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Desde el primer asiento

Una chica espera el colectivo en Panamericana a la madrugada. En la penumbra de la parada mal iluminada, un miserable intenta abusar de ella. El chofer del colectivo que llega ve la escena, se baja, y disuade al agresor a puño limpio.
Una pareja sube al colectivo un viernes por la noche. El tipo saca dos pasajes y se le nota el olor a alcohol apenas habla. En el trayecto le manotea la cara a la chica dos veces mientras le grita “mírame cuando te hablo”. El chofer, al advertirlo, detiene el colectivo y lo obliga a bajar.
Estas situaciones, lejos de ser de ficción son anécdotas reales que vivimos trabajadores de la línea 60 el último mes, en ambos casos los choferes arriesgaron su integridad y su puesto de trabajo para responder a un problema que el Estado no está resolviendo.
En Buenos Aires los colectivos circulan abarrotados como consecuencia del pésimo servicio, brindando un terreno propicio para arrebatos, abusos y situaciones similares. Los que manejamos todos los días vemos como nuestros patrones se llenan los bolsillos con subsidios, mientras ofrecen paradas mal iluminadas, frecuencias que no se cumplen, líneas que dejan de circular por la noche y choferes que no reciben ningún tipo de capacitación o asesoramiento para actuar en casos de violencia machista, como los que se describen más arriba.

Si el sistema de transporte fuera estatal y con servicio de calidad, si nos brindaran un protocolo de acción ante la violencia machista o si hubiera barrios iluminados, dejaríamos de ver tanta violencia desde el primer asiento.

Notas complementarias: 

1) http://nuevo.http://nuevo.pstu.com.ar/wp-content/uploads/2014/09/trotskyarchivo.jpg.com.ar/se-necesitan-soluciones-de-fondo/

2) http://nuevo.http://nuevo.pstu.com.ar/wp-content/uploads/2014/09/trotskyarchivo.jpg.com.ar/los-medios-de-comunicacion-cosifican/

3) http://nuevo.http://nuevo.pstu.com.ar/wp-content/uploads/2014/09/trotskyarchivo.jpg.com.ar/tambien-en-nuestros-trabajos/