Desde el inicio del gobierno de Macri fue clara la intención que tendría con respecto a la política energética al nombrar como Ministro de Energía al CEO de Shell, Juan José Aranguren, que responde a las empresas petroleras multinacionales intermediarias que actúan en la refinación.
Todo esto en el marco del país donde se venden las naftas más caras del continente, se subsidia a las petroleras por producir y exportar, en claro beneficio de multinacionales inglesas como PAE o la Yanqui Chevron.
No obstante, pese al subsidio estatal que le da márgenes de ganancias insólitas, estas petroleras no están obligadas a producir más para obtener el autoabastecimiento energético en hidrocarburos. Lejos de ello se sigue con la política de importación de crudo que favorece a la Shell y con contratos a favor de todas las refinerías del país incluyendo a Cristóbal López.
Se estima que un 18% del crudo se importará este año, y esto significa menos perforaciones, menos locaciones, menos líneas de conducción, menos caños sin costura ni varillas. En fin, menos AIB (aparatos de bombeo). Esto repercute en toda la industria ya que se va rompiendo la rueda productiva y muchas pymes ligadas a cada una de estas estructuras ya sufren las consecuencias y el ahogo financiero.
En el medio de esta embestida, las empresas de servicios ligadas a la CEOcracia nos quieren hacer pagar el costo a los trabajadores y nos meten los procedimientos preventivos de crisis: la reducción de salarios, los retiros voluntarios, algo que se va haciendo moneda corriente en los yacimientos.
Las operadoras y contratistas tienen un claro objetivo: domesticar y disciplinar a los trabajadores aprovechando la situación, pegando por todos lados y apuntando a las empresas chicas y sectores más débiles.
Y así fue como las empresas de transporte de personal sufrieron los primeros embates, las de servicios de limpieza y seguridad son las que continúan en este proceso liquidacionista y van aprovechando las operadoras para tercerizar sectores enteros como las divisiones de flota pesada de camiones o mantenimiento de equipos.
Pese a la adversidad y el panorama desolador de los 120 mil despidos en el país, los petroleros de la Patagonia se han puesto de pie. Fue así que desde la petrolera SP junto a trabajadores de varias empresas contratistas estuvieron 7 días de piquete. Fue así que desde DLS se fue a la retención de servicios contra el cierre de la división transporte; en San Antonio hubo varios días de paralización de equipos. Son muchas las empresas que resisten y es por ello que los sindicato petrolero de Chubut y Santa Cruz como así jerárquicos austral están exigiendo que se cumpla con el compromiso firmado por parte de las operadoras y que estén ya operando los 41 equipos en Chubut.
Surgen nuevos actores en la pelea: la lucha de la UOCRA en Santa Cruz y Chubut ha dado fuerzas, los estatales de la Patagonia también alimentan el fuego iniciado el pasado 28 de diciembre con la gran movilización petrolera que abrió paso a una oleada de luchas.
Las paritarias petroleras son una oportunidad de salir a la ofensiva sin olvidar que la importación de petróleo y bienes es un gran problema que tenemos los petroleros. Como pudimos ver recién en Lufkin, que producto de la libre importación de AIB ya quieren reducir a un solo turno el personal. Por ello desde el PSTU seguimos con el camino de las panfleteadas masivas, la de recorrer los pueblos agitando contra este plan económico ya que si se sigue así las operadoras y el Gobierno intentarán someter no sólo a los petroleros sino a todos los pueblos patagónicos.