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¿Una nueva Iglesia?

Hacia mediados de julio el Papa Francisco realizó su segunda gira por países latinoamericanos, esta vez visitando Ecuador, Bolivia y Paraguay. Como en las giras anteriores congregó a millones de fieles que se acercaron para escuchar su mensaje. Para algunos, el primer Papa latinoamericano con sus mensajes contra la pobreza y exclusión parece haber cambiado a la conservadora Iglesia Católica.
Muchos compañeros y compañeras, muchos jóvenes, que quieren pelear por un mundo sin desigualdad, quizás vean en el Papa Francisco y la Iglesia una alternativa para dar esa pelea.
Ahora bien, cabe preguntarse si ¿la Iglesia ha dejado de ser funcional a los poderosos y se transformó en una salida frente a la desigualdad? ¿O solamente el Papa ha aprendido de la reciente experiencia con los gobiernos populistas latinoamericanos -como el de Nestor y Cristina Kirchner- para cambiar el discurso y salvar a las instituciones que garantizan el dominio y saqueo del imperialismo en estas latitudes?
Recordando su militancia juvenil en la derecha peronista, el nuevo Papa ha interpretado mejor que nadie la crisis que atraviesan las instituciones en este nuevo siglo y ha puesto en marcha una política para salir en rescate de la Iglesia para que siga cumpliendo el rol de siempre, pero adaptándose a los tiempos que corren. El análisis de los hechos, más allá de los gestos y discursos, lo convierten en uno de los principales instrumentos de quienes hoy mantienen bajo su dominio al mundo.

¿De dónde venimos?

Francisco asumió en medio de una crisis inédita de una de las instituciones más importantes del mundo, la Iglesia Católica, que agrupa 1200 millones de fieles en todo el mundo, el 42% de los cuales están en América Latina. A todos sorprendió que frente a la renuncia de Benedicto XVI, en medio de una Iglesia cuestionada por la pedofilia, las denuncias de corrupción y las posturas ultra conservadoras, el elegido fuese un cardenal latinoamericano.
En consonancia con el presidente negro en Estados Unidos, con las mujeres “empoderadas” en puestos políticos importantísimos,como Ángela Merkel, en la Eurozona, con indígenas u obreros en los gobiernos, el papa latinoamericano pareció hacer entrar a la iglesia en la nueva era en la que los históricamente relegados empezaron a acceder a puestos de poder, generando en millones y millones de personas una expectativa de que se avecinarían cambios profundos en beneficio de los pueblos. No obstante, estas expectativas han quedado nada más que en eso, en ilusiones no cumplidas.
Ni bien asumido Francisco, desde estas páginas señalábamos que “El jesuita argentino es un hombre conservador, que tiene una larga trayectoria de defensa de las posturas más reaccionarias de la iglesia. Coincidente en todo lo esencial con las posiciones de su antecesor. Pero, al mismo tiempo, por provenir de un país latinoamericano, puede dar una sensación de renovación, de apertura, respecto de la curia italiana, europea y norteamericana, carcomidas por la crisis económica, la corrupción y los escándalos por violaciones masivas de niños. Por eso y para eso fue electo Papa.”

¿Quién fue y quién es Francisco/Bergoglio?

Con el cambio de nombre, propio de la ceremonia de asunción papal, parece que muchos, hoy férreos defensores del Papa, han olvidado el pasado y las críticas anteriores. El mismo gobierno kirchnerista parece haber olvidado sus enfrentamientos con el Cardenal Bergoglio, cuando este oficiaba de vocero de la oposición patronal y de los empresarios sojeros en conflictos como el del campo en 2008. O de la militante oposición al matrimonio igualitario.
En ese sentido, ha habido una feroz operación para ocultar los vínculos de Bergoglio con la dictadura y las denuncias de que colaboró para la detención y tortura de dos curas villeros,se convirtieron “mágicamente” en testimonios de cómo ayudó a victimas de la dictadura. El hecho de que durante sus años en la conducción de la Iglesia en Argentina no haya excomulgado a Videla ni a ninguno de los militares genocidas da mas cuenta de lo primero que de lo segundo.
El cardenal Bergoglio era el conductor de una de las iglesias más retrogradas del mundo, la Iglesia argentina, alineado con lo peor de la derecha del país, militante furioso contra el derecho de las mujeres a elegir el momento de la maternidad ¿Puede haberse transformado en su contrario al convertirse en Francisco?

