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Nos dejó nuestra querida compañera Gabriela Bardaro, Gaby

Luego de varios días de terapia intensiva, por un problema pulmonar que en el Hospital Muñiz intentaron infructuosamente descubrir, falleció nuestra compañera Gaby.

Con 47 años, se había sumado a la militancia en las históricas jornadas del 2001. Madre de dos hijas –Nahir y Malena- que hoy nos acompañan en el PSTU, tuvo que enfrentar el temprano fallecimiento del padre de las niñas. Como tantas trabajadoras, fue cabeza de hogar, sostuvo y educó a sus hijas. Y encontró tiempo y agallas para dedicarle a la militancia revolucionaria.
Activista docente y luchadora –“guerrera”, como la definíamos todos-, era actualmente prosecretaria gremial de SUTEBA Matanza.
A continuación, un recuerdo de Roberto García, compañero de militancia de Gaby.

Un recuerdo me golpea el pecho. En las históricas jornadas de diciembre del 2001, Gaby con la cara tapada y los ojos rojos por los gases protegiéndome y gritándome que me vaya para atrás, mientras tiraba piedras y cuidaba la columna del SUTEBA Matanza.
Asi era… preocupada e inflexible por las disputas en llevar adelante la política de clase en las marchas del Ni una menos y los Encuentros de la Mujer.
Para sus alumnas era una referencia, era una profesora diferente, era el refugio frente a la violencia, el abuso o la marginación.
Corazón morenista que se enojaba pero nunca se iba, polémica ardiente, con razón o sin razón, siempre estaba dispuesta a contribuir a su partido. Alma roja.
Los compañeros de otros partidos la respetaban, porque era franca y frontal, apasionada hasta con la enfermedad que la consumía. Todo avance de la burocracia en su escuela o en su querido corredor de Villegas era personal; y volvía y volvía a la carga.
Hoy se nos llenan los teléfonos de recuerdos y anécdotas, como se nos llena el corazón de orgullo porque es nuestra, de su y nuestro partido, el PSTU.
El dolor enorme que sentimos como revolucionarios no nos agota ni nos pone de rodillas. No se termina nada. Los revolucionarios no tenemos cielo, a ese cielo lo queremos en la tierra, pero tenemos historia, tradición, que la hacen no solo los viejos maestros, la hacen los trabajadores con sus luchas y sobre todo esa rara raza de lo que somos, los que queremos que el mundo deje de ser así.
Ya no estás con nosotros, y eso es inexorable. Pero tu equipo, tu zona, tu partido, llevan de vos algo tangible, material: el ejemplo que se traduce en acción.
Y no vamos a bajar los brazos. Como nuestros muertos y como vos en otra medida no los bajaste.
Hoy no tenemos consuelo. Mañana la seguimos, tu recuerdo nos empuja.
Gaby: ¡Hasta el socialismo, siempre!

Roberto