Cuando la juventud se planta
Ya hemos aprendido, aunque no nos lo permitan discutir en las aulas, que Macri no vino al Gobierno a mejorar la educación, el laburo, para construir las viviendas que nos faltan, o poner en pie los hospitales públicos. Desde que asumió, con los dictados del imperialismo, viene aplicando ajuste, despidos y represión.
Con la desaparición de Maldonado quieren crear un enemigo interno, meter miedo y amedrentar a todo el que sale a protestar. Que nos quedemos con miedo en nuestras casas, resignados a lo que pasa en la calle, en las escuelas y en los laburos.
Pero la gente no se queda sentada y con miedo. No se come el verso de que a Santiago lo mató un puestero, o que se fue a Chile para generarle crisis al gobierno. Los trabajadores, los jóvenes, hombres y mujeres tenemos memoria y no nos callamos. Y salimos a la calle cientos de miles a exigir su aparición, que se vaya Bullrich y que paguen los responsables. Y aunque el Gobierno y los medios de comunicación afines quieran tapar la tamaña movilización del 1° con una represión guionada, no nos tragamos el cuento.
Por eso los estudiantes secundarios salen a la calle. Porque no se van a dejar aplastar por un Gobierno cobarde que los quiere mandar a laburar gratis a empresas privadas. Que quiere que sean mano de obra gratis para reemplazar trabajadores despedidos, como si fueran material descartable. Las escuelas se caen a pedazos, están infectadas de ratas y cucarachas, y el Gobierno quiere definir puntajes a las escuelas para brindarles el presupuesto que se merecen. Otra farsa de la meritocracia. El que no tiene para comer, no puede pensar, y en una escuela sin recursos el docente tampoco puede enseñar. Quieren embelesarnos con la “escuela del futuro”, cuando no garantizan en el presente una educación pública de calidad.
Es preciso unificar y coordinar las luchas. Se multiplican las tomas de escuelas, ya movilizamos al Ministerio de Educación y el Gobierno aún no nos abre las puertas al diálogo. Tenemos que seguir sumando fuerza. Debemos avanzar en la coordinación con nuestros docentes, quienes también recibirán un golpe si se avanza en la reforma. Y acercarnos a las centrales de trabajadores, CGT y CTA a exigir que se pronuncien a favor de nuestra lucha, y llamen a un gran paro nacional en defensa de la educación pública, contra as reformas educativa, laboral y previsional y por la aparición inmediata de Santiago Maldonado. No podemos dividirnos entre jóvenes y trabajadores. La lucha es una sola y todos tenemos un ene- migo en común a derrotar, el Gobierno Nacional