Los principales actos de Francisco

Cómo no alcanza con solo “condenar” por el pasado, es necesario detenerse en las principales acciones de Francisco desde su asunción. Acciones que son profundamente políticas, aunque muchos quieran presentar por separado la política de la Iglesia.
En su primera visita a Latinoamérica, Francisco visitó Brasil a pocas semanas de la irrupción de las históricas movilizaciones conocidas como las jornadas de junio, allí sorprendió con su mensaje a la juventud de que “hagan lío” para canalizar por la iglesia al movimiento surgido, mientras se pronunciaba enérgicamente contra la legalización de las drogas, defendiendo la ilegalidad que en los hechos solo beneficia a los grandes narcotraficantes.
En relación a uno de los procesos más álgidos del mundo, como es la revolución siria, desde que asumió, Francisco se encarga de pedir paz y reconciliación. La paz es sin duda algo deseable, pero ¿Qué significa pedir simplemente paz en ese contexto? Significa pedirle al pueblo sirio que se levantó luego de ser sometido a la miseria y la dictadura por Bashar Al- Asaad durante mas de 40 años, que se reconcilie con el tirano. ¿A quién beneficiaria entonces esa paz?
En el mismo sentido, la visita a Jerusalén en junio de 2014, graficada en la foto de él junto al líder de la religión judía y la musulmana que recorrió el mundo, no fue para solidarizarse con el masacrado pueblo palestino, sino para impulsar la política sostenida por todo el imperialismo, de los dos estados: un estado palestino y uno israelí, reafirmando las decisiones de la Sociedad de las Naciones (actualmente conocida como ONU) tomadas en 1947 y garantizadas a sangre y fuego por el ejército israelí, con el apoyo de todo el aparato político y militar del imperialismo norteamericano y del resto de las potencias.
Como parte de estas políticas no podemos dejar de mencionar la importancia que tuvo el papa Francisco, reconocida por todas las partes, en el reciente acuerdo de EE.UU. con Cuba, que más allá de lo que las corrientes castristas quieren simular sirvió para avanzar en la colonización yanqui sobre la isla, siendo a su vez una cruel demostración de que el capitalismo ya hace tiempo ha vuelto a la isla y que los cubanos son un mercado al que EE. UU no quiere renunciar.
Todas estas actuaciones de Francisco ¿favorecen a los pobres o a los poderosos que gobiernan?

Latinoamérica 2015

Como se puede ver haciendo un recorrido por las “visitas del Papa” los lugares elegidos no son casuales. El primer país visitado en la última gira, Ecuador, atraviesa una situación de crisis y movilizaciones frente a los ataques del gobierno de Correa, en la que los trabajadores y los pueblos indígenas comenzaron a organizarse para pelear. En Bolivia se hace visible el desgaste de Evo Morales y en Paraguay existe un proceso de organización de los trabajadores y de luchas muy importantes.
¿Entonces Francisco, “el Papa de los pobres”, fue a esos países a impulsar que se sigan organizando y peleando contra los ajustes de los gobiernos y los empresarios? ¿Fue a reivindicar los derechos de los pueblos originarios por sobre los de las multinacionales que saquean los recursos naturales? Lamentablemente, nada de eso.
A pesar de sus discursos contra la pobreza, el principal llamado fue al diálogo y la conciliación, generando en sus millones de seguidores la expectativa de que de la mano de los gobiernos (que representan a su vez a los empresarios) se puede combatir la exclusión. Respecto de los pueblos originarios, si bien pidió perdón por los actos anteriores de la Iglesia, emulando a lo realizado por Juan Pablo II en el pasado, nada dijo de la situación de miseria actual a la que están sometidos esos pueblos.
Tampoco es ningún secreto su política activa para mantener la “gobernabilidad” del gobierno de Cristina, siendo un impulsor del pacto patronal-sindical para avanzar con el ajuste y llegar a las elecciones en paz. Tampoco es ningún secreto su política para unificar las centrales sindicales para acompañar al próximo presidente electo en octubre, quien sea quien sea, seguirá profundizando los ataques contra los trabajadores y la entrega de los recursos del país.

Una “nueva” forma para una vieja Iglesia

Es innegable que nadie como el Papa Francisco ha desplegado una política para convencer y mantener “bajo su ala” a diversos sectores de la población. Con la ayuda de los medios, hay un intento permanente de mostrar un cambio y apertura en la Iglesia, pero sin tocar sus posturas y estructuras históricas. Sin duda, esta nueva forma de la Iglesia persigue el objetivo de frenar la diáspora de fieles a la que se estaba asistiendo, para cumplir el mismo rol de siempre.
A su vez, no debemos confundirnos, no se trata de un problema meramente religioso, sino que su rol fundamental está en el plano político, ya que todo lo que hace beneficia a los poderosos, encantando a los explotados y oprimidos del mundo para estimular la “conciliación” con sus verdugos.
Seguramente muchos valiosísimos compañeros y compañeras que quieren un mundo sin pobreza, sin explotación ni opresión, vean hoy a Francisco como una referencia. Para nosotros, con absoluto respeto de sus creencias religiosas y sus expectativas, queremos decirles que lamentablemente los hechos demuestran que “el papa de los pobres” no es más que una cara más amable de la vieja Iglesia al servicio del poder.
Para cambiar las cosas, sigue siendo necesario que los trabajadores y trabajadoras nos organicemos y tomemos el futuro en nuestras manos.