Ya se acabó la mentira de que solo se despedía a los “ñoquis”; los despidos están pegando con todo en la industria privada, donde no hay “grasa de la militancia puesta a dedo por el anterior gobierno”, como señalara el ministro Prat-Gay.
La oleada de despidos en la industria privada (bajo distintas formas como despidos directos, suspensiones o retiros voluntarios), arrancó hace unos años y viene creciendo al compás de la crisis económica mundial. Esta situación en estos últimos meses dio un salto espectacular, debido la profundización de esta crisis, la devaluación y la política de apertura a las importaciones.
Usando este panorama como excusa, los empresarios se largan a despedir de manera discrecional o en masa, con el pretexto de que por la crisis no pueden mantener tanta cantidad de trabajadores. Las empresas petroleras, por ejemplo, aplican el plan preventivo de crisis, dejando miles de familias sin trabajo, con la excusa de que frente a la caida del precio del petroleo no pueden mantner los puestos de trabajo.
Pero ese argumento es falso de punta a punta. Y solo porque la patronal no nos regala el sueldo, sino que este sale del trabajo de cada obrero (o mejor dicho, de la parte de lo generado por el trabajo obrero que la patronal devuelve). Ni porque tales crisis son para la patronal un negocio ya que con las reducciones de personal, siempre mayores a la reducción de producción, logran que los obreros que quedan terminen produciendo más que antes. Sino porque, además, los despidos y la excusa de la crisis le sirven a los empresarios como argumento para no dar aumentos. Como se ve, aunque el gobierno, la oposición y los dirigentes sindicales quieran convencernos de lo contrario; las patronales no son parte de la solución, sino raíz del problema.
Gobierno y oposición abren el paraguas
Mientras tanto, el gobierno nacional trata de tapar esta realidad con palabras. Por un lado, mientras el ministro de trabajo Triaca niega que haya una “ola de despidos”, el presidente Macri pide a los empresarios que “cuiden el empleo”. Y mientras los diputados del PRO no descartan imponer una “doble indemnización” ante despidos (solo si “el desempleo supera el 10%), Macri se opone con dureza, declarándose dispuesto a vetar cualquier ley que imponga la doble indemnización o prohíba los despidos porque “perjudicaría la creación de puestos de trabajo” y “aumentaría el trabajo en negro”, argumentos similares a los planteados por las
cámaras empresariales. Esta danza de contradicciones del oficialismo muestra su escasa voluntad para resolver la crisis de empleo.
En la vereda “opuesta”, los proyectos de ley que la oposición dice estar dispuesta a presentar son más efectistas que efectivos: por un lado, el aprobado en la comisión de trabajo del Senado solo prevé la doble indemnización en caso de despido injustificado junto con la posibilidad de acelerar los procesos judiciales de reincorporación, mientras que otro proyecto presentado por el massismo y el kirchnerismo en la misma comisión propone la prohibición de despidos por 180 días. En una realidad en la que en cuatro meses hubo 120 mil despidos, y con una inflación que no da tregua, ambos proyectos son imperdonablemente tibios; paños fríos que no resuelven ningún problema de fondo.
Una salida al servicio de las necesidades obreras y populares
No se puede esperar una solución de quienes causaron el problema: Empresarios y sus políticos, sean del partido que sean. La solución la tenemos que imponer nosotros, con nuestra lucha.
Mientras las soluciones al desempleo que proponen tanto el gobierno como la oposición parten de la base de no afectar o incluso favorecer los negocios de los empresarios; el plan que los trabajadores necesitamos debe tener como eje el hacerles pagar la crisis a las patronales y sus políticos.
Prohibición de los despidos por tiempo indeterminado, reducción de la jornada de trabajo sin reducción de salario, reparto de las horas de trabajo entre toda la mano de obra disponible, expropiación de toda empresa que cierre o despida, salario mínimo vital y móvil; son algunas de las medidas que hay que tomar para terminar con el desempleo y el hambre en nuestro país.
Pero para imponer esas medidas necesitamos unir todas las luchas que hoy ya se estan dando en defense de los puestos de trabajo y salarios en todo el país. Este 29 de abril, en la movilización convocada por las CGT y CTA tenemos la oportunidad de mostrarle al gobierno que no vamos a dejar que nos hunda en la miseria. Organicémonos con asambleas desde cada lugar de trabajo para movilizarnos el 29 y para obligar a las conducciones sindicales, que le dieron mas de cuatro meses de aire al gobierno, a llamar al Paro y Plan de Lucha Nacional que necesitamos para derrotar el plan económico de Macri y las patronales.