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Paro General para tirar abajo el tarifazo

La Marcha Federal convocada por las dos CTA´s, que partió desde distintos puntos del país y llegó a Plaza de Mayo el pasado 2 de septiembre, fue una de las movilizaciones más grandes contra el Gobierno y expresó la bronca y la voluntad de enfrentar los ataques de Macri y las patronales.
Con importantes actos en todos los puntos cardinales del país, se fueron armando las caravanas que llegaron a Buenos Aires para ser recibidas por las columnas de trabajadores de Capital y Gran Buenos Aires, que se sumaron desde Zona Norte, La Matanza y Avellaneda para confluir en una movilización de más de 100.000 personas hacia Plaza de Mayo.
Fue una respuesta contundente de los trabajadores al ajuste, principalmente de los estatales que tuvieron que sortear el obstáculo de la propia CTA de no haber convocado el paro que permita una concurrencia aún mayor, pero que también contó con la presencia de sindicatos afiliados a la CGT, que se vieron obligados a marchar por la presión de sus bases, a pesar de que esa central no era convocante y sólo se limitó a dar “libertad de acción”.
Así fueron saludados desde los balcones de los edificios porteños las columnas de estatales, docentes, camioneros, judiciales, curtidores, bancarios, aceiteros, panaderos, algunas secciones metalúrgicas y líneas de colectivos de la UTA, acompañados de diversas organizaciones sociales, territoriales, centro de estudiantes y organismos de Derechos Humanos.
El Gobierno ya vio la amenaza que significan los trabajadores en la calle en varias oportunidades. Si miramos para atrás, veremos que además de la Marcha Federal, en menos de un año tuvimos la movilización del 29 de abril pasado, donde se movilizaron casi 300.000 trabajadores, la mayoría del movimiento obrero industrial; la movilización de estatales y docentes en febrero; los cacerolazos organizados por los vecinos y sectores populares que obligaron a la Corte Suprema a frenar momentáneamente los tarifazos del gas; las marchas estudiantiles y las multitudinarias convocatorias por el 3J contra la violencia machista, e innumerables e importantes luchas regionales, como la de los petroleros patagónicos contra los despidos.
En todas estas movilizaciones los trabajadores han manifestado su predisposición para enfrentar el ajuste, a pesar de los limites de las propias direcciones convocantes. Y esta tendencia que viene creciendo ha profundizado una crisis política al interior del Gobierno, obligando incluso a todos los sectores de la oposición a reubicarse.

El rol de las direcciones sindicales

Sin embargo, estas luchas y movilizaciones, aunque logran algunos triunfos parciales, no se transforman en un golpe certero y contundente al conjunto del plan económico de Macri por el rol de las burocracias sindicales, que luego de cada movilización se dedican a poner paños fríos y sentarse a dialogar con Macri y sus ministros en lugar de llamar de una vez al paro general con movilización que se necesita.
De esa manera, las conducciones de las centrales sindicales le hacen el juego al Gobierno para que avance con los despidos, para que la inflación nos licue el salario y para que avance judicialmente sobre las comisiones internas, delegados y activistas más combativos.
Es el caso de la flamante CGT unificada, que en lugar de llamar a ser parte de la Marcha Federal, se reunió el mismo día con el Ministro de Trabajo, Jorge Triaca, para pedir que se abran “mesas de trabajo” para consensuar leyes claves para el gobierno, como la nueva ley que busca imponer más trabas a las acciones legales de los trabajadores cuando ocurren accidentes de trabajo, o la ley del primer empleo que avanza en la flexibilización laboral.
Los líderes de la CTA, por su parte, intentaron cambiarle el contenido a la convocatoria de lucha y de clase contra el ajuste, transformándolo por momentos en un acto de reivindicación de los gobiernos frentepopulistas latinoamericanicanos, subiendo al palco a dirigentes y ex funcionarios patronales del kirchnerismo que nada tienen que hacer en los actos de los trabajadores (ver página 3).
A su vez, nuevamente hicieron encendidos discursos desde el palco y amenazaron con el paro nacional. Pero no pudieron ocultar que a excepción de la CTERA, las CTAs se negaron a convocar un paro ese día y siguieron haciendo oídos sordos al grito que brotaba desde las bases exigiendo la convocatoria al paro nacional. Una vez más, tiraron la pelota hacia adelante.
No obstante, con la masividad de la marcha lograron que el Ministro de Trabajo los cite a una reunión para los próximos días. Pero es un error tener expectativas que de esas reuniones salga alguna solución para nuestros reclamos. La salida no es incorporarse a ninguna mesa de trabajo con el Gobierno y las patronales, sino ponerle fecha y concretar el reclamo de paro general que reclamaban las bases desde la plaza.

Exijamos el paro general y movilicémonos el 16 a las audiencias públicas

Los trabajadores debemos participar y movilizarnos masivamente a las audiencias el próximo 16 de septiembre en la Usina del Arte, en La Boca.
Tenemos que aprovechar la audiencia para movilizarnos para exigir la renuncia del Ministro de Energía, Aranguren, y obligar al Gobierno a dar marcha atrás definitivamente con el tarifazo, echar a las privatizadas para reestatizar las empresas para ponerlas bajo control de sus trabajadores y usuarios.
Ahora más que nunca debemos ganar las calles cuando la Corte Suprema falló a favor del gobierno en relación a los tarifazos en los servicios eléctricos. Se ha confirmado que nada podemos esperar de la “justicia”, que siempre defiende a los empresarios y a los poderosos, y que sólo debemos confiar en nuestra fuerza.

Por ello, con nuestros sindicatos y organizaciones, somos los trabajadores los que tenemos que estar a la cabeza de esta lucha que abarca a todos los sectores populares, ya que el tarifazo es un punto clave del modelo económico de ajuste que viene llevando adelante Macri y las patronales.

Ya mencionamos que Yasky y Micheli, de las CTA´s, hablaron en Plaza de Mayo de la necesidad del paro nacional. La CGT, por la presión y la bronca que hay en los lugares de trabajo, no tuvo otra que salir a decir a través de sus líderes que no descarta una medida de fuerza y que todo se va a definir en una reunión Confederal recién el 23 de septiembre.

Pero no es posible esperar tanto tiempo. Desde hoy mismo tenemos que organizarnos en nuestros lugares de trabajo para ver de qué manera marchamos y participamos en la audiencia del 16. Hay que impulsar asambleas para participar de la lucha contra el tarifazo y el ajuste y exigirle a las centrales sindicales que dejen de lado las palabras y las idas y vueltas y convoquen a un paro general y un plan de lucha a partir del próximo 16, para que los trabajadores podamos movilizarnos masivamente a las audiencias públicas y tirar abajo el tarifazo, frenar los despidos y exigir la reapertura de las paritarias.