Desde hace tiempo que desde estas páginas venimos denunciando la existencia de un pacto para aplicar el ajuste entre el gobierno, las patronales, oposición y los dirigentes sindicales vendidos. De hecho, el ajuste avanzó y Cristina logró terminar su mandato sin grandes luchas sociales durante el año electoral.
Una vez finalizada las mismas, conscientes de la debilidad señalada, del propio macrismo se anuncian la necesidad de impulsar un acuerdo de gobernabilidad para el nuevo periodo que se inicia. En criollo, se trata de una reformulación del pacto del ajuste atendiendo al nuevo escenario político.
En ese sentido, Scioli ya le comunicó a Macri que “Cuente con él para lo que necesite”. Massa y De la Sota ya se postulan para ser los interlocutores del PJ disidente en dicho pacto. La UCR, como parte de Cambiemos, sale a plantear el triunfo de la alternancia y el nacimiento de un nuevo “equilibrio” político.
Lo nuevo es que el kirchnerismo, como tal, va ser parte de la oposición. Para despejar cualquier tipo de dudas, la propia presidenta salió aclarar que ella “va a seguir estando” y que va a “sostener la gobernabilidad”. Si bien no tenía previsto salir en forma tan temprana de los centros de poder viene trabajando desde hace tiempo la salida del Gobierno Nacional. El armado de las listas de diputados, gobernadores, intendentes, los nombramientos en puestos claves del Estado fue elaborado desde esa perspectiva. Indudablemente, Cristina seguirá siendo uno de los políticos más influyentes de la realidad nacional y muy probablemente, por lo menos inicialmente, cumplirá a escala nacional lo que viene haciendo en la ciudad de Buenoss Aires desde hace ocho años, donde más allá de los discursos de oposición aprobó el 90% de los proyectos en forma conjunta con el PRO.
Por otro lado, las cúpulas sindicales fueron uno de los grandes responsables de dejar pasar el plan de ajuste de Cristina. Luego de la fractura de las CGT y la CTA que dieron lugar a 3 huelgas generales contra el gobierno hace unos años, todas las conducciones sellaron una tregua que aseguró la paz social durante el período electoral y se dedicaron a “negociar” con los distintos proyectos políticos patronales.
Mientras el ajuste avanzaba con despidos, retiros “voluntarios”, suspensiones, inflación y mayor precarización laboral; estas conducciones condenaron al aislamiento las luchas que hubo, como se pudo ver en el caso de Cresta Roja, Prosidar, línea 60, etc.
A su vez, la gran mayoría de los dirigentes se pronunciaron y apostaron fuerte por “Scioli presidente”, disciplinando al viejo estilo peronista a los trabajadores de sus sindicatos con la amenaza de perder la fuente de trabajo. Incluso se barajaba la posibilidad de una unificación de la CGT en caso de que resultara electo. El triunfo de Macri dejó esta iniciativa en un compás de espera, aunque ya se está trabajando para contar con su colaboración inestimable para mantener el pacto de gobernabilidad.