Muchas veces en estas páginas nos referimos a que los gobiernos siguen los planes del imperialismo, que el imperialismo saquea todos nuestros recursos y que es capaz de cobrarse millones de vidas para sostenerse. Hoy decimos que hay que repudiar la visita de Obama, porque es hoy la cara más visible del imperialismo. Pero ¿qué es el imperialismo? ¿por qué tiene tanta importancia en nuestra realidad? En este artículo intentaremos dar respuesta a estos interrogantes.
Una primera definición
Si fuera necesario dar una definición del imperialismo, debería decirse que el imperialismo es la fase monopolista del capitalismo, incursiones comerciales para apoderarse de mercados en otros países, exportación de capital financiero, establecimiento de condiciones políticas y económicas en forma de imposiciones a otros países utilizando su poderío económico, que podría llegar hasta la invasión y control de un país determinado, intervención en los asuntos internos de otros países buscando favorecer los intereses propios, cultivo de una ideología nacionalista para justificar el avasallamiento de otras naciones.
“Basicamente es el dominio sobre la mayoría de los países del globo por un puñado de grandes potencias militares, de grandes países capitalistas adelantados:EE.UU, Japón, Alemania, Inglaterra, Francia son las grandes potencias imperialistas. Hay imperialismos menores como Italia y España, que a su vez son oprimidos por los imperialismos mayores. Algunos de ellos, como Portugal y Grecia, están en un proceso de dejar de ser imperialistas y pasando a ser semicolonias. Esa es una de las consecuencias de la gran crisis capitalista, económica y política, que se abrió en 2007” (Introducción al Marxismo – Cuadernos del PSTU)
La era de los monopolios
Los grandes monopolios dominan a los gobiernos y a las maquinarias del estado de estos países y apoyándose en su poderío se largan al dominio del mundo. Ese dominio mantiene atrasado al resto de los países, y obligando a las masas a consumir lo que ellos les dictan, vendiendo a estos países su tecnología, sacando grandes ganancias, imponiendo un dominio cultural y del lenguaje e impidiendo un desarrollo industrial independiente. Así, lo que pasa en los países imperialistas tiene incidencia directa en los países semicoloniales quienes son explotados por aquellos mediante mecanismos económicos como la deuda externa o, si es necesario, el uso de la fuerza.
La caracterización mundial del imperialismo como la era de los monopolios continuó verificándose en los últimos 100 años. Un estudio suizo reciente concluyó que 147 corporaciones controlan el 40% de la riqueza mundial. El 75% de estas empresas son instituciones financieras (P. Morgan, Citigroup, Bank of America, Merril Lynch, Goldman Sachs, BlackRock, Barclays, Deustche Bank, BNP, HSBC, Credit Suisse.De las 200 mayores empresas del mundo, según la revista Forbes, 122 de ellas tienen como sede matriz a los 5 países más ricos del mundo, representando el 61% del total. Los países pobres tienen apenasa 36 firmas, representando el 18% del total.
Es interesante estudiar las conexiones de las 10 grandes familias tradicionales del capitalismo mundial, con estos grandes bancos y multinacionales. Las familias Rockfeller (EE.UU.), Rothschild (Inglaterra y Francia), Goldman Sachs (EE.UU.), Lehman (EE.UU.),Warburg (Alemania), Lazard (Francia), Moisés Seifs (Roma), Kun Loeb (EE.UU.), Iwasakie Dan (Japón), son las principales beneficiarias de la expoliación del planeta.
La familia Rockefeller tiene parte del control de los bancos J.P. Morgan, Citigroup, Bank of America, Goldman Sachs, Merrill Lynch, Lehman Brothers y Prudential. Estos bancos son grandes accionistas en las siguientes empresas: AT&T, GM, GE, Dupont, Exxon, British Petroleum, Chevron, Shell, Freeport McMoran, United, Delta, ITT, Xerox, Boeing, Westinghouse, HP, Honeywell, International Paper, Pfizer, Motorola, Monsanto, etc. La familia Rothschild tiene conexión con la familia Rockfeller a través del J.P. Morgan y del Bank of America. De una forma o de otra, todas estas familias controlan bancos y multinacionales, que dirigen la economía mundial.
¿Y en nuestros país?
En nuestro país estas multinacionales extraen permanentemente millones de dólares producto del esfuerzo de los trabajadores y trasladan la ganancia generada a sus países. Sólo en 2007 las empresas extranjeras ganaron más de $6200 millones e invirtieron en el país $1500 millones, el resto se lo llevaron. También se llevan millones con la deuda externa, de los países de América Latina, Äfrica, Asia y Europa Oriental. La deuda externa es la forma “legal” que tiene el imperialismo para saquear a millones de trabajadores de todo el mundo.
Esta dominación que hace que las condiciones de vida de la población mundial sea cada vez más insoportable, lleva a los pueblos a levantarse en más y más países contra el imperialismo. Es lo que pasó en Egipto, Libia, Siria, Grecia, España como para citar solo algunos ejemplos, o en 2001 cuando se dio el Argentinazo y por un tiempo se dejó de pagar la deuda externa.
La burguesía imperialista utiliza todos los medios que están a su alcance, incluidos los golpes militares, el asesinato masivo y la guerra, para defender el sistema capitalista imperialista mundial. Lo defienden en todo el mundo como clase burguesa y como parte del Frente Contrarrevolucionario mundial, como cuando los yanquis lanzaron la larga guerra en Vietnam, en la que finalmente fueron derrotados. Y muchas veces en la historia, invadieron Centroamérica y cerraron filas en torno a la defensa del Imperio Británico, en su guerra colonial contra Argentina que reclamaba su derecho a ser dueña de las Islas Malvinas. Invadieron países con ricos recursos energéticos, como Irak y Afganistán, entre otros, con el argumento de existencia de armas químicas, narcotráfico o de la violación de los derechos humanos autodenominándose los “guardianes del mundo”.
Luchar contra el imperialismo por nuestras condiciones de vida
Así como ellos se defienden en cualquier lugar del mundo para que la explotación permanezca, los trabajadores debemos organizarnos y defendernos también como clase en cualquier país del mundo.
Debemos participar y apoyar las movilizaciones, como las que se llevaron a cabo en los países árabes, donde los jóvenes fueron protagonistas de los procesos revolucionarios que terminaron con dictaduras que llevaban décadas en el poder o en Europa, donde los jóvenes trabajadores y estudiantes son también quienes enfrentan en las calles los distintos recortes en salud y educación aplicados cotidianamente por los gobiernos.
Aquí también en Argentina que peleamos para romper los techos salariales, siempre inferiores a la inflación anual, sacar el “realmente” el impuesto al salario o por frenar la represión a las luchas y por la libertad de los presos políticos. Todos estos hechos, aunque se den en distintos países tienen el mismo objetivo: impedir que los capitalistas y sus gobiernos nos sigan hundiendo en la mísera y hacer que sean ellos los que paguen la crisis que ellos mismos generaron.