Hace tiempo ya que se habla de la generación “Ni, Ni”: que ni estudia, ni trabaja. Para nosotros debiera hablarse de la generación “No, No”: no accede a la educación, no consigue trabajo digno. En una Argentina con una pobreza del 28% a nivel nacional, esta entre los jóvenes asciende a un 37%. Al menos un millón y medio de jóvenes no estudian ni trabajan, o lo hacen en forma precaria. Los medios analizan el fenómeno como si la culpa de no tener estabilidad en lo educativo o lo laboral fuera de los propios jóvenes, ocultando que lo que esto deja en evidencia es que el Estado no garantiza el acceso a la educación, ni al trabajo digno. Si entre los jóvenes en general la desocupación es del 20% , esto se acrecienta entre los que viven en villas, asentamientos o barrios carenciados, encerrándolos en un círculo sin salida. Es asi que el 80% de los “Ni, Ni” pertenece a los sectores de más bajos ingresos de la población.
En la provincia de Buenos Aires por ejemplo, el 74% de los jóvenes que no trabajan son mujeres, la mayoría de las cuales tienen hijos y se encargan de las tareas de la casa. El gobierno quiere utilizar esto para decir que en verdad no es tan alta la desocupación, porque estas mujeres tendrían sus tareas fuera del mercado laboral. En verdad lo que desnuda esta situación es la cruda realidad de que cada 5 minutos nace un bebé de una joven de menos de 20 años. Eso muestra que se nos niega el derecho de elegir el momento de la maternidad, penalizando el aborto, así como la educación sexual y anticoncepción para poder decidir, así como también prácticamente no existen guarderías estatales donde cuiden a nuestros hijos mientras trabajamos o estudiamos. Eso muestra que es sobre las espaldas de las mujeres jóvenes donde más se siente un modelo que prioriza la ganancia empresaria sobre las necesidades de la población.
El plan Progresar con el que el kichrnerismo hace campaña no es más que una “lavada de cara” frente a la profundización de la precarización laboral. En primer lugar actualmente pueden acceder los jóvenes cuyo grupo familiar tenga ingresos menores a tres salarios mínimos, es decir $14.148, Si un joven debe salir a trabajar o changuear para aportar en la casa, ¿puede remplazar eso con $900, es decir con $25 por día? ¿Por qué en lugar de poner un parche no se garantiza que los trabajadores no cobremos menos que la canasta familiar?
Las propuestas de Massa y Macri no son mejores al respecto: el plan Primer Empleo que propone Macri da beneficios impositivos a las empresas que tomen jóvenes, pero sin obligarlos a garantizar estabilidad laboral, es decir que a quien beneficia es a la empresa que puede usar al joven como mano de obra barata; por su parte Massa realiza una propuesta similar a la que se le suma una red de 20.000 tutores que acompañen a los jóvenes. Es evidente que, por más que lo quieran disfrazar, la preocupación esta puesta en como beneficiar a las empresas y no solucionar las necesidades de la juventud trabajadora.
Desde el PSTU en el Frente de Izquierda creemos que son necesarias y posibles medidas de fondo: proponemos dejar de pagar la fraudulenta e ilegítima deuda externa y con ese dinero garantizar el salario que cubra la canasta familiar de $14931, garantizar el pleno empleo a través de las tan necesarias obras públicas: construcción de hospitales, escuelas y viviendas, para garantizar también el acceso a una vivienda digna.
Proponemos respetar el derecho a decidir el momento de la maternidad, garantizando la educación sexual en todas las escuelas, barrios y comunidades, la anticoncepción y aborto legal, seguro y gratuito en los hospitales públicos. A la vez, proponemos que haya jardines maternales estatales en todos los lugares de trabajo y estudio para que las mujeres puedan salir a trabajar y no queden condenadas a realizar el “trabajo invisible” del hogar.