Las obras sociales no sólo se encargan de la salud de sus afiliados, sino que manejan sumas millonarias. Por eso, no es extraño que quienes las manejan hagan negociados enormes. En la historia, los distintos gobiernos del país las usaron para evitar que los dirigentes sindicales salgan a luchar. Hoy en día la situación no es muy diferente…
Yo quiero mi pedazo…
La salud de los trabajadores está en franco deterioro ¿Cuánto cuesta a veces conseguir turno con un médico?, ¿cuánto, destinar del sueldo para comprar medicamentos? Sin embargo, en este ámbito se mueven cifras millonarias, aunque no de parte del médico, ni del paciente. Sino que son las prepagas, las obras sociales, etc. las que tienen inmensos lucros con la salud.
Por eso, nadie quiere perderse una porción de esta torta. Por ejemplo, a través, de la Superintendencia de Servicios de Salud (SSS), Macri anunció el reintegro de 30 mil millones de pesos a las obras sociales de los sindicatos (1). Todo, a cambio de que no se convoque una huelga general y los sindicatos eviten cualquier conflictividad. Como se puede ver, en esta última parte del año, los gordos de la CGT brillaron por su ausencia.
… ¿por qué no me lo dan?
En el último mes, se estuvo negociando entre la SSS y la CTEP (Confederación de Trabajadores de la Economía Popular) la constitución de una obra social “piquetera” (Ostep: Obra social de los Trabajadores de la Economía Popular). Ésta agruparía a diferentes trabajadores precarizados: cooperativistas, recicladores, etc. y puede convertirse rápidamente en la obra social más grande de la Argentina. Se proyecta que tendría más de 2 millones de afiliados. Piense un segundo en todo el dinero que manejaría.
El gran problema de esta nueva obra social es que se asienta en la precarización laboral. Bajo el título de “monotributista social” o “cooperativista” se esconden muchos trabajadores que realizan la misma actividad que uno de convenio. Por ejemplo, los recicladores, mantenimiento de plazas, etc. en realidad son trabajadores del Estado que están precarizados. En vez de luchar por su pase a planta, su inclusión en su gremio y su obra social, este acuerdo les otorga acorde a su trabajo “de segunda”, una obra social “de segunda”.
Al mismo tiempo, salen beneficiados los negociados de las grandes obras sociales. Comercio y UOCRA aglutinan una gran parte de monotributistas sociales. Al crear este circuito de salud “de segunda”; permite que sean expulsados del sistema de ambos gremios. Un trabajador que aporta poco no es rentable.
Algunas conclusiones
El acuerdo por la nueva obra social es parte de la política que el macrismo ha llevado todo el año: comprar con migajas a las direcciones sindicales y a las de los movimientos sociales. El Movimiento Evita (que dirige la CTEP) no es la excepción. Llevan una política de adaptación al Estado. Entregan la lucha de unos de los sectores más golpeados por el ajuste, para hacer negociados.
Debe ser tarea del conjunto de los trabajadores, la lucha por una buena salud pública. Que no existan circuitos ni “de primera”, ni “de segunda” donde se haga diferencia de quiénes acceden. Las distintas obras sociales actualmente son eso. Por este motivo debemos organizarnos y luchar por una única salud publica estatal y de calidad que esté garantizada para todos, eliminando a los traidores que están dispuestos a negociar con nuestras necesidades.
(1) De ellos, en agostó les entregó directamente 2,7 mil millones. Al mismo tiempo que 14 mil millones iban para comprar bonos que en noviembre dieron 950 millones como dividendo para los sindicatos. Infobae, 17/11/16