El nivel de juego de la selección argentina de fútbol preocupa a millones de trabajadores que a través de la industria de este deporte logran algún tipo de distracción ante los problemas cotideanos con la falta de trabajo, el salario, la inflación, las condiciones de vida y laborales, etc. Pero más allá de los debates en las fábricas y oficinas si Messi rinde o no rinde, se esconde un mundo de millones de dólares en juego para todos sus actores, jugadores, dirigentes, políticos y empresarios. Es el mundo capitalista del deporte al que poco le importa el juego alegre y competitivo sano, sino el frío resultado. Si se gana, jugosos negocios y ganancias, si se pierde, no se gana lo pretendido, no dejando nada en beneficio de las estructuras deportivas que más deberían importar para el desarrollo de millones de niños y jóvenes.
La selección podrá o no clasificarse para el Mundial 2018, pero el objetivo de esta nota no es hablar de fútbol, sino de lo que significa para el capitalismo las millonarias ganancias que les genera esta industria, que se apropió de un deporte: el fútbol. que en su origen nació y se viralizó en la clase obrera. Veamos una síntesis de quienes se benefician:
Los jugadores: Argentina es generadora de grandes jugadores de fútbol, pero con un fenómeno: el objetivo de ingresar de éstos deportistas al gran negocio mundial. A junio 2016, el valor de mercado de los integrantes de la selección era colosal, ascendía a U$S 586 millones. Por ejemplo, el valor de Messi se calculaba en U$S 131 millones, y el de Higuaín, en U$S 82 millones. El brasileño Neymar, del Barcelona, se transfirió recientemente a un club francés en más de 200 millones de euros. Valores obscenos si los comparamos con los salarios de millones de trabajadores ocupados y desocupados en nuestro país. Jugadores con niveles de vida impensables que explicarían en parte que el valor por la camiseta de sus clubes y de su selección son relativos, y por ahí habría que buscar las causas de su bajo rendimiento colectivo e individual al estar pensando en sus grandes inversiones. Deportistas capitalistas que no tienen ningún problema en hacer ostentación de sus fortunas, potenciadas por los contratos de publicidad, como el caso de Leonel Messi, que viaja a casarse en Rosario derrochando millones de pesos en festejos acompañados por jugadores mundiales y dirigentes en aviones personales, con lujosos vestidos y trajes . Una ofensa a las clases oprimidas de Rosario y alrededores, emprobrecidas, sin trabajo y a merced de sus explotadores y el narcotráfico.
Dirigentes: La historia de las mafias de Grondona y sus herederos actuales también muestra que su objetivo es el gran negocio personal, sin importar el desarrollo del deporte a nivel social. Una AFA quebrada, clubes endeudados, jugadores de varias categorías con atraso salarial es el resultado del fútbol capitalista. No es casual que con el Plan Macri, hayan inventado la “Superliga” para beneficio de clubes elitistas al servicio de la privatización de las transmisiones a favor de Turner y Fox Sport, percibiendo jugosos derechos y comisiones.
Empresarios: En primer lugar el gran negocio de los medios y sus periodistas panelistas truchos, y como denunciamos en AS Nº 138, los dos monopolios de las comunicaciones recibirán $3.000 millones anuales por las transmisiones, de los cuales una parte va para la AFA. Millonarias ganancias multiplicadas además por los derechos de publicidad y marketing con la camiseta argentina, y la participación en torneos a cambio de millones de dólares sin control. Recordemos simplemente el mundial de Brasil: la FIFA ganó U$S 4.000 millones y los empresarios de la construcción contentos con los jugosos negocios corruptos por infraestructuras que ahora no se pueden mantener.
Políticos y burócratas sindicales: los resultados futboleros juegan de distracción ante las crisis económicas y brutales condiciones de explotación de los trabajadores y el pueblo. De ahí también la intervención del gobierno de Cristina y ahora de Macri en el control del negocio futbolero. Los políticos patronales y burócratas sindicales necesitan la ayuda de las grandes mafias deportivas que les aportan patotas y número tanto para sus movidas electorales como para sus negocios turbios.
Reiteramos, aunque suena utópico para el capitalismo: estamos a favor del fútbol amateur, con un Estado que no beneficie a jugadores y dirigentes millonarios sino a los casi 4000 clubes futboleros como lugar de esparcimiento y alentando y promocionando el deporte a los niños y jóvenes, como para lo que fueron creados hace decenas de años. Luchar por esto y contra la corrupción capitalista es marchar hacia la salida socialista.
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26-06-2016 – Diario el Cronista