El gobierno, la burocracia sindical, sectores del castrochavismo y de la propia izquierda trotskista afirman que el resultado electoral expresa que en el país hay un “giro a la derecha”. “En Argentina, irán a una segunda vuelta tal y como pretendía la extrema derecha”, dice El Insurgente, sitio castrochavista. Nicolás del Caño, candidato a presidente del FIT por el PTS también dijo que “este desplazamiento a la derecha del escenario nacional es el resultado del rumbo político que adoptó el oficialismo” (la Izquierda Diario 26/10). ¿Es cierto que hay un giro a la derecha como afirman estos sectores?
Si bien es cierto que el 90% de los votos fueron a variantes claramente identificadas con los sectores patronales, no es correcto sacar la conclusión de que hoy existe un giro a la derecha en la situación política nacional.
En primer lugar, confunde a los trabajadores al colocar al kirchnerismo y al FPV como una variante más de izquierda o progresiva. El pago de la deuda, la entrega de los recursos naturales, la inflación que licua los salarios, el deterioro de la salud y educación pública, la pobreza, los despidos y suspensiones, la precarización laboral, la persecución a los luchadores, Berni, Granados y la represión, no tienen nada que ver con algún aspecto progresivo y representan el programa de “derecha” en el gobierno más allá de los discursos.
El voto contra el gobierno expresa fundamentalmente el rechazo a las consecuencias concretas de este plan, no a los discursos. El propio sistema, con una propaganda infernal, instaló la necesidad del voto “útil” y la población eligió entre las opciones que tuvo más a mano. Los millones de pobres, jóvenes y obreros que votaron al PRO, un partido de centro derecha encabezado por un empresario no se hicieron fanáticos de Macri en las últimas semanas: simplemente, la amplia mayoría lo votó para evitar un nuevo gobierno del kirchnerismo.
Y en ese marco, las masas tomaron al único candidato que podía ganarle al gobierno para darle un garrotazo a la administración K. A su vez el PRO se cuidó de presentarse con un discurso reaccionario o antiobrero, Vidal hizo campaña por las guarderías para las familias trabajadoras, Macri hablo de eliminar el impuesto a las ganancias, lo opuesto a Massa que radicalizó su discurso a la derecha haciendo centro en la “mano dura” y la lucha contra la inseguridad.
No hay que perder de vista que las elecciones en la democracia burguesa no expresan ni reflejan la voluntad ni las necesidad de los trabajadores y el pueblo, empujados a elegir entre opciones que montan partidos bancados por grandes empresas que vuelcan millones para financiar a sus candidatos, los que posteriormente le devolverán el favor a la hora de gobernar o votar sus leyes. Por eso, este nunca fue el terreno más propicio para que se exprese verdaderamente las necesidades de la clase obrera y los sectores populares.
Un giro a la derecha solo puede darse a través de una derrota contundente de las luchas del movimiento obrero y popular, con su correspondiente apoyo de la población, y un salto cualitativo en la aplicación del ajuste y en la represión al movimiento de masas. Y eso es lo que preparan ambos, Scioli y Macri, para lo cual nos tenemos que organizar para enfrentarlos.