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No a la privatización del futbol

Los trabajadores a los que les gusta el futbol se preguntaran que pasa en la Asociación del Fútbol Argentino, con los clubes grandes que quieren desafiliarse, Hugo Moyano que pretende conducir la AFA y amenaza con huelgas futboleras (pero no contra despidos, suspensiones y tarifazos), el animador-empresario Tinelli renunciando y Macri llamando a Gianni Infantino, titular de la FIFA, para discutir una supuesta normalización de la entidad sin llegar a una “intervención”. Es una disputa política por los millonarios fondos que genera este deporte popular en el sistema capitalista argentino.
Esto en medio de una colosal crisis económico-financiera de la AFA, con millones de pesos adeudados por los clubes, cheques sin fondos, atrasos en sueldos a técnicos de las selecciones, sospechas de corrupción en el destino de los fondos recibidos de Futbol para Todos (Este año se calculan $1.800 millones y un total de $7.000 millones sin control desde 2009, según la diputada Graciela Ocaña).
La AFA es la administradora del futbol profesional aglutinando y supervisando a todas las ligas a lo largo y ancho del país, a todos los clubes que funcionan como entidades civiles sin fines de lucro, supuestamente, pero que en la realidad muchos manejan millonarios fondos y la perspectiva de que se multipliquen.

Una “Superliga” que privatizará el fútbol

El gran negocio está en los derechos de televisión, internet y publicidad (Por ejemplo Adidas abona 32 millones de euros por su exclusividad en la selección); la transferencia millonaria de jugadores, inclusive menores de edad, como en su oportunidad Leonel Messi; y el proyecto latente del sistema de apuestas on-line.
En este marco surge un proyecto estimulado por el Gobierno macrista y su política pro-empresarial de una “superliga” del futbol, integrada por los 20 clubes con más influencia económica y seguidores, liderada por Boca, River, Racing, San Lorenzo e Independiente. Se transformarían en sociedades anónimas que se distribuirían el 80% de lo recaudado: 50% en partes iguales, 25% por rating de la TV, 10% según últimas tres campañas, 5% por mérito deportivo histórico, 5% por cantidad de socios y un 5% solidario a clubes que desciendan. Del 20% restante, 10% a la AFA y 10% a la categoría B Nacional (1)
El presidente macrista de Boca Juniors, Daniel Angelici, ferviente defensor del proyecto, así lo define: “El presidente de la Liga va a ser un CEO, un profesional. En esta Súper Liga, más allá de profesionalizarnos, vamos a discutir de dinero y yo defiendo los intereses de Boca. Nosotros somos de los clubes que más generamos.” (2) Fiel representante de mafias empresariales que van detrás de ganancias y no de la defensa de los clubes.

El propio imperialismo yanqui lo apoya. Recordemos su movida denunciando a los dirigentes corruptos en la FIFA y en la Conmebol, y logró por ejemplo, que la actual Copa América se juegue en Estados Unidos. Su avidez de ganancias no tiene fin y ve el negocio.
Hace poco con Obama arribaron también negociadores de Ted Turner, dueño de multinacionales en comunicaciones (En Argentina: Imagen Satelital S.A.) que en encuentros con funcionarios macristas ávidos de dólares, ofrecieron participar con millonarios fondos para la transmisión internacionales de los partidos de la súperliga, disputando parte de la torta a Clarín y TyC.

Moyano: el otro lado oscuro de la AFA

Cuestionando el proyecto está el renunciante líder de la CGT, Moyano, que defiende intereses políticos ligados al futbol. Actual presidente de Independiente, y apoyado por los clubes más chicos de primera y los del ascenso, su proyecto es conducir la AFA, por los millonarios recursos disponibles a administrar y su vinculación directa al aparato de punteros, barrasbravas y burócratas.
La presidencia de la AFA es un resorte clave para apuntalar proyectos políticos de control económico y social. Por ello tanto Macri como Moyano se la disputan.
De concretarse la superliga con 20 clubes privilegiados manejando los recursos, apoyados por el Gobierno, está en juego el destino de las cerca de 4000 instituciones afiliadas a la AFA en todo el país, unas más grandes que otras, pero muchas insertadas en barrios populares, ejerciendo una función social.
La alternativa burocrática y mafiosa moyanista es más de lo que había, no es salida y el proyecto macrista es concretamente la privatización de este deporte tan popular en beneficio de unos pocos.
El futbol se ha convertido en objetivo de proyectos patronales apoyados por el Gobierno, multinacionales y burócratas sindicales. El pueblo movilizado, con los socios y simpatizantes de los clubes controlando democráticamente el funcionamiento, es la única forma de evitar esta expoliación a los trabajadores y al pueblo.

(1) Diario Olé -16-05-2016
(2) Infobae – 20-05-2016