela. En los piquetes de ruta, los “pequeños” estaban hasta ahora codo a codo con los medianos y grandes. El Gobierno golpeó la unidad patronal, benefi ciando a unos 46.000 pequeños productores. La compensación será segmentada con un valor por tonelada que disminuye a medida que aumenta la producción, explicó el ministro de Economía, Axel Kiciloff. Quienes produzcan hasta 100 toneladas recibirán 450 pesos por tonelada y por año, de 100 a 200 toneladas, 383 pesos anuales; de 200 a 300, $ 293 por año; de 300 a 400, $ 180 por año; de 400 a 500, $ 90 por año; de 500 a 600, $ 69 por año y, finalmente, de 600 a 700 toneladas, $ 45 pesos.2
Lógicamente la FAA apoyó el acuerdo ante la caída del precio internacional de la soja. Algo que precisamente no tiene nada que ver con el 11% de campesinos pobres y más de un millón de trabajadores rurales.
Son $2.500 millones en subsidios, que aportaremos los trabajadores y el pueblo. Si bien parecería una cifra importante, es mínima y relativa con los ingresos y retenciones generados por exportaciones rurales y a pesar de que el Estado dejará de recaudar este año en concepto de retenciones U$S 1.800 millones por la baja del precio.
…con campesinos pobres y trabajadores rurales explotados
Aquí debemos subrayar que el eje de la cuestión pasa por la propiedad de la tierra y la productividad, la riqueza que genera, y quién se la queda. El marxismo da pautas para tratar el tema con rigor científico por lo que es importante analizar a la población rural de nuestro país.
Un 11% son campesinos pobres, unos 220.000, sin tierra; parte en cooperativas que no explotan ni exportan, porcentaje que se incrementa poco a poco, con desplazamiento de población a grandes ciudades o pueblos con mejores posibilidades de trabajo. Un 72% de peones rurales, 1.300.000 trabajadores con salarios miserables, parte o todo en negro, y el resto, 17%, unos 350.000 productores pequeños, medianos y grandes, en su mayoría exportadores de soja, que son los que rechazan las retenciones.
El Gobierno hizo una jugada electoralista para seguir influenciando a algunos capitalistas. En este caso benefició a un sector patronal del campo disfrazados de pobres productores pero que explotan a obreros rurales, con míseros salarios y parte en negro.
Mientras tanto, los trabajadores llenamos menos el changuito con alimentos cada vez más caros a precios inflados en un país que podría alimentar potencialmente a 300 millones de personas.
Notas:
1 Diario Clarín – 04-12-2014
2 Diario Clarín – 17-03-2015
El Gobierno no toca a los capitalistas agropecuarios
Acompañando a Cristina K en su anuncio de beneficios a un sector de productores agropecuarios, el Ministro de Economía, Axel Kicillof, justifi có la concesión de subsidios: “Esta medida va a comprender a los productores de hasta 700 toneladas, que son el 70 por ciento del total de los productores pequeños y medianos y que sólo producen el 12 por ciento del total de la producción de granos de la Argentina”.
Explicó además que son “para los pequeños productores que no tienen capacidad para conseguir subsidios que en forma internacional permiten amortiguar esta caída (los precios de la soja)” y analizó que “el Gobierno tiene bien en claro cómo está constituido ese campo, con una enorme diversidad y concentración de la renta y la propiedad”.1 Frases magistrales del Ministro sobre la distribución de la propiedad rural y su renta y una defensa de pequeños productores devenidos en patronales. Pero con un llamativo detalle: ni una mención a los grandes capitalistas del campo, los terratenientes argentinos, los pooles de siembra, los inversionistas y especuladores extranjeros que se llevan nuestros recursos. Mejor no tocarlos. Una defensa implícita del funcionamiento del capitalismo.
Tampoco nos habló el Ministro Kicillof de cómo revertir el poder de los acopiadores, molinos y exportadores. Cuatro multinacionales son las que infl uyen sobre lo que conviene producir, acaparar, exportar o reinvertir: Bunge, Dreyfus, Continental Grain y Cargill. Todas especulan con los precios internacionales de los cereales, sin importarle el beneficio para el consumo interno del pueblo y los trabajadores.
Así el “boom” sojero con millonarias ganancias, a pesar de la baja del precio, en detrimento de otras producciones. En la dékada ganada de un promedio de 34 millones de hectáreas disponibles la soja ocupa más de 20 millones. La siembra de trigo, en cambio, para producir nuestra harina, retrocedió de 6,3 a 4,6 millones de hectáreas en promedio.2 De ello el ministro tampoco dijo nada.
Cristina reconoció en su momento que los capitalistas “se la llevan con pala” y que al mismo tiempo seríamos soberanos e independientes.Una hipócrita declaración que esconde lo que un verdadero gobierno al servicio de los trabajadores y el pueblo debería hacer: imponer la Junta Nacional de Granos, por ejemplo, con control estatal absoluto con participación democrática de los trabajadores en la planificación de lo que se quiere sembrar, producir, cosechar, lo destinado al consumo interno y por último lo exportable. Pero Cristina y la oposición burguesa no están dispuestos a hacer algo parecido.
Notas:
1 Diario Página/12 – 16-03-2015
2 Ieco – Clarín – 16-07-2012
La Federación Agraria Argentina
Es una entidad privada, de carácter gremial y de servicios que nuclea a pequeños y medianos productores. Su origen fue una declaración de huelga de Arrendatarios y Aparceros que tuvo lugar en 1912 y que la historia recogió como “Grito de Alcorta”.
La Argentina, para insertarse en el mundo como país agro-exportador, se valió de masas de inmigrantes para satisfacer la creciente demanda de mano de obra. Se incrementaban los volúmenes de producción, y se creaban situaciones de extrema injusticia para los que trabajaban la tierra con sus propias manos.
Estos pasos iniciales desembocarían en el acontecimiento más trascendente y memorable gestado por los sectores populares del campo: la primera Huelga Agraria Argentina, el 25 de junio de 1912 en la localidad de Alcorta, en el sur santafecino. Los protagonistas, aquellos sufridos colonos que desde distintos pueblos circundantes se movían en las sombras para evitar las represalias de los terratenientes.
Algo muy alejado del funcionamiento de carácter patronal de los pequeños capitalistas adherentes a esta entidad. Recordemos las palabras de Alfredo De Angeli, famoso dirigente de la FAA de Entre Ríos durante el confl icto con el campo del 2008: “…el que quiera comer lomo que lo pague a $80.- el kilo, y acá comamos cortes populares (léase falda, cogote, etc.)”. Hoy el lomo ya está a $140.