El fin de semana del 2 y 3 de septiembre, la Corriente Federal de Trabajadores (CFT), que dirige Sergio Palazzo,
realizó su 2° Encuentro Nacional de Mujeres Sindicalistas. Las organizadoras cuentan que cerca de mil mujeres de
90 gremios se dieron cita en el Encuentro, al que dividieron en tres grandes comisiones de debate y que tuvo como invitados a los dirigentes sindicales varones de la corriente.
El Encuentro, hacía un llamado amplio a la participación de compañeras que no estaban agrupadas en la CFT o que
pertenecieran a otras centrales. Según las dirigentes sindicales, se debatirían los puntos programáticos y de reivindicaciones que se llevarían luego a los ámbitos gremiales, como por ejemplo la violencia desde todas sus perspectivas, la representación política y sindical de las mujeres, y la desigualdad laboral y salarial.
Hasta aquí, el Encuentro hubiera sido muy bueno y una herramienta que estaba ausente para las trabajadoras. Pero lamentablemente no pudo cumplir esa función.
Si bien estaba llamado como un espacio político gremial delimitado, y donde la Corriente Federal tiene todo el derecho a propagandizar su programa, un encuentro que sólo propone reivindicar al gobierno de Cristina
y llamar a votar a Unidad Ciudadana, no es lo que las trabajadoras necesitamos.
La conclusión del fin de semana, no fue convocar a realizar el Primer Encuentro Nacional de Mujeres Trabajadoras,
organizado por la CGT y las CTA, que tanta falta hace, encuentro que podría ayudar mucho para establecer las reivindicaciones específicas del movimiento obrero femenino, y que obligaría a “los dirigentes” a que empiecen a colocar nuestros problemas en la agenda de lucha de las centrales.
Si la Corriente Federal se diera este objetivo, bien podría impulsarlo, junto a los espacios gremiales que componen el colectivo Ni una Menos y a las CTAs, que representan grandes gremios de mujeres.
Un Encuentro con muchas contradicciones
Como espacio político la CFT tiene un programa de reivindicaciones que toma de programas de la CGT anteriores, (escritos en momentos de grandes luchas del movimiento obrero), como son los de La Falda, de Huerta Grande, de la CGT de los Argentinos y de los 26 puntos de la CGT Ubaldini. Por eso contienen reivindicaciones importantes y de enfrentamiento al imperialismo, como el planteo de suspender o de no pagar la deuda externa.
Así la CFT constituyó sus 26 puntos programáticos, al que este Encuentro le agregó el Punto 27: “Vivas, libres e iguales nos queremos. Se requieren políticas públicas (de los tres Poderes del Estado) destinadas a: I) eliminar todo tipo o modalidad de violencia, tanto simbólica como física, hacia la mujer y II) eliminar cualquier motivo que obstaculice o discrimine a la mujer en el ámbito social, económico, laboral, cultural y/o político. Abordar la prevención y concientización social en ambos aspectos. Entendiendo desde un sentido transversal la perspectiva
de género, este programa en su totalidad será siempre entendido, interpretado y aplicado con dicha visión.”
Las contradicciones surgen, cuando la presentación de este punto está a cargo de la expresidenta Cristina Kirchner,
que habló a las trabajadoras presentes y asumió el programa como propio, dándoles a entender que las mujeres empresarias (como es ella) pueden hacer algo por nosotras, las trabajadoras. Una mujer que, al mando del país, no pudo bajar los niveles de violencia machista (pese a la sanción de la Ley de Violencia en ese período), que contradiciendo el propio programa de la CFT pagó millones de dólares de deuda externa y destinó menos de $1 anual
por mujer para combatir la violencia. Una presidente que impidió la legalización del aborto, que redujo el presupuesto en salud cuando las laburantes llevan a sus hijos a los hospitales públicos.
Hoy, una “opositora” que ve peligrar su caudal electoral en la provincia de Buenos Aires y entonces en una carta pública, pide para sí todos los votos que no van para Macri. Pero no organiza su fuerza militante para imponer el tan necesario Paro General que las mujeres pidieron a gritos en el propio Encuentro.
Trabajadoras y trabajadores al frente de la lucha
Desde el PSTU decimos que las trabajadoras no podemos esperar nada de las empresarias y políticas patronales, denunciamos en estas páginas que Vidal reprimió sin miramientos a las obreras de Pepsico, que Patricia Bullrich defiende los intereses de Benetton a costa del dolor de la madre de Santiago Maldonado y un largo etcétera.
Así es que, a pesar de participar y debatir todos los años en el Encuentro Nacional de Mujeres, sostenemos que no
es sólo con la lucha de las mujeres que podremos terminar con la opresión. Que ese Encuentro que abre las puertas a “todas las mujeres”, sin excluir a las que son parte de aplicar el ajuste que sufrimos las laburantes, no es el camino para la lucha.
Por eso, la iniciativa de la CFT debe ir más allá de las intenciones electorales de sus dirigentes. El Encuentro de
Mujeres Sindicalistas debería haber impulsado dar la pelea en el próximo Confederal de la CGT para que se agreguen nuestras problemáticas al pliego de reclamos, se llame ¡ya! al Paro General para combatir la violencia machista y la desaparición de nuestras chicas, la CGT nos convoque a todas las trabajadoras a debatir nuestros problemas, para poder crear las Secretarías de Mujeres en todos los sindicatos y en la propia Central y así de manera común, con nuestros compañeros salir a luchar contra el ajuste de Macri, que en las espaldas nuestras duele mucho más.